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Ciencia y Tecnología

Sydney Sweeney protagoniza un nuevo anuncio de pantalones vaqueros. Y para algunos supone el fin de la “era woke”

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Sydney Sweeney protagoniza un nuevo anuncio de pantalones vaqueros. Y para algunos supone el fin de la "era woke"

La campaña que Sydney Sweeney ha protagonizado para American Eagle ha levantado una polcvareda de opiniones en Estados Unidos, con acusaciones de racismo e incluso de defensa de la eugenesia que rara vez se hacen a marcas de ropa. En la superficie, críticas acompasadas con el momento de sensibilidad especial que se vive en el país; si ahondamos un poco más, un auténtico termómetro de la ola anti-woke que se despliega por todo el estado desde que Donald Trump ganó las elecciones.

American woman. Que Sweeney protagonice una campaña para American Eagle no tiene nada de raro: una de las actrices con una belleza más canónica del actual star system juvenil de Hollywood al servicio de una marca de vaqueros netamente americana. Los anuncios tienen un punto erótico y pasado de moda, casi vintage en su contemplación descarada del físico de Sweeney, y a la vez autoconsciente, hasta paródico de puro tópico (revisando el motor de un coche típico americano, grabándose con una cámara de vídeo, hacieno un casting…)

Buenos genes. Lo problemático es el slogan: “Sydney Sweeney has great jeans” , un juego de equívocos intraducible entre genes y jeans, que en inglés se pronuncian igual. En uno de los clips llegan a hacer explícito el equívoco, y las protestas se han sucedido. Artículos como este de Salon hablan de comentaristas extrañados de que sea precisamente una mujer rubia, blanca y de ojos azules lo que se califica como ‘buenos genes”. Es un discurso que muchos encuentran, como detalla el artículo, incómodamente similar al discurso sobre la “raza superior” de los nazis, ya que “buenos genes” es un mensaje que tradicionalmente han esgrimido grupos de ideología afín a la eugenesia.

Eugenesia today. El movimiento eugenésico en Estados Unidos fue un fenómeno social y científico importante, principalmente activo desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, y tenía como objetivo mejorar la “calidad genética” de la población mediante la cría selectiva y el control de la reproducción. Estaba alimentado en gran medida por creencias en el determinismo biológico y la jerarquía racial y apuntaba frecuentemente a grupos considerados “no aptos”, como pobres, discapacitados, ciertas minorías raciales e inmigrantes del sur y este de Europa.

Hoy, el movimiento no existe de forma organizada, pero ha experimentado un resurgimiento gracias a determinados grupos políticos y sociales aupados por las ideas conservadoras de Trump: creencias en la “pureza genética”, oposición a esfuerzos de diversidad y posturas migratorias duras enmarcadas en afirmaciones pseudo-biológicas sobre “genes malos”. Aún hoy persisten leyes en el país basadas en principios eugenésiscos, como normas para “delincuentes habituales” o las leyes de Tres Delitos.

Imperio Ozempic. Algunos observadores apuntan también al consumo de Ozempic, que ha crecido significativamente en Estados Unidos. El medicamento se ha convertido en un fenómeno social, con un boom aupado por influencers y presión en redes sociales que animan a su uso para perder peso. Esto ha hecho que el movimiento body positivity que reivindicaba cuerpos diversos y no ajustados a cánones tradicionales de belleza haya entrado en declive: frente a un nuevo culto a la delgadez y una “era de la auto-inyección”. En TikTok, este regreso al ideal de cuerpos muy delgados similar a los 2000, disfrazado de inclusión y autoaceptación, ya tiene un nombre: “skinnytok”.

Lo woke decae. Todo este panorama (reivindicación de cuerpos canónicos, acusación de jugueteo con ideas de raíz desafiantemente ultraderechista, teórico racismo encubierto) está bajo el paraguas de un fenómeno más amplio y complejo: la reciente ola que agrupa a políticos, influencers, podcasters y líderes del sector tecnológico que se oponen a las políticas y discursos asociados a la “ideología woke”. Por ejemplo, un icono de este movimiento, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha impulsado leyes para combatir la enseñanza de la teoría crítica de la raza, lo que engarza con las teorías que hemos visto más arriba.

Los críticos de la ola antiwoke denuncian que, disfrazada de lucha por la libertad de expresión (que sin duda es lo que permite a American Eagle lanzar campañas como esta), esta retórica sirve para preservar estructuras de poder blancas y conservadoras, atacando narrativas que promueven justicia racial y social. Es decir, muy en línea con las críticas a esta nueva campaña protagonizada por Sidney Sweeney.

Cabecera | American Eagle

En Xataka | Hildegart, la “virgen roja” diseñada por su madre para eugenizar España y que terminó en tragedia


La noticia

Sydney Sweeney protagoniza un nuevo anuncio de pantalones vaqueros. Y para algunos supone el fin de la “era woke”

fue publicada originalmente en

Xataka

por
John Tones

.

​La campaña que Sydney Sweeney ha protagonizado para American Eagle ha levantado una polcvareda de opiniones en Estados Unidos, con acusaciones de racismo e incluso de defensa de la eugenesia que rara vez se hacen a marcas de ropa. En la superficie, críticas acompasadas con el momento de sensibilidad especial que se vive en el país; si ahondamos un poco más, un auténtico termómetro de la ola anti-woke que se despliega por todo el estado desde que Donald Trump ganó las elecciones.

American woman. Que Sweeney protagonice una campaña para American Eagle no tiene nada de raro: una de las actrices con una belleza más canónica del actual star system juvenil de Hollywood al servicio de una marca de vaqueros netamente americana. Los anuncios tienen un punto erótico y pasado de moda, casi vintage en su contemplación descarada del físico de Sweeney, y a la vez autoconsciente, hasta paródico de puro tópico (revisando el motor de un coche típico americano, grabándose con una cámara de vídeo, hacieno un casting…)

Buenos genes. Lo problemático es el slogan: “Sydney Sweeney has great jeans” , un juego de equívocos intraducible entre genes y jeans, que en inglés se pronuncian igual. En uno de los clips llegan a hacer explícito el equívoco, y las protestas se han sucedido. Artículos como este de Salon hablan de comentaristas extrañados de que sea precisamente una mujer rubia, blanca y de ojos azules lo que se califica como ‘buenos genes”. Es un discurso que muchos encuentran, como detalla el artículo, incómodamente similar al discurso sobre la “raza superior” de los nazis, ya que “buenos genes” es un mensaje que tradicionalmente han esgrimido grupos de ideología afín a la eugenesia.

En Xataka

La nostalgia por la década de los 2000 ha traído algo más: la obsesión por el vientre plano y la delgadez radical

Eugenesia today. El movimiento eugenésico en Estados Unidos fue un fenómeno social y científico importante, principalmente activo desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, y tenía como objetivo mejorar la “calidad genética” de la población mediante la cría selectiva y el control de la reproducción. Estaba alimentado en gran medida por creencias en el determinismo biológico y la jerarquía racial y apuntaba frecuentemente a grupos considerados “no aptos”, como pobres, discapacitados, ciertas minorías raciales e inmigrantes del sur y este de Europa.

Hoy, el movimiento no existe de forma organizada, pero ha experimentado un resurgimiento gracias a determinados grupos políticos y sociales aupados por las ideas conservadoras de Trump: creencias en la “pureza genética”, oposición a esfuerzos de diversidad y posturas migratorias duras enmarcadas en afirmaciones pseudo-biológicas sobre “genes malos”. Aún hoy persisten leyes en el país basadas en principios eugenésiscos, como normas para “delincuentes habituales” o las leyes de Tres Delitos.

Imperio Ozempic. Algunos observadores apuntan también al consumo de Ozempic, que ha crecido significativamente en Estados Unidos. El medicamento se ha convertido en un fenómeno social, con un boom aupado por influencers y presión en redes sociales que animan a su uso para perder peso. Esto ha hecho que el movimiento body positivity que reivindicaba cuerpos diversos y no ajustados a cánones tradicionales de belleza haya entrado en declive: frente a un nuevo culto a la delgadez y una “era de la auto-inyección”. En TikTok, este regreso al ideal de cuerpos muy delgados similar a los 2000, disfrazado de inclusión y autoaceptación, ya tiene un nombre: “skinnytok”.

Lo woke decae. Todo este panorama (reivindicación de cuerpos canónicos, acusación de jugueteo con ideas de raíz desafiantemente ultraderechista, teórico racismo encubierto) está bajo el paraguas de un fenómeno más amplio y complejo: la reciente ola que agrupa a políticos, influencers, podcasters y líderes del sector tecnológico que se oponen a las políticas y discursos asociados a la “ideología woke”. Por ejemplo, un icono de este movimiento, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha impulsado leyes para combatir la enseñanza de la teoría crítica de la raza, lo que engarza con las teorías que hemos visto más arriba.

En Xataka

La nostalgia por la década de los 2000 ha traído algo más: la obsesión por el vientre plano y la delgadez radical

Los críticos de la ola antiwoke denuncian que, disfrazada de lucha por la libertad de expresión (que sin duda es lo que permite a American Eagle lanzar campañas como esta), esta retórica sirve para preservar estructuras de poder blancas y conservadoras, atacando narrativas que promueven justicia racial y social. Es decir, muy en línea con las críticas a esta nueva campaña protagonizada por Sidney Sweeney.

Cabecera | American Eagle

En Xataka | Hildegart, la “virgen roja” diseñada por su madre para eugenizar España y que terminó en tragedia

– La noticia

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por
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