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Ciencia y Tecnología

Bill Gates lleva años usando una potente herramienta para la creatividad y la innovación: la soledad

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Bill Gates lleva años usando una potente herramienta para la creatividad y la innovación: la soledad

La soledad tiene muy mala fama. Tal y como aseguraba la neurocientífica Nicole Vignola en una de sus conferencias, el sesgo de negatividad es muy potente cuando se habla de ella. Como recuerdan desde el Instituto Europeo de Psicología Positiva, “la soledad no es estar solo, es la habilidad de estar sin nadie”.

Sin embargo, la soledad intencionada y bien entendida, es el caldo de cultivo perfecto para dar forma a las grandes ideas y como herramienta para construir los cimientos de la autoconfianza y el equilibrio mental.

Muchos de los grandes logros tecnológicos, científicos o artísticos han sido posibles porque, en un momento dado, sus impulsores se han alejado de todo y de todos para concentrarse en dar forma a sus ideas. Sus cerebros solo necesitaban un poco de soledad.

Cuando lo urgente eclipsa a lo importante

En la actualidad se da más valor a lo que The New York Times denominaba “la cultura del ajetreo“, a tener la agenda del día a rebosar de tareas, en lugar de al verdadero lujo que es mantenerla totalmente vacía y destinar tiempo a pensar en lo realmente importante. ¿Cómo van a surgir ideas creativas e innovadoras si ni siquiera dedicamos tiempo a pensar sobre ellos y, por qué no, a divagar?

Ese superpoder de vaciar la agenda y destinar tiempo a reflexionar es algo que Bill Gates aprendió de su amigo y mentor Warren Buffet, tal y como confesó en una entrevista conjunta. La ciencia ha demostrado que dejar descansar a tu cerebro y no hacer nada es como soltar a tu cerebro en un parque de atracciones.

Estar solo

En ese contexto, la soledad es un gran aliado. Como se mostraba en la serie de Netflix ‘Bill Gates: Bajo la Lupa’, el millonario fundador de Microsoft se toma cada año una “semana de reflexión”, en la que se retira en absoluta soledad a un refugio en la naturaleza para leer, reflexionar y generar nuevas ideas. De acuerdo a lo publicado por The Wall Street Journal, de ahí surgieron iniciativas como el navegador de Microsoft Internet Explorer en 1995.

No ha sido el único, tal y como destacaba Susan Cain en The New York Times, “Steve Wozniak logró el trabajo [de unir los componentes del primer Apple] —el arduo trabajo de crear algo de la nada—, lo hizo solo. A altas horas de la madrugada, completamente solo”.

Algunas de las grandes obras maestras de la literatura o el arte han surgido del aislamiento intencionado de sus autores. De tomar distancia del ruidoso mundo y dejar que el cerebro deje de recibir estímulos externos que le distraen de lo que realmente importa: generar nuevas ideas.

La ciencia del éxito de estar a solas

La evidencia científica confirma lo que los grandes genios de la tecnología o el arte ya han demostrado. Incluso Séneca dedicó buena parte de sus Epístolas morales a Lucilio al noble arte de la reflexión en soledad y sus beneficios.

Según un estudio conjunto de las universidades de Michigan y Harvard, las personas altamente inteligentes suelen experimentar mayor satisfacción vital cuando reducen su frecuencia de interacción social. “Los participantes con coeficiente intelectual elevado manifestaban niveles mayores de satisfacción cuando su contacto social era más esporádico”.

Este hallazgo ha sido confirmado por investigaciones paralelas de la Universidad de Buffalo, que concluyen que las personas que disfrutan de la soledad de manera voluntaria muestran altos niveles de creatividad y autorreflexión.

Estar a solas

A solas con uno mismo

Según contaba a CNBC Joseph Jebelli, investigador postdoctoral en la Universidad de Washington y autor del libro The Brain at Rest’, pasar tiempo con uno mismo y dejar que el cerebro descanse sin estímulos ni condicionamientos externos podría ser clave en el desarrollo personal y profesional.

El experto asegura que no hay cantidad perfecta de soledad y depende de cada persona, pero señala que cuanto más valores esos momentos de soledad y autoreflexión, mejor será para tu cerebro porque más oportunidades tendrá de divagar y conectar ideas inconexas y conocimientos abstractos para generar una nueva.

Jebelli recomienda comenzar de forma sencilla y buscar de forma intencionada 10 minutos de soledad al día en un lugar tranquilo “donde no te molesten y aprovecha ese tiempo para sentarte y respirar. Este pequeño paso puede ayudar a que el cerebro entre en un estado de relajación y a iniciar el proceso de activación de la red neuronal por defecto“.

El neurocientífico no solo recomienda cuidar los momentos de soledad, sino también ser selectivos con los momentos de socialización, buscando que “sea una actividad significativa y de calidad. Muchos pasamos tiempo con personas con las que no deberíamos porque nos sentimos obligados”. Según Jebelli, esta socialización “tóxica” aumenta los niveles de cortisol en sangre haciendo que sean perjudiciales para la salud mental y física.

Cada vez más personas viajan solas o buscan retiros aislados como vía para reconectar consigo mismas y reducir la sobrestimulación social, según documenta El Confidencial. Este fenómeno se percibe como un acto de autoliderazgo y no de aislamiento negativo, y permite reforzar la autoestima y dotar a las personas de herramientas psicológicas para mejorar la forma en la que se enfrentan a los retos y problemas del día a día.

En Xataka | A Bill Gates le costó, pero lo aprendió: la ciencia sabe desde hace años que la adicción al trabajo hunde la productividad

Imagen | Unsplash (Chris Nagahama, Magnus Lindvall, Gaspar Zaldo), Flickr (World Bank Photo Collection)


La noticia

Bill Gates lleva años usando una potente herramienta para la creatividad y la innovación: la soledad

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Rubén Andrés

.

​La soledad tiene muy mala fama. Tal y como aseguraba la neurocientífica Nicole Vignola en una de sus conferencias, el sesgo de negatividad es muy potente cuando se habla de ella. Como recuerdan desde el Instituto Europeo de Psicología Positiva, “la soledad no es estar solo, es la habilidad de estar sin nadie”.

Sin embargo, la soledad intencionada y bien entendida, es el caldo de cultivo perfecto para dar forma a las grandes ideas y como herramienta para construir los cimientos de la autoconfianza y el equilibrio mental.

Muchos de los grandes logros tecnológicos, científicos o artísticos han sido posibles porque, en un momento dado, sus impulsores se han alejado de todo y de todos para concentrarse en dar forma a sus ideas. Sus cerebros solo necesitaban un poco de soledad.

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Cuando lo urgente eclipsa a lo importante

En la actualidad se da más valor a lo que The New York Times denominaba “la cultura del ajetreo”, a tener la agenda del día a rebosar de tareas, en lugar de al verdadero lujo que es mantenerla totalmente vacía y destinar tiempo a pensar en lo realmente importante. ¿Cómo van a surgir ideas creativas e innovadoras si ni siquiera dedicamos tiempo a pensar sobre ellos y, por qué no, a divagar?

Ese superpoder de vaciar la agenda y destinar tiempo a reflexionar es algo que Bill Gates aprendió de su amigo y mentor Warren Buffet, tal y como confesó en una entrevista conjunta. La ciencia ha demostrado que dejar descansar a tu cerebro y no hacer nada es como soltar a tu cerebro en un parque de atracciones.

En ese contexto, la soledad es un gran aliado. Como se mostraba en la serie de Netflix ‘Bill Gates: Bajo la Lupa’, el millonario fundador de Microsoft se toma cada año una “semana de reflexión”, en la que se retira en absoluta soledad a un refugio en la naturaleza para leer, reflexionar y generar nuevas ideas. De acuerdo a lo publicado por The Wall Street Journal, de ahí surgieron iniciativas como el navegador de Microsoft Internet Explorer en 1995.

No ha sido el único, tal y como destacaba Susan Cain en The New York Times, “Steve Wozniak logró el trabajo [de unir los componentes del primer Apple] —el arduo trabajo de crear algo de la nada—, lo hizo solo. A altas horas de la madrugada, completamente solo”.

Algunas de las grandes obras maestras de la literatura o el arte han surgido del aislamiento intencionado de sus autores. De tomar distancia del ruidoso mundo y dejar que el cerebro deje de recibir estímulos externos que le distraen de lo que realmente importa: generar nuevas ideas.

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La ciencia del éxito de estar a solas

La evidencia científica confirma lo que los grandes genios de la tecnología o el arte ya han demostrado. Incluso Séneca dedicó buena parte de sus Epístolas morales a Lucilio al noble arte de la reflexión en soledad y sus beneficios.

Según un estudio conjunto de las universidades de Michigan y Harvard, las personas altamente inteligentes suelen experimentar mayor satisfacción vital cuando reducen su frecuencia de interacción social. “Los participantes con coeficiente intelectual elevado manifestaban niveles mayores de satisfacción cuando su contacto social era más esporádico”.

Este hallazgo ha sido confirmado por investigaciones paralelas de la Universidad de Buffalo, que concluyen que las personas que disfrutan de la soledad de manera voluntaria muestran altos niveles de creatividad y autorreflexión.

A solas con uno mismo

Según contaba a CNBC Joseph Jebelli, investigador postdoctoral en la Universidad de Washington y autor del libro ‘The Brain at Rest’, pasar tiempo con uno mismo y dejar que el cerebro descanse sin estímulos ni condicionamientos externos podría ser clave en el desarrollo personal y profesional.

El experto asegura que no hay cantidad perfecta de soledad y depende de cada persona, pero señala que cuanto más valores esos momentos de soledad y autoreflexión, mejor será para tu cerebro porque más oportunidades tendrá de divagar y conectar ideas inconexas y conocimientos abstractos para generar una nueva.

Jebelli recomienda comenzar de forma sencilla y buscar de forma intencionada 10 minutos de soledad al día en un lugar tranquilo “donde no te molesten y aprovecha ese tiempo para sentarte y respirar. Este pequeño paso puede ayudar a que el cerebro entre en un estado de relajación y a iniciar el proceso de activación de la red neuronal por defecto”.

El neurocientífico no solo recomienda cuidar los momentos de soledad, sino también ser selectivos con los momentos de socialización, buscando que “sea una actividad significativa y de calidad. Muchos pasamos tiempo con personas con las que no deberíamos porque nos sentimos obligados”. Según Jebelli, esta socialización “tóxica” aumenta los niveles de cortisol en sangre haciendo que sean perjudiciales para la salud mental y física.

Cada vez más personas viajan solas o buscan retiros aislados como vía para reconectar consigo mismas y reducir la sobrestimulación social, según documenta El Confidencial. Este fenómeno se percibe como un acto de autoliderazgo y no de aislamiento negativo, y permite reforzar la autoestima y dotar a las personas de herramientas psicológicas para mejorar la forma en la que se enfrentan a los retos y problemas del día a día.

En Xataka | A Bill Gates le costó, pero lo aprendió: la ciencia sabe desde hace años que la adicción al trabajo hunde la productividad

Imagen | Unsplash (Chris Nagahama, Magnus Lindvall, Gaspar Zaldo), Flickr (World Bank Photo Collection)

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