Ciencia y Tecnología
Por qué hace más calor en las ciudades que en el campo: el efecto isla de calor urbana

El verano ya está aquí y con él el anhelo de millones de personas por escapar de la ciudad. El este anhelo hay algo más que el mero disfrute de la playa, del ocio o de los paisajes rurales, también está la necesidad imperante de escapar del calor. Y parte de la culpa de esto radica en el llamado efecto isla de calor urbana.
Índice de Contenidos (6)
Qué es el efecto isla de calor urbana
¿Isla de calor? El término hace referencia al hecho de que las ciudades tienden a acumular calor, lo que implica que la temperatura en ellas suele ser más elevada que en su entorno. Este efecto puede palparse de día pero es quizás en la noche cuando la diferencia entre la temperatura urbana y la de su entorno es mayor.
La diferencia puede ser de varios grados. Una estimación por ejemplo calcula que la diferencia entre la ciudad de Nueva York su entorno está en torno a los 4º Celsius. Un estudio reciente realizado en cinco ciudades españolas calculaba que la variación promedio en Madrid era de 1,3º, pero que en Valencia alcanzaba los 4,1º. El equipo responsable llegó a medir diferencias de hasta 11º entre el centro y la periferia de las ciudades españolas estudiadas.
Cómo se produce una isla de calor
Las causas de las islas de calor son varias y diversas. Los materiales de construcción que empleamos tienden a absorber durante el día energía que liberan durante la noche. Esto hace que las temperaturas nocturnas no desciendan en la ciudad tanto como en otros contextos, acumulándose así calor.
Los edificios, además, bloquean el paso del aire que arrastraría consigo el calor acumulado en el día a día, mientras que la ausencia de arbolado y de fenómenos como la evaporación del agua del suelo contribuyen a una peor termorregulación del sistema.
El otro gran factor responsable del calentamiento urbano es la actividad humana. Muchas de nuestras actividades, desde conducir hasta calentar un puchero generan calor residual. Incluso cuando enfriamos cosas, por ejemplo cuando utilizamos el aire acondicionado, el “balance” térmico es positivo.
Qué factores agravan el problema
Señalábamos antes que no todas las ciudades experimentan una isla de calor de la misma magnitud. La complejidad de los factores que causan este fenómeno es la responsable de ello. Sabiendo esto, podemos enumerar algunos factores que pueden influir en el grado en el que una ciudad destaca de su entorno en lo térmico.
Entre estos factores podríamos encontrar la densidad de población, la orientación y estructura de su callejeado, características (altura, materiales) de sus edificios, vegetación y arbolado urbanos, el paso de ríos, o su ubicación respecto a elementos geográficos como las montañas o la costa. Incluso el color de las edificaciones, incluyendo sus tejados, afecta al diferencial de temperaturas.
Consecuencias de las islas de calor
La consecuencia directa de este fenómeno es un aumento de las temperaturas, lo que a su vez afecta a multitud de aspectos de la vida cotidiana de quienes habitan esas ciudades. Tanto de noche como de día.
El calor puede tener consecuencias sobre nuestra salud y bienestar: golpes de calor, dificultad para conciliar el sueño o para concentrarse o un aumento en el riesgo de padecer los efectos de determinadas enfermedades como las cardiovasculares, entre otros problemas.
El calor urbano puede resultar algo positivo en invierno o en determinados climas desde el punto de vista energético, pero en verano implicará que gastaremos más en enfriar nuestros hogares, zonas de trabajo e incluso nuestras neveras.
Un problema que irá a más
Hay dos factores que invitan a pensar que este fenómeno y sus consecuencias irán a peor en los próximos años. El primero, el cambio climático. Quizá el fenómeno que más férreamente asociamos al cambio climático es el aumento de la temperatura promedio del planeta. Este aumento en la temperatura puede sumarse al aumento asociado a la isla de calor urbana, aumentando así los riesgos y problemas asociados a este fenómeno.
El segundo factor a tener en cuenta son las migraciones, concretamente el éxodo rural. Una proporción cada vez mayor de personas viven en ciudades, algunas de ellas acogen ya a decenas de millones de personas. Las ciudades más grandes son más susceptibles de padecer el problema de la isla de calor urbana. Además, cuantas más personas vivan en ellas, más personas serán vulnerables a los impactos de este aumento en la temperatura.
Cómo prevenir el efecto isla de calor
La urbanización es un proceso que continúa, especialmente en los países “en vías de desarrollo”, por lo que lo único que podemos hacer es buscar formas de reducir el impacto de estas islas de calor. Para ello, comprender mejor sus causas y dinámicas es imprescindible.
Las soluciones que se han propuesto para evitar la acumulación de calor en las ciudades son diversas, pero la posibilidad de que puedan ser implementadas depende de diversos factores. Por ejemplo, en una zona aún en desarrollo, podemos incentivar arquitecturas que optimicen el flujo de aire y reduzcan la presencia de materiales que capten el calor con facilidad. También es importante dejar espacios a zonas no urbanizadas, entornos naturales y seminaturales como parques y bosques urbanos.
La introducción de arbolado y otras zonas verdes () puede ser factible también en zonas ya construidas. La mera presencia de árboles en una avenida puede reducir notablemente la insolación que llega al suelo y con ello evitar que este se caliente tanto como ocurriría sin el arbolado. En este sentido, incluso el uso de pinturas que aumenten la energía solar reflejada de nuevo a la atmósfera (si pintamos un tejado o una plaza de blanco, por ejemplo) también puede llegar a ser un recurso útil.
Imagen | Fabian Lozano
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La noticia
Por qué hace más calor en las ciudades que en el campo: el efecto isla de calor urbana
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
.
El verano ya está aquí y con él el anhelo de millones de personas por escapar de la ciudad. El este anhelo hay algo más que el mero disfrute de la playa, del ocio o de los paisajes rurales, también está la necesidad imperante de escapar del calor. Y parte de la culpa de esto radica en el llamado efecto isla de calor urbana.
Índice de Contenidos (6)
Qué es el efecto isla de calor urbana
Cómo se produce una isla de calor
Qué factores agravan el problema
Consecuencias de las islas de calor
Un problema que irá a más
Cómo prevenir el efecto isla de calor
Qué es el efecto isla de calor urbana
¿Isla de calor? El término hace referencia al hecho de que las ciudades tienden a acumular calor, lo que implica que la temperatura en ellas suele ser más elevada que en su entorno. Este efecto puede palparse de día pero es quizás en la noche cuando la diferencia entre la temperatura urbana y la de su entorno es mayor.
La diferencia puede ser de varios grados. Una estimación por ejemplo calcula que la diferencia entre la ciudad de Nueva York su entorno está en torno a los 4º Celsius. Un estudio reciente realizado en cinco ciudades españolas calculaba que la variación promedio en Madrid era de 1,3º, pero que en Valencia alcanzaba los 4,1º. El equipo responsable llegó a medir diferencias de hasta 11º entre el centro y la periferia de las ciudades españolas estudiadas.
En Xataka
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Las causas de las islas de calor son varias y diversas. Los materiales de construcción que empleamos tienden a absorber durante el día energía que liberan durante la noche. Esto hace que las temperaturas nocturnas no desciendan en la ciudad tanto como en otros contextos, acumulándose así calor.
Los edificios, además, bloquean el paso del aire que arrastraría consigo el calor acumulado en el día a día, mientras que la ausencia de arbolado y de fenómenos como la evaporación del agua del suelo contribuyen a una peor termorregulación del sistema.
El otro gran factor responsable del calentamiento urbano es la actividad humana. Muchas de nuestras actividades, desde conducir hasta calentar un puchero generan calor residual. Incluso cuando enfriamos cosas, por ejemplo cuando utilizamos el aire acondicionado, el “balance” térmico es positivo.
Qué factores agravan el problema
Señalábamos antes que no todas las ciudades experimentan una isla de calor de la misma magnitud. La complejidad de los factores que causan este fenómeno es la responsable de ello. Sabiendo esto, podemos enumerar algunos factores que pueden influir en el grado en el que una ciudad destaca de su entorno en lo térmico.
Entre estos factores podríamos encontrar la densidad de población, la orientación y estructura de su callejeado, características (altura, materiales) de sus edificios, vegetación y arbolado urbanos, el paso de ríos, o su ubicación respecto a elementos geográficos como las montañas o la costa. Incluso el color de las edificaciones, incluyendo sus tejados, afecta al diferencial de temperaturas.
El efecto isla de calor en la ciudad de París. Copernicus Climate Change Service, ECMWF.
Consecuencias de las islas de calor
La consecuencia directa de este fenómeno es un aumento de las temperaturas, lo que a su vez afecta a multitud de aspectos de la vida cotidiana de quienes habitan esas ciudades. Tanto de noche como de día.
El calor puede tener consecuencias sobre nuestra salud y bienestar: golpes de calor, dificultad para conciliar el sueño o para concentrarse o un aumento en el riesgo de padecer los efectos de determinadas enfermedades como las cardiovasculares, entre otros problemas.
El calor urbano puede resultar algo positivo en invierno o en determinados climas desde el punto de vista energético, pero en verano implicará que gastaremos más en enfriar nuestros hogares, zonas de trabajo e incluso nuestras neveras.
Un problema que irá a más
Hay dos factores que invitan a pensar que este fenómeno y sus consecuencias irán a peor en los próximos años. El primero, el cambio climático. Quizá el fenómeno que más férreamente asociamos al cambio climático es el aumento de la temperatura promedio del planeta. Este aumento en la temperatura puede sumarse al aumento asociado a la isla de calor urbana, aumentando así los riesgos y problemas asociados a este fenómeno.
El segundo factor a tener en cuenta son las migraciones, concretamente el éxodo rural. Una proporción cada vez mayor de personas viven en ciudades, algunas de ellas acogen ya a decenas de millones de personas. Las ciudades más grandes son más susceptibles de padecer el problema de la isla de calor urbana. Además, cuantas más personas vivan en ellas, más personas serán vulnerables a los impactos de este aumento en la temperatura.
Cómo prevenir el efecto isla de calor
La urbanización es un proceso que continúa, especialmente en los países “en vías de desarrollo”, por lo que lo único que podemos hacer es buscar formas de reducir el impacto de estas islas de calor. Para ello, comprender mejor sus causas y dinámicas es imprescindible.
Las soluciones que se han propuesto para evitar la acumulación de calor en las ciudades son diversas, pero la posibilidad de que puedan ser implementadas depende de diversos factores. Por ejemplo, en una zona aún en desarrollo, podemos incentivar arquitecturas que optimicen el flujo de aire y reduzcan la presencia de materiales que capten el calor con facilidad. También es importante dejar espacios a zonas no urbanizadas, entornos naturales y seminaturales como parques y bosques urbanos.
La introducción de arbolado y otras zonas verdes () puede ser factible también en zonas ya construidas. La mera presencia de árboles en una avenida puede reducir notablemente la insolación que llega al suelo y con ello evitar que este se caliente tanto como ocurriría sin el arbolado. En este sentido, incluso el uso de pinturas que aumenten la energía solar reflejada de nuevo a la atmósfera (si pintamos un tejado o una plaza de blanco, por ejemplo) también puede llegar a ser un recurso útil.
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Imagen | Fabian Lozano
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Por qué hace más calor en las ciudades que en el campo: el efecto isla de calor urbana
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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