Ciencia y Tecnología
Creías que te interrumpían solo por fastidiar. La psicología ha descubierto que es más complejo que eso

Todos conocemos a alguien en el trabajo o en el ámbito social que, mientras otra persona está hablando, no deja de interrumpirle o de intentar monopolizar la conversación. Si no conoces a nadie así, igual es que esa persona eres tú.
Aunque estas interrupciones son molestas tanto para quien está hablando como para quienes le escuchan, no siempre son producto de una falta de respeto o de mala educación. Numerosos estudios psicológicos han estudiado este fenómeno y han descubierto que estas interrupciones pueden estar influenciadas por factores psicológicos, sociales e incluso culturales.
Los turnos de conversación y las interrupciones
Los turnos de conversación son esenciales para que la comunicación verbal fluya de manera ordenada y respetuosa. Cuando alguien interrumpe, se produce una ruptura en ese flujo que puede afectar negativamente la dinámica grupal.
Según un estudio publicado en la revista Journal of Nonverbal Behavior por investigadores de la Universidad de Rochester (Nueva York), las personas que interrumpían las conversaciones se les consideraba como menos sociables y más asertivos que quienes que no interrumpían. También fueron percibidos como más dominantes, lo cual no siempre se ganaba las simpatías del resto del grupo.
La ruptura del sistema de turnos durante la conversación puede generar frustración o sensación de injusticia, ya que se percibe un desequilibrio en la exposición de las ideas. Según recogía The New York Times, “Para muchos de nosotros, puede percibirse como una actitud degradante y condescendiente”, dijo Maria Venetis, profesora asociada de Comunicación en la Universidad de Rutgers
Según una investigación de la Universidad de Neuchâtel (Suiza), no todas las interrupciones responden a un acto de mala educación sino que son el resultado de una personalidad narcisista o de una demostración de poder y, como apunta la evidencia científica, la mujeres tienden a ser interrumpidas más frecuentemente. Un estudio de la Universidad George Washington le puso cifra: descubrió que los hombres interrumpen un 33% más a las mujeres que a otros hombres.
En el ámbito laboral, por ejemplo, las interrupciones suelen estar relacionadas con jerarquías y relaciones de poder. Así, la interrupción puede ser una herramienta de control o de afirmación de autoridad, más que una simple falta de cortesía.
Por otra parte, los factores culturales del grupo también influyen en la frecuencia y el significado de las interrupciones. Una investigación de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla revela que, en algunas culturas, la superposición de turnos y las interrupciones se consideran señales de entusiasmo y participación en la comunicación, tal y como señala la psicóloga Barbara Fredrickson, mientras que en otras se interpretan como falta de respeto que diluye el ritmo de la comunicación.
¿Qué te iba a decir…?
No todas las interrupciones tienen que ver con el poder o la cultura. Según un artículo publicado por la Asociación Americana de Psicología algunas interrupciones se originan por dificultades en la atención, neurodivergencia o debido a rasgos de ansiedad de quien interrumpe.
Según el ensayo de los psicólogos y humanistas Carl Rogers y Richard Farson, “la escucha activa requiere que entendamos, desde el punto de vista del hablante, exactamente lo que nos está comunicando”. Esta forma de escucha no se centra en responder o juzgar de forma inmediata, sino en comprender con precisión tanto el contenido como los sentimientos del interlocutor, y mostrarle que ha sido comprendido.
Las personas con cuadros de trastorno de déficit de atención (TDA o TDAH) o con ansiedad, pueden tener dificultades para mantener esta escucha activa y pasan a la fase de preparación de su discurso. Es decir, responder antes de que su interlocutor termine su exposición.
Según investigaciones de psicólogo Russell Barkley, experto en TDA y TDAH, las personas con este trastorno suelen tener un control de los impulsos verbales más débil y problemas con la memoria de trabajo y la metacognición. “Pueden interrumpir y no recordar esperar su turno porque no confían en sí mismos para recordar lo que quieren decir más tarde”, por ese motivo, tienden a interrumpir durante las conversaciones.
Teniendo en cuenta que, según datos facilitados por Francisco Montañés, jefe de Psiquiatría del Hospital Fundación de Alcorcón y coordinador del Grupo de Especial Interés en el Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (GEITDAH), “el 97% de los adultos con TDAH no están diagnosticados”. Lo cual significa que, con toda probabilidad, esos compañeros o amigos que tanto interrumpen, puede estar entre ese porcentaje de población no diagnosticada. O eso o que realmente no les interesa lo que les cuentas.
Imagen | Unsplash (Yura Timoshenko), Pexels (fauxels)
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La noticia
Creías que te interrumpían solo por fastidiar. La psicología ha descubierto que es más complejo que eso
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Rubén Andrés
.
Todos conocemos a alguien en el trabajo o en el ámbito social que, mientras otra persona está hablando, no deja de interrumpirle o de intentar monopolizar la conversación. Si no conoces a nadie así, igual es que esa persona eres tú.
Aunque estas interrupciones son molestas tanto para quien está hablando como para quienes le escuchan, no siempre son producto de una falta de respeto o de mala educación. Numerosos estudios psicológicos han estudiado este fenómeno y han descubierto que estas interrupciones pueden estar influenciadas por factores psicológicos, sociales e incluso culturales.
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La ruptura del sistema de turnos durante la conversación puede generar frustración o sensación de injusticia, ya que se percibe un desequilibrio en la exposición de las ideas. Según recogía The New York Times, “Para muchos de nosotros, puede percibirse como una actitud degradante y condescendiente”, dijo Maria Venetis, profesora asociada de Comunicación en la Universidad de Rutgers
Según una investigación de la Universidad de Neuchâtel (Suiza), no todas las interrupciones responden a un acto de mala educación sino que son el resultado de una personalidad narcisista o de una demostración de poder y, como apunta la evidencia científica, la mujeres tienden a ser interrumpidas más frecuentemente. Un estudio de la Universidad George Washington le puso cifra: descubrió que los hombres interrumpen un 33% más a las mujeres que a otros hombres.
En el ámbito laboral, por ejemplo, las interrupciones suelen estar relacionadas con jerarquías y relaciones de poder. Así, la interrupción puede ser una herramienta de control o de afirmación de autoridad, más que una simple falta de cortesía.
Por otra parte, los factores culturales del grupo también influyen en la frecuencia y el significado de las interrupciones. Una investigación de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla revela que, en algunas culturas, la superposición de turnos y las interrupciones se consideran señales de entusiasmo y participación en la comunicación, tal y como señala la psicóloga Barbara Fredrickson, mientras que en otras se interpretan como falta de respeto que diluye el ritmo de la comunicación.
¿Qué te iba a decir…?
No todas las interrupciones tienen que ver con el poder o la cultura. Según un artículo publicado por la Asociación Americana de Psicología algunas interrupciones se originan por dificultades en la atención, neurodivergencia o debido a rasgos de ansiedad de quien interrumpe.
Según el ensayo de los psicólogos y humanistas Carl Rogers y Richard Farson, “la escucha activa requiere que entendamos, desde el punto de vista del hablante, exactamente lo que nos está comunicando”. Esta forma de escucha no se centra en responder o juzgar de forma inmediata, sino en comprender con precisión tanto el contenido como los sentimientos del interlocutor, y mostrarle que ha sido comprendido.
Las personas con cuadros de trastorno de déficit de atención (TDA o TDAH) o con ansiedad, pueden tener dificultades para mantener esta escucha activa y pasan a la fase de preparación de su discurso. Es decir, responder antes de que su interlocutor termine su exposición.
Según investigaciones de psicólogo Russell Barkley, experto en TDA y TDAH, las personas con este trastorno suelen tener un control de los impulsos verbales más débil y problemas con la memoria de trabajo y la metacognición. “Pueden interrumpir y no recordar esperar su turno porque no confían en sí mismos para recordar lo que quieren decir más tarde”, por ese motivo, tienden a interrumpir durante las conversaciones.
Teniendo en cuenta que, según datos facilitados por Francisco Montañés, jefe de Psiquiatría del Hospital Fundación de Alcorcón y coordinador del Grupo de Especial Interés en el Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (GEITDAH), “el 97% de los adultos con TDAH no están diagnosticados”. Lo cual significa que, con toda probabilidad, esos compañeros o amigos que tanto interrumpen, puede estar entre ese porcentaje de población no diagnosticada. O eso o que realmente no les interesa lo que les cuentas.
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Imagen | Unsplash (Yura Timoshenko), Pexels (fauxels)
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.