Ciencia y Tecnología
Lo que empezó como un parche tras el apagón ya es la nueva normalidad de España: más energía mediante gas

Tras el apagón del 28 de abril, que dejó al descubierto la fragilidad del sistema eléctrico en momentos de alta penetración renovable, Red Eléctrica ha impuesto una nueva forma de operar: un sistema de refuerzo basado en una mayor activación de los ciclos combinados de gas. Lo que nació como una medida de urgencia se ha convertido en una nueva normalidad. España vuelve al gas, no por falta de renovables, sino porque —por ahora— no puede confiar únicamente en ellas.
Y se quedará un tiempo… Desde finales de abril, el operador del sistema mantiene un modo operativo reforzado para garantizar la estabilidad. Tal como ha confirmado Red Eléctrica a ElEconomista.es, esta medida seguirá vigente mientras se implementan las soluciones técnicas acordadas para evitar nuevos incidentes. El informe del incidente concluye que hubo falta de control dinámico en la red, desconexiones inesperadas y vulnerabilidades en la regulación de tensión.
Los primeros cambios ya están en marcha: el Real Decreto-Ley 7/2025 ha iniciado una batería de reformas, desde la incentivación del almacenamiento hasta la flexibilización del acceso para instalaciones híbridas. Sin embargo, el sector coincide: la implementación total llevará tiempo. Algunas medidas urgentes tienen plazo hasta septiembre, pero otras —como la reforma de los servicios de ajuste o los cambios en la red de distribución— se alargarán al menos hasta junio de 2026. El refuerzo, por tanto, no es transitorio.
Renovables sí, pero no son suficientes. Y es que esta situación se produce en un contexto bastante paradójico. España está produciendo más energía que nunca: en mayo se registraron los precios mayoristas más bajos de la historia reciente —con muchas horas en precios negativos—, gracias al empuje de eólica, solar e hidráulica.
Entonces, vuelve la pregunta: ¿por qué se vuelve al gas? La clave está en la falta de almacenamiento y en la variabilidad de la demanda. La generación renovable es abundante durante el día, pero cae drásticamente al anochecer, justo cuando el consumo sigue alto por las olas de calor. Sin baterías ni bombeos suficientes para almacenar el excedente, el sistema necesita firmeza. Y esa firmeza, hoy, la da el gas.
Acaban de lanzar un “seguro antiapagones”. El Gobierno es consciente del riesgo. Por eso ha activado formalmente la puesta en marcha de los mercados de capacidad, una herramienta que llevaba años en estudio y que ahora se acelera tras el apagón. Se trata de un mecanismo que remunera por estar disponible, no solo por producir, y que busca mantener operativas las tecnologías firmes —como el gas o el almacenamiento— para garantizar el suministro incluso en condiciones críticas.
Tras la habilitación incluida en el Real Decreto-ley 7/2025, el Ministerio para la Transición Ecológica puede dar paso a la resolución específica que fija dos parámetros clave para activar estos mecanismos: el Valor de carga perdida (VoLL), en 22.879 €/MWh, y un estándar de fiabilidad (LOLE) de 1,5 horas al año. El objetivo del Ejecutivo es claro: lanzar las primeras subastas antes de que acabe 2025 y asegurar que las plantas de gas que pidieron su cierre (9.000 MW en total) puedan seguir disponibles mientras llega una solución estructural.
Y los precios vuelven a subir. Junio cerró con un repunte importante en el precio mayorista de la electricidad, tras los mínimos históricos de abril y mayo. La ola de calor, el aumento de la demanda y la mayor participación de los ciclos combinados de gas dispararon el coste medio en el mercado hasta niveles no vistos en meses. La factura de los consumidores con tarifa regulada lo ha notado: ha sido la tercera subida mensual consecutiva, según los datos del simulador oficial de la CNMC.
Además, en el mercado libre, algunas comercializadoras están trasladando estos sobrecostes a sus clientes, incluso sin que exista una cláusula contractual que lo permita. Esto ha motivado una advertencia de FACUA, que recuerda que subir tarifas unilateralmente es ilegal si no está previsto expresamente en el contrato. En algunos casos, se han notificado recargos de hasta un 6 % anual bajo el argumento de mayores costes técnicos, lo que podría constituir una cláusula abusiva según la normativa de defensa del consumidor.
Desafío estructural. El apagón de abril destapó carencias que ya estaban ahí: un sistema excesivamente centralizado, escaso almacenamiento, pocas microrredes y poca capacidad de reacción local ante perturbaciones.
La solución no pasa por abandonar las renovables, sino por complementarlas. El gas, por ahora, cumple ese papel. Pero el reto es que lo hagan en el futuro los almacenamientos, la gestión de la demanda y una red más robusta. Eso exige tiempo, inversión y decisiones políticas difíciles.
Xataka | Apagón en abril, factura más cara en mayo: así ha afectado el refuerzo del sistema
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La noticia
Lo que empezó como un parche tras el apagón ya es la nueva normalidad de España: más energía mediante gas
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Alba Otero
.
Tras el apagón del 28 de abril, que dejó al descubierto la fragilidad del sistema eléctrico en momentos de alta penetración renovable, Red Eléctrica ha impuesto una nueva forma de operar: un sistema de refuerzo basado en una mayor activación de los ciclos combinados de gas. Lo que nació como una medida de urgencia se ha convertido en una nueva normalidad. España vuelve al gas, no por falta de renovables, sino porque —por ahora— no puede confiar únicamente en ellas.
Y se quedará un tiempo… Desde finales de abril, el operador del sistema mantiene un modo operativo reforzado para garantizar la estabilidad. Tal como ha confirmado Red Eléctrica a ElEconomista.es, esta medida seguirá vigente mientras se implementan las soluciones técnicas acordadas para evitar nuevos incidentes. El informe del incidente concluye que hubo falta de control dinámico en la red, desconexiones inesperadas y vulnerabilidades en la regulación de tensión.
Los primeros cambios ya están en marcha: el Real Decreto-Ley 7/2025 ha iniciado una batería de reformas, desde la incentivación del almacenamiento hasta la flexibilización del acceso para instalaciones híbridas. Sin embargo, el sector coincide: la implementación total llevará tiempo. Algunas medidas urgentes tienen plazo hasta septiembre, pero otras —como la reforma de los servicios de ajuste o los cambios en la red de distribución— se alargarán al menos hasta junio de 2026. El refuerzo, por tanto, no es transitorio.
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Renovables sí, pero no son suficientes. Y es que esta situación se produce en un contexto bastante paradójico. España está produciendo más energía que nunca: en mayo se registraron los precios mayoristas más bajos de la historia reciente —con muchas horas en precios negativos—, gracias al empuje de eólica, solar e hidráulica.
Entonces, vuelve la pregunta: ¿por qué se vuelve al gas? La clave está en la falta de almacenamiento y en la variabilidad de la demanda. La generación renovable es abundante durante el día, pero cae drásticamente al anochecer, justo cuando el consumo sigue alto por las olas de calor. Sin baterías ni bombeos suficientes para almacenar el excedente, el sistema necesita firmeza. Y esa firmeza, hoy, la da el gas.
Acaban de lanzar un “seguro antiapagones”. El Gobierno es consciente del riesgo. Por eso ha activado formalmente la puesta en marcha de los mercados de capacidad, una herramienta que llevaba años en estudio y que ahora se acelera tras el apagón. Se trata de un mecanismo que remunera por estar disponible, no solo por producir, y que busca mantener operativas las tecnologías firmes —como el gas o el almacenamiento— para garantizar el suministro incluso en condiciones críticas.
Tras la habilitación incluida en el Real Decreto-ley 7/2025, el Ministerio para la Transición Ecológica puede dar paso a la resolución específica que fija dos parámetros clave para activar estos mecanismos: el Valor de carga perdida (VoLL), en 22.879 €/MWh, y un estándar de fiabilidad (LOLE) de 1,5 horas al año. El objetivo del Ejecutivo es claro: lanzar las primeras subastas antes de que acabe 2025 y asegurar que las plantas de gas que pidieron su cierre (9.000 MW en total) puedan seguir disponibles mientras llega una solución estructural.
Y los precios vuelven a subir. Junio cerró con un repunte importante en el precio mayorista de la electricidad, tras los mínimos históricos de abril y mayo. La ola de calor, el aumento de la demanda y la mayor participación de los ciclos combinados de gas dispararon el coste medio en el mercado hasta niveles no vistos en meses. La factura de los consumidores con tarifa regulada lo ha notado: ha sido la tercera subida mensual consecutiva, según los datos del simulador oficial de la CNMC.
Además, en el mercado libre, algunas comercializadoras están trasladando estos sobrecostes a sus clientes, incluso sin que exista una cláusula contractual que lo permita. Esto ha motivado una advertencia de FACUA, que recuerda que subir tarifas unilateralmente es ilegal si no está previsto expresamente en el contrato. En algunos casos, se han notificado recargos de hasta un 6 % anual bajo el argumento de mayores costes técnicos, lo que podría constituir una cláusula abusiva según la normativa de defensa del consumidor.
Desafío estructural. El apagón de abril destapó carencias que ya estaban ahí: un sistema excesivamente centralizado, escaso almacenamiento, pocas microrredes y poca capacidad de reacción local ante perturbaciones.
La solución no pasa por abandonar las renovables, sino por complementarlas. El gas, por ahora, cumple ese papel. Pero el reto es que lo hagan en el futuro los almacenamientos, la gestión de la demanda y una red más robusta. Eso exige tiempo, inversión y decisiones políticas difíciles.
Imagen | Pexels y Pixabay
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Alba Otero
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