La posibilidad de que la MLS adopte un calendario alineado con el de las principales ligas europeas ha generado controversia.
En su artículo para The Sporting News, el periodista Mike DeCourcy advierte que modificar el actual formato podría frenar el crecimiento sostenido del fútbol estadounidense.
Según DeCourcy, la MLS ha logrado avances significativos en términos de audiencia, expansión y visibilidad internacional. Cambiar el calendario para jugar en los meses más fríos del año podría poner en riesgo ese progreso.
No vale la pena correr el riesgo
Mike DeCourcy
Uno de los principales argumentos en contra del cambio es el clima extremo que afecta a muchas ciudades de Estados Unidos y Canadá durante el invierno. Jugar partidos en enero o febrero en lugares como Minnesota, Chicago o Toronto no solo afectaría la calidad del juego, sino también la asistencia a los estadios y la experiencia de los aficionados.
La estructura actual de la liga, que va de finales de febrero a diciembre, ha permitido que la MLS se desarrolle con una identidad propia. DeCourcy destaca que, aunque no siga el modelo europeo, el calendario vigente ha sido clave para el crecimiento del deporte en Norteamérica. Cambiarlo podría alienar a una base de seguidores que ya está comprometida con el formato actual.
Otro punto crítico es la competencia mediática. Durante el invierno, la atención del público estadounidense está centrada en la NFL, la NBA y el hockey. Mover la temporada de la MLS a esos meses podría diluir su presencia en los medios y reducir su impacto comercial.
DeCourcy concluye que la liga debe priorizar la estabilidad y el crecimiento sostenido por encima de la imitación de modelos extranjeros. La MLS ha encontrado su propio camino, y alterar su calendario podría ser un paso atrás en lugar de un avance.