Ciencia y Tecnología
El cielo de China nos acaba de dar otra pista de su ambición aérea. Un avión tan radical que cuesta adivinar su función

En el mes de junio unas imágenes en el cielo de China se viralizaron. Aparecía en escena el futuro caza furtivo de la nación, el J-36, y lo hacía de forma nítida dejando tras de sí pistas e indicios de una ambición técnica más que notable. Ahora, un mes después, acaba de aparecer otra figura hondeando el cielo de Pekín.
Pero esta vez parece otra cosa.
Un nuevo dispositivo sin cola. Sí, imágenes recientes han revelado la existencia de un nuevo aparato furtivo de combate en fase de pruebas en China, cuyo diseño sin cola ha despertado dudas sobre si se trata de un avión tripulado de sexta generación o de un dron de combate avanzado con funciones de “loyal wingman”. Aunque no está claro si la aeronave cuenta con cabina, el modelo presenta rasgos propios de un diseño de gran envergadura, posiblemente tripulado, con fuselaje ancho y capacidad significativa de combustible y armamento interno.
La ausencia de superficies verticales de cola, las alas en configuración con borde de fuga en forma de “W” y la integración de entradas de aire gemelas sugieren un esfuerzo por maximizar la furtividad. El tren de aterrizaje delantero de doble rueda y la sonda de datos en el morro apuntan a una fase temprana de pruebas, pero también a un diseño de peso considerable, incluso apto para operaciones en portaaviones.
Posibilidades. El hecho de que el aparato muestre características similares al Chengdu J-36, pero en un formato aparentemente más compacto, ha llevado a especular que podría tratarse de un competidor directo del Shenyang J-XDS/J-50, como parte de la pugna entre las dos principales casas aeronáuticas de China. Esta hipótesis cobra sentido si se considera que el J-36, por su tamaño y concepción, no compite en el mismo segmento que el J-XDS.
Un derivado más pequeño, bimotor y optimizado como caza de misión más tradicional, encajaría dentro de los planes de Chengdu para diversificar su gama y rivalizar directamente con Shenyang. También se baraja la posibilidad de que se trate de un diseño optimizado para portaaviones o de un caza de sexta generación en versión media, aunque la escala del aparato no puede determinarse con las imágenes disponibles.
Otra imagen del nuevo aparato
La alternativa de un dron. Otra interpretación apunta a que este modelo podría ser uno de los varios proyectos chinos inspirados en el programa estadounidense de aviones colaborativos de combate (CCA). En ese caso, no sería un avión tripulado sino un UCAV de altas prestaciones con autonomía avanzada, diseñado tanto para operar en conjunto con cazas tripulados como para misiones independientes de largo alcance.
Expertos como Andreas Rupprecht han identificado similitudes y diferencias con otros diseños “sin cola” detectados recientemente, lo que refuerza la idea de que China desarrolla simultáneamente múltiples prototipos de drones furtivos, conocidos informalmente como “tazas de té”, en contraste con los cazas tripulados apodados “teteras”. La diversidad de configuraciones (desde deltas modificados hasta alas en diamante y configuraciones mixtas) sugiere que el país experimenta con varias soluciones antes de consolidar una flota operativa.
Pruebas e indicios. Plus: la revelación de este nuevo avión coincide con imágenes satelitales tomadas en Yangfang, cerca de Pekín, donde se identificaron al menos cinco diseños distintos de drones CCA en preparación para el desfile del 3 de septiembre, con motivo del 80 aniversario de la victoria sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos se aprecian modelos de 9 a 12 metros de longitud, algunos sin cola y otros con configuraciones más tradicionales, camuflados parcialmente bajo lonas.
La misma base también alberga lanzadores de misiles balísticos y UCAVs ya conocidos, como el GJ-11 Sharp Sword, lo que refuerza la idea de que el desfile servirá para exhibir públicamente la nueva generación de sistemas de combate no tripulados. En paralelo, otro fuselaje de gran tamaño apareció en la planta de Shenyang, con un diseño en delta modificado, lo que añade más incógnitas sobre los distintos programas en curso.
China vs EEUU. Lo hemos contado. El ritmo acelerado de la industria aeroespacial militar china es innegable, y este nuevo avión (sea o no tripulado) demuestra la capacidad de Pekín de generar sorpresa estratégica de manera recurrente. En este terreno, la comparación con Washington es inevitable: la Fuerza Aérea estadounidense desarrolla actualmente los YFQ-42A de General Atomics y YFQ-44A de Anduril, con vuelos previstos para el próximo año y con un planteamiento basado en ciclos iterativos de diseño y despliegue.
China parece estar emulando este modelo, multiplicando prototipos y avanzando rápidamente en autonomía, IA y capacidades de enjambre. Los cazas biplaza J-20S han sido perfilados como controladores de enjambres de drones, mientras que aviones de alerta temprana KJ-500 o bombarderos H-6 están destinados a convertirse en nodos clave de esta red colaborativa tripulado-no tripulado.
La importancia estratégica. Aunque aún no se sabe con certeza si el nuevo avión es un caza de sexta generación o un UCAV avanzado, lo cierto es que China está desarrollando una gama de plataformas que van desde drones desechables hasta sistemas furtivos de largo alcance. De confirmarse que se trata de un avión no tripulado, el modelo podría constituir una versión más potente y autónoma que el GJ-11, con capacidad para acompañar a los futuros H-20, J-36 y H-6 en misiones de gran radio de acción.
Si en cambio se tratase de un nuevo caza tripulado, se consolidaría la rivalidad industrial entre Shenyang y Chengdu y reforzaría el salto de China hacia una flota diversificada de sexta generación. En ambos casos, el mensaje es claro: Pekín acelera su avance en tecnologías de combate aéreo y busca reducir la brecha con Occidente, posicionándose como potencia capaz de combinar aviación furtiva, IA y operaciones colaborativas en un solo ecosistema de guerra aérea del futuro.
Imagen | X
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La noticia
El cielo de China nos acaba de dar otra pista de su ambición aérea. Un avión tan radical que cuesta adivinar su función
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Miguel Jorge
.
En el mes de junio unas imágenes en el cielo de China se viralizaron. Aparecía en escena el futuro caza furtivo de la nación, el J-36, y lo hacía de forma nítida dejando tras de sí pistas e indicios de una ambición técnica más que notable. Ahora, un mes después, acaba de aparecer otra figura hondeando el cielo de Pekín.
Pero esta vez parece otra cosa.
Un nuevo dispositivo sin cola. Sí, imágenes recientes han revelado la existencia de un nuevo aparato furtivo de combate en fase de pruebas en China, cuyo diseño sin cola ha despertado dudas sobre si se trata de un avión tripulado de sexta generación o de un dron de combate avanzado con funciones de “loyal wingman”. Aunque no está claro si la aeronave cuenta con cabina, el modelo presenta rasgos propios de un diseño de gran envergadura, posiblemente tripulado, con fuselaje ancho y capacidad significativa de combustible y armamento interno.
La ausencia de superficies verticales de cola, las alas en configuración con borde de fuga en forma de “W” y la integración de entradas de aire gemelas sugieren un esfuerzo por maximizar la furtividad. El tren de aterrizaje delantero de doble rueda y la sonda de datos en el morro apuntan a una fase temprana de pruebas, pero también a un diseño de peso considerable, incluso apto para operaciones en portaaviones.
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Un derivado más pequeño, bimotor y optimizado como caza de misión más tradicional, encajaría dentro de los planes de Chengdu para diversificar su gama y rivalizar directamente con Shenyang. También se baraja la posibilidad de que se trate de un diseño optimizado para portaaviones o de un caza de sexta generación en versión media, aunque la escala del aparato no puede determinarse con las imágenes disponibles.
Otra imagen del nuevo aparato
La alternativa de un dron. Otra interpretación apunta a que este modelo podría ser uno de los varios proyectos chinos inspirados en el programa estadounidense de aviones colaborativos de combate (CCA). En ese caso, no sería un avión tripulado sino un UCAV de altas prestaciones con autonomía avanzada, diseñado tanto para operar en conjunto con cazas tripulados como para misiones independientes de largo alcance.
Expertos como Andreas Rupprecht han identificado similitudes y diferencias con otros diseños “sin cola” detectados recientemente, lo que refuerza la idea de que China desarrolla simultáneamente múltiples prototipos de drones furtivos, conocidos informalmente como “tazas de té”, en contraste con los cazas tripulados apodados “teteras”. La diversidad de configuraciones (desde deltas modificados hasta alas en diamante y configuraciones mixtas) sugiere que el país experimenta con varias soluciones antes de consolidar una flota operativa.
Pruebas e indicios. Plus: la revelación de este nuevo avión coincide con imágenes satelitales tomadas en Yangfang, cerca de Pekín, donde se identificaron al menos cinco diseños distintos de drones CCA en preparación para el desfile del 3 de septiembre, con motivo del 80 aniversario de la victoria sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos se aprecian modelos de 9 a 12 metros de longitud, algunos sin cola y otros con configuraciones más tradicionales, camuflados parcialmente bajo lonas.
La misma base también alberga lanzadores de misiles balísticos y UCAVs ya conocidos, como el GJ-11 Sharp Sword, lo que refuerza la idea de que el desfile servirá para exhibir públicamente la nueva generación de sistemas de combate no tripulados. En paralelo, otro fuselaje de gran tamaño apareció en la planta de Shenyang, con un diseño en delta modificado, lo que añade más incógnitas sobre los distintos programas en curso.
China vs EEUU. Lo hemos contado. El ritmo acelerado de la industria aeroespacial militar china es innegable, y este nuevo avión (sea o no tripulado) demuestra la capacidad de Pekín de generar sorpresa estratégica de manera recurrente. En este terreno, la comparación con Washington es inevitable: la Fuerza Aérea estadounidense desarrolla actualmente los YFQ-42A de General Atomics y YFQ-44A de Anduril, con vuelos previstos para el próximo año y con un planteamiento basado en ciclos iterativos de diseño y despliegue.
China parece estar emulando este modelo, multiplicando prototipos y avanzando rápidamente en autonomía, IA y capacidades de enjambre. Los cazas biplaza J-20S han sido perfilados como controladores de enjambres de drones, mientras que aviones de alerta temprana KJ-500 o bombarderos H-6 están destinados a convertirse en nodos clave de esta red colaborativa tripulado-no tripulado.
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Si en cambio se tratase de un nuevo caza tripulado, se consolidaría la rivalidad industrial entre Shenyang y Chengdu y reforzaría el salto de China hacia una flota diversificada de sexta generación. En ambos casos, el mensaje es claro: Pekín acelera su avance en tecnologías de combate aéreo y busca reducir la brecha con Occidente, posicionándose como potencia capaz de combinar aviación furtiva, IA y operaciones colaborativas en un solo ecosistema de guerra aérea del futuro.
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– La noticia
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por
Miguel Jorge
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