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Ciencia y Tecnología

El extraño zumbido que solo puedes escuchar a una edad. La frecuencia que Japón, EEUU y Europa utiliza contra los jóvenes

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El extraño zumbido que solo puedes escuchar a una edad. La frecuencia que Japón, EEUU y Europa utiliza contra los jóvenes

En 2009 se empezó a escuchar por primera vez en las calles de Tokio. Durante años, el parque Kitashikahama, en el distrito de Adachi, había sido blanco recurrente de actos de vandalismo, especialmente en instalaciones públicas como baños y mobiliario urbano. Los daños, atribuidos principalmente a grupos de adolescentes que frecuentan la zona en horas nocturnas, habían supuesto un coste significativo para las autoridades locales. Y desde entonces, un ruido imperceptible para gran parte de la población ha sido recurrente.

Un sonido que tiene su origen en Europa.

El Mosquito. Años antes, en 2005, el New York Times hablaba de la llegada de un invento a Reino Unido. Lo que comenzó como una molestia auditiva infantil se transformó años después en una solución insólita para un problema urbano persistente. Howard Stapleton, un ingeniero británico, recordaba cómo, a los 12 años, al entrar a una fábrica con su padre, se vio obligado a salir de inmediato por un sonido insoportable que los adultos ni siquiera percibían.

Décadas después, esa experiencia lo llevó a crear el Mosquito, un dispositivo que emite un zumbido de alta frecuencia perceptible solo por oídos jóvenes (principalmente en torno a la veintena) y prácticamente inaudible para quienes han pasado la treintena. Su propósito era tan directo como polémico: ahuyentar a los adolescentes que se congregan de forma ruidosa frente a tiendas, generando molestias, intimidaciones e incluso episodios de robo y violencia, sin necesidad de confrontación directa.

De idea personal a experimento. La primera prueba real del Mosquito tuvo lugar en Barry en 2005, una localidad del sur de Gales, frente a una tienda de comestibles Spar, gestionada por Robert Gough y su familia. Antes de la instalación, el local sufría a diario la presencia de adolescentes que fumaban, bebían, insultaban a los clientes e irrumpían en el establecimiento. Gough había considerado recurrir a música clásica a gran volumen, pero nunca llegó a implementarla.

Fue Stapleton quien le ofreció instalar el dispositivo en fase de prueba. En cuestión de poco tiempo, la congregación habitual de adolescentes desapareció. Algunos intentaron resistir, entrando a la tienda con los dedos en los oídos y pidiendo que se apagara el zumbido. Gough, ingenioso, les decía que el aparato era para espantar aves debido a la gripe aviar. El resultado fue una transformación radical: adolescentes antes conflictivos ahora entraban, compraban, y se iban sin causar problemas.

Mosquito Noise Device

Instalación del Mosquito en una tienda de Filadelfia

Duele, pero no agota. Hablamos de un dispositivo que emite una especie de chirrido pulsante por encima de los 17 kilohertz, de hasta 75/80 decibelios, comparable a un ruido de tinnitus, no es doloroso, pero sí muy irritante. Stapleton contaba que probó distintas frecuencias con la ayuda de sus propios hijos hasta dar con una fórmula que “no hiciera daño, pero sí molestara lo suficiente como para que quisieran irse”. Su intención nunca fue castigar, sino simplemente disuadir, provocando una incomodidad que empujara al adolescente a retirarse por sí solo.

Si bien algunos adultos aún pueden percibir el sonido, el dispositivo está diseñado pensando en patrones de conducta más que en rangos de edad estrictos: difícilmente una persona de 30 años se queda rondando la entrada de una tienda durante horas. El profesor Andrew King, experto en neurofisiología de la Universidad de Oxford, reconocía hace años al Times que aunque la audición de frecuencias altas disminuye con la edad, esa pérdida es gradual y, por tanto, algunos adultos también podrían oírlo.

Stapleton lo considerara irrelevante: “El Mosquito no es para ellos”.

Mosquito Specifications

Cruzar fronteras. Tras su aparición, el Mosquito generó gran interés. Tiendas, depósitos ferroviarios, centros comerciales y autoridades locales británicas solicitaron unidades. Stapleton, por aquel entonces, ya contemplaba versiones más potentes activables mediante botón de pánico, diseñadas para repeler multitudes que ingresan en masa a robar, lo que en Reino Unido se conoce como steaming. Su lógica era simple: “Es difícil robar con los dedos en los oídos”.

De Europa y EEUU a Japón. Cuatro años después de que el invento se instaurara en diferentes ciudades de Reino Unido, luego Europa, y finalmente Estados Unidos, el mosquito dio el salto a Japón. Ante los numerosos actos de vandalismo, el distrito de Adachi decidió recurrir a la solución tecnológica controvertida, pero creciente en popularidad.

Prueba piloto. En Japón, algunos comercios ya lo habían implementado previamente tras recibir quejas por basura, ruido y concentración de grupos juveniles, pero 2009 fue la primera vez que se instaló en un parque público. La administración de Adachi, que había contratado el dispositivo a la empresa Melc Co Ltd, con sede en Chiyoda, lo instaló en el área como parte de un ensayo que duraría hasta marzo de 2010.

De fondo: los costes por vandalismo en los 470 parques y zonas públicas de Adachi en los años anteriores habían superado los 3 millones de yenes, por lo que cualquier solución que pudiera reducir las cifras con eficacia no invasiva representaba una opción atractiva. Según representantes de Melc, el objetivo era claro: generar un entorno suficientemente incómodo para los infractores sin alterar la tranquilidad del resto de los ciudadanos ni provocar quejas vecinales.

Y en los trenes. Aunque hoy el número de instalaciones de este tipo se desconocen en Japón, en las redes sociales abundan vídeos y comentarios de jóvenes aludiendo a este tipo de sonidos. Contaba Bloomberg que incluso una versión del Mosquito también se ha instalado en las estaciones de trenes. En muchas de ellas se habían colocado dispositivos ultrasónicos que emitían un sonido de alta frecuencia solo perceptible para menores de 25 años.

Los aparatos, diseñados para desalentar el merodeo sin confrontaciones, provocaban reacciones evidentes en los estudiantes: muecas de incomodidad, pasos acelerados y quejas, sin que la mayoría supiera de dónde proviene el sonido. Mientras, los adultos mayores caminan imperturbables, incapaces de oír la señal. La tecnología, originaria de Gales, había encontrado en Japón su uso más sistemático y culturalmente aceptado.

Entre la defensa y el estigma. Contaban en una larga entrevista de NPR a Stapleton que el Mosquito ha generado un debate sobre los límites de la intervención tecnológica en el espacio público. Mientras algunos celebran su capacidad para restaurar la tranquilidad en zonas comerciales y escolares sin violencia ni enfrentamientos, otros consideran que su uso indiscriminado puede equivaler a criminalizar la juventud por defecto.

Stapleton respondía que el verdadero enemigo no es la adolescencia, sino la falta de respeto de una minoría. En su opinión, se trata de devolver el control de los espacios públicos a los ciudadanos respetuosos, sin recurrir a medidas excesivas ni castigos físicos, como ocurría en el pasado. Con todo, también admitía que no es una solución definitiva y que su instalación debe ir acompañado de juicio humano.

Marco legal. El uso del dispositivo ha generado una fuerte controversia legal en Europa y otras regiones, con múltiples organizaciones y autoridades cuestionando su compatibilidad con los derechos humanos. Grupos como Liberty advierten que podría violar los artículos 8 y 14 del Convenio Europeo de Derechos Humanos y la Ley de Derechos Humanos del Reino Unido. Un informe del Consejo de Europa lo calificaba de “doloroso”, “degradante” y “discriminatorio” hacia los jóvenes, pidiendo su prohibición.

Aunque una moción en el Parlamento Europeo para vetarlo no prosperó, países como Bélgica han pedido su prohibición, y tribunales franceses ya han fallado en contra de su uso. En Irlanda, podría considerarse una forma de agresión según la ley, aunque aún no se ha juzgado en tribunales. Mientras tanto, el Reino Unido no planea prohibirlo, pese a reportes que sugieren que el dispositivo puede alcanzar volúmenes muy superiores a los declarados oficialmente.

Así, el Mosquito y sus variantes, con su zumbido casi imperceptible pero cargado de intención, pone sobre la mesa una forma nueva de vigilancia, una donde el orden se impone no con fuerza, sino con frecuencia.

Imagen | Adam Cohn, Sunmist, Mosquito

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En Xataka | En 1960 se detectó un sonido extraño bajo las aguas de la Antártida. No solo seguimos sin respuesta: se está multiplicando


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El extraño zumbido que solo puedes escuchar a una edad. La frecuencia que Japón, EEUU y Europa utiliza contra los jóvenes

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Miguel Jorge

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​En 2009 se empezó a escuchar por primera vez en las calles de Tokio. Durante años, el parque Kitashikahama, en el distrito de Adachi, había sido blanco recurrente de actos de vandalismo, especialmente en instalaciones públicas como baños y mobiliario urbano. Los daños, atribuidos principalmente a grupos de adolescentes que frecuentan la zona en horas nocturnas, habían supuesto un coste significativo para las autoridades locales. Y desde entonces, un ruido imperceptible para gran parte de la población ha sido recurrente.

Un sonido que tiene su origen en Europa.

El Mosquito. Años antes, en 2005, el New York Times hablaba de la llegada de un invento a Reino Unido. Lo que comenzó como una molestia auditiva infantil se transformó años después en una solución insólita para un problema urbano persistente. Howard Stapleton, un ingeniero británico, recordaba cómo, a los 12 años, al entrar a una fábrica con su padre, se vio obligado a salir de inmediato por un sonido insoportable que los adultos ni siquiera percibían.

Décadas después, esa experiencia lo llevó a crear el Mosquito, un dispositivo que emite un zumbido de alta frecuencia perceptible solo por oídos jóvenes (principalmente en torno a la veintena) y prácticamente inaudible para quienes han pasado la treintena. Su propósito era tan directo como polémico: ahuyentar a los adolescentes que se congregan de forma ruidosa frente a tiendas, generando molestias, intimidaciones e incluso episodios de robo y violencia, sin necesidad de confrontación directa.

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De idea personal a experimento. La primera prueba real del Mosquito tuvo lugar en Barry en 2005, una localidad del sur de Gales, frente a una tienda de comestibles Spar, gestionada por Robert Gough y su familia. Antes de la instalación, el local sufría a diario la presencia de adolescentes que fumaban, bebían, insultaban a los clientes e irrumpían en el establecimiento. Gough había considerado recurrir a música clásica a gran volumen, pero nunca llegó a implementarla.

Fue Stapleton quien le ofreció instalar el dispositivo en fase de prueba. En cuestión de poco tiempo, la congregación habitual de adolescentes desapareció. Algunos intentaron resistir, entrando a la tienda con los dedos en los oídos y pidiendo que se apagara el zumbido. Gough, ingenioso, les decía que el aparato era para espantar aves debido a la gripe aviar. El resultado fue una transformación radical: adolescentes antes conflictivos ahora entraban, compraban, y se iban sin causar problemas.

Instalación del Mosquito en una tienda de Filadelfia

Duele, pero no agota. Hablamos de un dispositivo que emite una especie de chirrido pulsante por encima de los 17 kilohertz, de hasta 75/80 decibelios, comparable a un ruido de tinnitus, no es doloroso, pero sí muy irritante. Stapleton contaba que probó distintas frecuencias con la ayuda de sus propios hijos hasta dar con una fórmula que “no hiciera daño, pero sí molestara lo suficiente como para que quisieran irse”. Su intención nunca fue castigar, sino simplemente disuadir, provocando una incomodidad que empujara al adolescente a retirarse por sí solo.

Si bien algunos adultos aún pueden percibir el sonido, el dispositivo está diseñado pensando en patrones de conducta más que en rangos de edad estrictos: difícilmente una persona de 30 años se queda rondando la entrada de una tienda durante horas. El profesor Andrew King, experto en neurofisiología de la Universidad de Oxford, reconocía hace años al Times que aunque la audición de frecuencias altas disminuye con la edad, esa pérdida es gradual y, por tanto, algunos adultos también podrían oírlo.

Stapleton lo considerara irrelevante: “El Mosquito no es para ellos”.

Cruzar fronteras. Tras su aparición, el Mosquito generó gran interés. Tiendas, depósitos ferroviarios, centros comerciales y autoridades locales británicas solicitaron unidades. Stapleton, por aquel entonces, ya contemplaba versiones más potentes activables mediante botón de pánico, diseñadas para repeler multitudes que ingresan en masa a robar, lo que en Reino Unido se conoce como steaming. Su lógica era simple: “Es difícil robar con los dedos en los oídos”.

De Europa y EEUU a Japón. Cuatro años después de que el invento se instaurara en diferentes ciudades de Reino Unido, luego Europa, y finalmente Estados Unidos, el mosquito dio el salto a Japón. Ante los numerosos actos de vandalismo, el distrito de Adachi decidió recurrir a la solución tecnológica controvertida, pero creciente en popularidad.

Prueba piloto. En Japón, algunos comercios ya lo habían implementado previamente tras recibir quejas por basura, ruido y concentración de grupos juveniles, pero 2009 fue la primera vez que se instaló en un parque público. La administración de Adachi, que había contratado el dispositivo a la empresa Melc Co Ltd, con sede en Chiyoda, lo instaló en el área como parte de un ensayo que duraría hasta marzo de 2010.

De fondo: los costes por vandalismo en los 470 parques y zonas públicas de Adachi en los años anteriores habían superado los 3 millones de yenes, por lo que cualquier solución que pudiera reducir las cifras con eficacia no invasiva representaba una opción atractiva. Según representantes de Melc, el objetivo era claro: generar un entorno suficientemente incómodo para los infractores sin alterar la tranquilidad del resto de los ciudadanos ni provocar quejas vecinales.

Y en los trenes. Aunque hoy el número de instalaciones de este tipo se desconocen en Japón, en las redes sociales abundan vídeos y comentarios de jóvenes aludiendo a este tipo de sonidos. Contaba Bloomberg que incluso una versión del Mosquito también se ha instalado en las estaciones de trenes. En muchas de ellas se habían colocado dispositivos ultrasónicos que emitían un sonido de alta frecuencia solo perceptible para menores de 25 años.

Los aparatos, diseñados para desalentar el merodeo sin confrontaciones, provocaban reacciones evidentes en los estudiantes: muecas de incomodidad, pasos acelerados y quejas, sin que la mayoría supiera de dónde proviene el sonido. Mientras, los adultos mayores caminan imperturbables, incapaces de oír la señal. La tecnología, originaria de Gales, había encontrado en Japón su uso más sistemático y culturalmente aceptado.

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Entre la defensa y el estigma. Contaban en una larga entrevista de NPR a Stapleton que el Mosquito ha generado un debate sobre los límites de la intervención tecnológica en el espacio público. Mientras algunos celebran su capacidad para restaurar la tranquilidad en zonas comerciales y escolares sin violencia ni enfrentamientos, otros consideran que su uso indiscriminado puede equivaler a criminalizar la juventud por defecto.

Stapleton respondía que el verdadero enemigo no es la adolescencia, sino la falta de respeto de una minoría. En su opinión, se trata de devolver el control de los espacios públicos a los ciudadanos respetuosos, sin recurrir a medidas excesivas ni castigos físicos, como ocurría en el pasado. Con todo, también admitía que no es una solución definitiva y que su instalación debe ir acompañado de juicio humano.

Marco legal. El uso del dispositivo ha generado una fuerte controversia legal en Europa y otras regiones, con múltiples organizaciones y autoridades cuestionando su compatibilidad con los derechos humanos. Grupos como Liberty advierten que podría violar los artículos 8 y 14 del Convenio Europeo de Derechos Humanos y la Ley de Derechos Humanos del Reino Unido. Un informe del Consejo de Europa lo calificaba de “doloroso”, “degradante” y “discriminatorio” hacia los jóvenes, pidiendo su prohibición.

Aunque una moción en el Parlamento Europeo para vetarlo no prosperó, países como Bélgica han pedido su prohibición, y tribunales franceses ya han fallado en contra de su uso. En Irlanda, podría considerarse una forma de agresión según la ley, aunque aún no se ha juzgado en tribunales. Mientras tanto, el Reino Unido no planea prohibirlo, pese a reportes que sugieren que el dispositivo puede alcanzar volúmenes muy superiores a los declarados oficialmente.

Así, el Mosquito y sus variantes, con su zumbido casi imperceptible pero cargado de intención, pone sobre la mesa una forma nueva de vigilancia, una donde el orden se impone no con fuerza, sino con frecuencia.

Imagen | Adam Cohn, Sunmist, Mosquito

En Xataka | Llevamos 50 años sin saber de dónde viene un sonido extraño. Ahora ha regresado con fuerza a una isla de Escocia

En Xataka | En 1960 se detectó un sonido extraño bajo las aguas de la Antártida. No solo seguimos sin respuesta: se está multiplicando

– La noticia

El extraño zumbido que solo puedes escuchar a una edad. La frecuencia que Japón, EEUU y Europa utiliza contra los jóvenes

fue publicada originalmente en

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por
Miguel Jorge

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