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Llevamos tanto tiempo hablando del arma rusa más letal que parecía que Ucrania se había dormido. Su respuesta se llama Liutyi

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Llevamos tanto tiempo hablando del arma rusa más letal que parecía que Ucrania se había dormido. Su respuesta se llama Liutyi

Si los drones se han convertido en los protagonistas de la guerra de Ucrania, el modelo que ha marcado la ofensiva de Rusia no ofrece dudas: los shaheds de origen iraní, luego reconvertidos en diferentes versiones ensambladas en Moscú, son la base de las ofensivas de Rusia. ¿Y en Ucrania? Allí también llevan tiempo perfeccionando un dispositivo que se ha convertido en clave para los ataques a objetivos críticos del enemigo.

El arma estratégica de Ucrania. Sí, Kiev, consciente de su menor capacidad industrial y de recursos, ha optado por un enfoque diferente: emplear ataques quirúrgicos con drones de fabricación propia contra objetivos estratégicos profundamente situados en territorio ruso.

La joya de esta estrategia es el AN-196 Liutyi, un sistema de munición merodeadora diseñado para alcanzar con precisión instalaciones críticas de logística militar, refinerías de petróleo, bases aéreas y centros industriales esenciales para el esfuerzo bélico ruso.

Desarrollo y características técnicas. El dron Liutyi comenzó a desarrollarse en 2022 por Antonov en colaboración con Ukroboronprom, concebido como un vehículo de ataque unidireccional de largo alcance. La primera versión pesaba entre 250 y 300 kilos, medía 4,4 metros de largo con una envergadura de 6,7, y se impulsaba con un motor de gasolina que movía una hélice trasera.

Incorporaba un diseño con cola en V para mejorar estabilidad y aerodinámica, y cargaba inicialmente con 50 kilos de explosivos a un alcance de 1.000 km. Las versiones más recientes han duplicado prácticamente sus prestaciones: capacidad de carga aumentada a 75 kilos y un alcance de hasta 2.000 km, por un coste unitario estimado en 200.000 dólares, cifra mayor que la de los Shahed pero aún muy inferior a la de un misil de crucero.

Y más. Su navegación combina sistemas inerciales y satelitales en la fase inicial, mientras que en la aproximación final recurre a visión artificial para ejecutar trayectorias evasivas, esquivar defensas y golpear con precisión.

Primeros despliegues operativos. La utilización del Liutyi se hizo visible en 2024 con ataques profundos en territorio ruso. En enero, un ataque contra un depósito de petróleo en San Petersburgo fue atribuido al dron, al igual que el ataque de marzo contra la refinería de Ryazan que provocó un gran incendio.

En junio, la base aérea de Mozdok, en Osetia del Norte, que alberga bombarderos Tu-22M3 y cazas MiG-31, también fue golpeada. Estos incidentes demostraron que Ucrania estaba en condiciones de proyectar poder a cientos de kilómetros de la línea del frente.

Expansión de su papel. Las versiones mejoradas del Liutyi comenzaron a usarse de forma masiva este año. El 13 de marzo, un ataque alcanzó un centro de control de gasoductos en Sarátov, afectando al sector energético ruso. En abril, varias oleadas de Liutyi impactaron la base de la 112.ª Brigada de Misiles en Shuya, destruyendo instalaciones de mando y barracones.

En julio, dos Liutyi penetraron 1.400 kilómetros hasta Izhevsk, donde golpearon la planta Kupol, productora de sistemas antiaéreos Tor-M y drones Harpiya, causando daños significativos. Ese mismo mes, distintos vídeos documentaron ataques contra objetivos en la región de Leningrado, en la ciudad de Pensa y en el aeropuerto de Sochi, donde un depósito de combustible fue alcanzado. Estos golpes han tenido un doble efecto: desorganizar la logística rusa y obligar al Kremlin a destinar recursos a la defensa de la retaguardia.

Respuesta internacional. Pese a sus éxitos, Ucrania enfrenta la desventaja de no poder fabricar Liutyi en cantidades comparables a la producción masiva de Shahed por parte de Rusia. El apoyo externo es, por tanto, crucial: Alemania ha comprometido inversiones para producir 500 unidades adicionales, lo que permitirá mantener el ritmo de operaciones.

Así todo, la estrategia ucraniana seguirá basada en el uso selectivo de estos drones, con énfasis en ataques de precisión y no en saturación. Para mantener su efectividad, el Liutyi deberá adaptarse continuamente, incorporando avances en inteligencia artificial, visión por computadora y resistencia a contramedidas electrónicas.

Papel estratégico en la guerra. En resumen, aunque menos conocido que los Shahed, el Liutyi se ha convertido en un símbolo de la capacidad ucraniana de innovar y golpear en profundidad, erosionando la percepción de seguridad en el interior de Rusia. Sus ataques han afectado instalaciones energéticas, refinerías, plantas industriales y bases aéreas, debilitando infraestructuras críticas y forzando a Moscú a dispersar sus defensas.

De este modo, el dron no solo compensa (en parte) la inferioridad material ucraniana frente a la industria militar rusa, sino que también abre un nuevo frente psicológico y estratégico al demostrar que ninguna zona de Rusia está fuera de alcance. Así, todo indica que su papel seguirá ampliándose en los próximos meses, consolidándose como una de las armas clave en la estrategia de resistencia y contraofensiva de Ucrania.

Imagen | Open source

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fue publicada originalmente en

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Miguel Jorge

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​Si los drones se han convertido en los protagonistas de la guerra de Ucrania, el modelo que ha marcado la ofensiva de Rusia no ofrece dudas: los shaheds de origen iraní, luego reconvertidos en diferentes versiones ensambladas en Moscú, son la base de las ofensivas de Rusia. ¿Y en Ucrania? Allí también llevan tiempo perfeccionando un dispositivo que se ha convertido en clave para los ataques a objetivos críticos del enemigo.

El arma estratégica de Ucrania. Sí, Kiev, consciente de su menor capacidad industrial y de recursos, ha optado por un enfoque diferente: emplear ataques quirúrgicos con drones de fabricación propia contra objetivos estratégicos profundamente situados en territorio ruso.

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Desarrollo y características técnicas. El dron Liutyi comenzó a desarrollarse en 2022 por Antonov en colaboración con Ukroboronprom, concebido como un vehículo de ataque unidireccional de largo alcance. La primera versión pesaba entre 250 y 300 kilos, medía 4,4 metros de largo con una envergadura de 6,7, y se impulsaba con un motor de gasolina que movía una hélice trasera.

Incorporaba un diseño con cola en V para mejorar estabilidad y aerodinámica, y cargaba inicialmente con 50 kilos de explosivos a un alcance de 1.000 km. Las versiones más recientes han duplicado prácticamente sus prestaciones: capacidad de carga aumentada a 75 kilos y un alcance de hasta 2.000 km, por un coste unitario estimado en 200.000 dólares, cifra mayor que la de los Shahed pero aún muy inferior a la de un misil de crucero.

Y más. Su navegación combina sistemas inerciales y satelitales en la fase inicial, mientras que en la aproximación final recurre a visión artificial para ejecutar trayectorias evasivas, esquivar defensas y golpear con precisión.

Primeros despliegues operativos. La utilización del Liutyi se hizo visible en 2024 con ataques profundos en territorio ruso. En enero, un ataque contra un depósito de petróleo en San Petersburgo fue atribuido al dron, al igual que el ataque de marzo contra la refinería de Ryazan que provocó un gran incendio.

En junio, la base aérea de Mozdok, en Osetia del Norte, que alberga bombarderos Tu-22M3 y cazas MiG-31, también fue golpeada. Estos incidentes demostraron que Ucrania estaba en condiciones de proyectar poder a cientos de kilómetros de la línea del frente.

Expansión de su papel. Las versiones mejoradas del Liutyi comenzaron a usarse de forma masiva este año. El 13 de marzo, un ataque alcanzó un centro de control de gasoductos en Sarátov, afectando al sector energético ruso. En abril, varias oleadas de Liutyi impactaron la base de la 112.ª Brigada de Misiles en Shuya, destruyendo instalaciones de mando y barracones.

En julio, dos Liutyi penetraron 1.400 kilómetros hasta Izhevsk, donde golpearon la planta Kupol, productora de sistemas antiaéreos Tor-M y drones Harpiya, causando daños significativos. Ese mismo mes, distintos vídeos documentaron ataques contra objetivos en la región de Leningrado, en la ciudad de Pensa y en el aeropuerto de Sochi, donde un depósito de combustible fue alcanzado. Estos golpes han tenido un doble efecto: desorganizar la logística rusa y obligar al Kremlin a destinar recursos a la defensa de la retaguardia.

Respuesta internacional. Pese a sus éxitos, Ucrania enfrenta la desventaja de no poder fabricar Liutyi en cantidades comparables a la producción masiva de Shahed por parte de Rusia. El apoyo externo es, por tanto, crucial: Alemania ha comprometido inversiones para producir 500 unidades adicionales, lo que permitirá mantener el ritmo de operaciones.

Así todo, la estrategia ucraniana seguirá basada en el uso selectivo de estos drones, con énfasis en ataques de precisión y no en saturación. Para mantener su efectividad, el Liutyi deberá adaptarse continuamente, incorporando avances en inteligencia artificial, visión por computadora y resistencia a contramedidas electrónicas.

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De este modo, el dron no solo compensa (en parte) la inferioridad material ucraniana frente a la industria militar rusa, sino que también abre un nuevo frente psicológico y estratégico al demostrar que ninguna zona de Rusia está fuera de alcance. Así, todo indica que su papel seguirá ampliándose en los próximos meses, consolidándose como una de las armas clave en la estrategia de resistencia y contraofensiva de Ucrania.

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