Ciencia y Tecnología
Al parecer, el agua ha dejado de ser suficiente: qué hay detrás de la fiebre por beber electrolitos todos los días

Durante un viaje a México, el calor me pasó factura. Estaba empapada en sudor, exhausta, con la boca seca, a pesar no parar de beber agua. En ese momento, una amiga me ofreció una bebida con electrolitos. La probé, sin muchas expectativas… Pero lo cierto es que algo cambió. Me sentí mejor. Era la primera vez que probaba algo así. Desde entonces, me he preguntado: ¿necesitaba realmente esos electrolitos o fue puro efecto placebo?
¿Qué son exactamente? Para entenderlo de forma sencilla, los electrolitos son minerales como el sodio, potasio, magnesio, calcio o cloruro. No obstante, hay una diferencia superlativa que lo hace diferente: están cargados eléctricamente. En otras palabras, desempeñan un papel fundamental en procesos como la regulación del ritmo cardíaco, la contracción de los músculos, la función nerviosa y el equilibrio de los líquidos en el organismo, según explica MedlinePlus.
¿Y cómo los pierdes? Se van con el sudor, con la orina, y también cuando estás enfermo y tu cuerpo pierde líquidos rápidamente. En casos así, reponerlos no es un capricho, sino una necesidad. El doctor Javier Marhuenda, experto en nutrición, ha advertido en la Academia Española de Nutrición y Dietética en que perder demasiados puede tener consecuencias serias: desde fatiga y espasmos hasta problemas cardíacos o convulsiones.
¿Hay que reponerlos a diario? La respuesta corta es: no necesariamente. Y para la mayoría de las personas, tampoco es recomendable. En un reportaje para de The New York Times han señalado que existe una creencia de que necesitamos reponer electrolitos constantemente, incluso en entrenamientos moderados o en la vida cotidiana. Sin embargo, esta teoría no tiene tanto respaldo científico como parece. “Todos creen que necesitan reponer los electrolitos perdidos de inmediato”, ha afirmado para el medio neoyorkino la Dra. Tamara Hew-Butler, científica de medicina deportiva de la Universidad Estatal de Wayne.
Es más fácil de encontrarlos. En realidad, una alimentación equilibrada ya aporta los electrolitos necesarios. Según la nutricionista Heidi Skolnik citada en el mismo medio, no hace falta recurrir a suplementos para obtener electrolitos: alimentos cotidianos como plátanos, frutos secos, legumbres o productos lácteos ya aportan minerales. Solo en casos concretos: una deshidratación provocada por diarrea severa, fiebre alta, sesiones de ejercicio muy prolongadas o una exposición intensa al calor, tiene sentido utilizar bebidas específicas con electrolitos. En esos escenarios, las bebidas isotónicas pueden ser útiles porque suelen contener más sodio y potasio que las opciones deportivas convencionales.
Agua optimizada. Las redes sociales han convertido el agua “mejorada” en un ritual de bienestar. Mezclas de electrolitos, superalimentos, adaptógenos, cafeína natural y vitaminas desfilan cada mañana en vasos Stanley y botellas Owala. En un artículo para Glamour lo han resumido de una forma muy irónica: “El agua sola está pasada de moda”.
Danika Doal, creadora de contenido que comparte rutinas de hidratación en ASMR, ha comentado en la revista de moda: “Los videos sobre electrolitos han tenido un excelente desempeño. Es una tendencia reciente y aún hay poca información disponible”. De esta manera, los electrolitos se han sumado así a una ola más amplia de suplementos convertidos en estilo de vida: batidos con colágeno, tinturas, sobres de vitaminas y “aguas cargadas” que combinan múltiples ingredientes para lograr un bienestar funcional y sabroso. Según Stacie Stephenson, experta en medicina funcional entrevistada por Glamour: “Si el sabor ayuda a que una persona beba más agua, bienvenido sea. Pero no hay nada malo con el agua clásica”.
Pero, ¿hay algún riesgo? El contenido de electrolitos en estos productos no suele ser tan alto como para causar hipernatremia (demasiado sodio) o hiperpotasemia (demasiado potasio), aunque sí es importante revisar etiquetas: algunas bebidas contienen tanto azúcar como un refresco. Además, como la mayoría de los suplementos, no están regulados con el mismo rigor que los medicamentos.
Otro riesgo es beber demasiada agua sin reponer sodio. Este desequilibrio, conocido como hiponatremia, es poco común pero puede resultar grave, especialmente en atletas que entrenan durante muchas horas.
¿Entonces, los necesito o no? La respuesta no es blanco o negro. Como ha resumido Marhuenda: “Una persona debe usar estas bebidas basándose en sus necesidades individuales y su nivel de actividad”. No es lo mismo una clase de yoga en el parque que un triatlón en verano.
Para quienes hacen ejercicio intenso, trabajan bajo el sol o están enfermos, los electrolitos pueden ser útiles, incluso necesarios. Pero para la población general, con una dieta equilibrada y un estilo de vida activo pero no extremo, el agua —sí, solo agua— sigue siendo suficiente.
Entre la moda y la fisiología. Aquel día en ese pueblo de México, la botellita de electrolitos fue mi alivio. ¿Realmente necesitaba esos minerales o fue el poder del sabor salado y la autosugestión? Tal vez ambas cosas. Lo cierto es que, más allá del marketing, la ciencia insiste en que la hidratación empieza por el agua.
Como ha detallado el Dr. Kenefick a The New York Times: “Muchas bebidas se comercializan usando los electrolitos como herramienta de marketing”. Y mientras el mercado nos bombardea con promesas de hidratación optimizada, la recomendación más efectiva sigue siendo esa que te repetía tu madre una y otra vez: bebe agua.
Imagen | Unsplash
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La noticia
Al parecer, el agua ha dejado de ser suficiente: qué hay detrás de la fiebre por beber electrolitos todos los días
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alba Otero
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Durante un viaje a México, el calor me pasó factura. Estaba empapada en sudor, exhausta, con la boca seca, a pesar no parar de beber agua. En ese momento, una amiga me ofreció una bebida con electrolitos. La probé, sin muchas expectativas… Pero lo cierto es que algo cambió. Me sentí mejor. Era la primera vez que probaba algo así. Desde entonces, me he preguntado: ¿necesitaba realmente esos electrolitos o fue puro efecto placebo?
¿Qué son exactamente? Para entenderlo de forma sencilla, los electrolitos son minerales como el sodio, potasio, magnesio, calcio o cloruro. No obstante, hay una diferencia superlativa que lo hace diferente: están cargados eléctricamente. En otras palabras, desempeñan un papel fundamental en procesos como la regulación del ritmo cardíaco, la contracción de los músculos, la función nerviosa y el equilibrio de los líquidos en el organismo, según explica MedlinePlus.
¿Y cómo los pierdes? Se van con el sudor, con la orina, y también cuando estás enfermo y tu cuerpo pierde líquidos rápidamente. En casos así, reponerlos no es un capricho, sino una necesidad. El doctor Javier Marhuenda, experto en nutrición, ha advertido en la Academia Española de Nutrición y Dietética en que perder demasiados puede tener consecuencias serias: desde fatiga y espasmos hasta problemas cardíacos o convulsiones.
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¿Hay que reponerlos a diario? La respuesta corta es: no necesariamente. Y para la mayoría de las personas, tampoco es recomendable. En un reportaje para de The New York Times han señalado que existe una creencia de que necesitamos reponer electrolitos constantemente, incluso en entrenamientos moderados o en la vida cotidiana. Sin embargo, esta teoría no tiene tanto respaldo científico como parece. “Todos creen que necesitan reponer los electrolitos perdidos de inmediato”, ha afirmado para el medio neoyorkino la Dra. Tamara Hew-Butler, científica de medicina deportiva de la Universidad Estatal de Wayne.
Es más fácil de encontrarlos. En realidad, una alimentación equilibrada ya aporta los electrolitos necesarios. Según la nutricionista Heidi Skolnik citada en el mismo medio, no hace falta recurrir a suplementos para obtener electrolitos: alimentos cotidianos como plátanos, frutos secos, legumbres o productos lácteos ya aportan minerales. Solo en casos concretos: una deshidratación provocada por diarrea severa, fiebre alta, sesiones de ejercicio muy prolongadas o una exposición intensa al calor, tiene sentido utilizar bebidas específicas con electrolitos. En esos escenarios, las bebidas isotónicas pueden ser útiles porque suelen contener más sodio y potasio que las opciones deportivas convencionales.
Agua optimizada. Las redes sociales han convertido el agua “mejorada” en un ritual de bienestar. Mezclas de electrolitos, superalimentos, adaptógenos, cafeína natural y vitaminas desfilan cada mañana en vasos Stanley y botellas Owala. En un artículo para Glamour lo han resumido de una forma muy irónica: “El agua sola está pasada de moda”.
Danika Doal, creadora de contenido que comparte rutinas de hidratación en ASMR, ha comentado en la revista de moda: “Los videos sobre electrolitos han tenido un excelente desempeño. Es una tendencia reciente y aún hay poca información disponible”. De esta manera, los electrolitos se han sumado así a una ola más amplia de suplementos convertidos en estilo de vida: batidos con colágeno, tinturas, sobres de vitaminas y “aguas cargadas” que combinan múltiples ingredientes para lograr un bienestar funcional y sabroso. Según Stacie Stephenson, experta en medicina funcional entrevistada por Glamour: “Si el sabor ayuda a que una persona beba más agua, bienvenido sea. Pero no hay nada malo con el agua clásica”.
Pero, ¿hay algún riesgo? El contenido de electrolitos en estos productos no suele ser tan alto como para causar hipernatremia (demasiado sodio) o hiperpotasemia (demasiado potasio), aunque sí es importante revisar etiquetas: algunas bebidas contienen tanto azúcar como un refresco. Además, como la mayoría de los suplementos, no están regulados con el mismo rigor que los medicamentos.
Otro riesgo es beber demasiada agua sin reponer sodio. Este desequilibrio, conocido como hiponatremia, es poco común pero puede resultar grave, especialmente en atletas que entrenan durante muchas horas.
¿Entonces, los necesito o no? La respuesta no es blanco o negro. Como ha resumido Marhuenda: “Una persona debe usar estas bebidas basándose en sus necesidades individuales y su nivel de actividad”. No es lo mismo una clase de yoga en el parque que un triatlón en verano.
Para quienes hacen ejercicio intenso, trabajan bajo el sol o están enfermos, los electrolitos pueden ser útiles, incluso necesarios. Pero para la población general, con una dieta equilibrada y un estilo de vida activo pero no extremo, el agua —sí, solo agua— sigue siendo suficiente.
Entre la moda y la fisiología. Aquel día en ese pueblo de México, la botellita de electrolitos fue mi alivio. ¿Realmente necesitaba esos minerales o fue el poder del sabor salado y la autosugestión? Tal vez ambas cosas. Lo cierto es que, más allá del marketing, la ciencia insiste en que la hidratación empieza por el agua.
Como ha detallado el Dr. Kenefick a The New York Times: “Muchas bebidas se comercializan usando los electrolitos como herramienta de marketing”. Y mientras el mercado nos bombardea con promesas de hidratación optimizada, la recomendación más efectiva sigue siendo esa que te repetía tu madre una y otra vez: bebe agua.
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Xataka | Los estragos del calor: hay gente congelando mandarinas y clementinas para comérselas después a modo de “helado”
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Al parecer, el agua ha dejado de ser suficiente: qué hay detrás de la fiebre por beber electrolitos todos los días
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alba Otero
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