El italiano se fue al suelo el 28 de mayo, como consecuencia de un problema con su Honda: redujo de cuarta a tercera y engranó el punto muerto, circunstancia que le llevó a estrellarse contra las barreras de un circuito que ya no forma parte del campeonato del mundo, al no cumplir con los mínimos estándares de seguridad requeridos.
Además de un neumotórax, Luca Marini se destrozó el lado izquierdo del cuerpo, en el que acumuló fracturas en el esternón, la clavícula, y los ligamentos de la rodilla, dislocándose también la cadera izquierda. Tras pasarse varios días en Japón, el hermano de Valentino Rossi regresó a Italia, donde comenzó el tratamiento de rehabilitación, para ya más adelante recuperar la rutina de entrenamientos.
La semana pasada rodó en Brno, en un entrenamiento privado, y este viernes tiene previsto volver a salir a unirse a la dinámica del Mundial, en Alemania, después de haberse perdido las últimas tres paradas del calendario.
“Ha sido el accidente más duro de mi carrera. Lo que me ha pasado me ha llevado a preguntarme cómo los pilotos tenemos tantas ganas de volver a correr, y es un proceso muy natural. Hay un trabajo psicológico, mental, con uno mismo. Pero estamos tan habituados a hacerlo desde tan pequeños, que lo normalizamos”, relató Marini.
La inactividad, combinada con las limitaciones que todavía arrastra, le obligan a ser muy cauto en las expectativas que se plantea a corto plazo. Más aún si tenemos en cuenta que Sachsenring es un circuito con la mayoría de curvas a la izquierda, el lado del cuerpo que más tocado tiene. Para intentar facilitarle un poco las cosas, Honda ha modificado el depósito de su RC213V, con la intención de que se sujete mejor.
“Estoy contento de haber vuelto, pero también sé que debo tener respeto a mi cuerpo, ir paso a paso antes de poder volver a empujar”, advirtió el #10, capaz de sacar el lado positivo de un suceso tan desagradable y traumático como el vivido: “Al inicio, la situación parecía muy grave, pero yo tenía la intuición de que podía volver antes de lo que se pensaba. Al chocar con el muro entra en juego la suerte. Y podría haber sido mucho peor”.
Sobre el accidente, Marini explicó que la clave fue que se le quedara la moto en punto muerto, sin que tuviera tiempo de trincar el embrague. Eso le convirtió en un pasajero de un proyectil que le llevó a directo a las barreras. “Si pienso en la caída, lo que me viene a la mente es más el dolor. Cuando estaba allí, en el suelo, con la pierna fuera, estaba gritando como un loco y me dije a mi mismo: intenta dejar de gritar. Grité durante una hora y media”, recordó el piloto de Honda.
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En este artículo
Germán Garcia Casanova
MotoGP
Luca Marini
Honda HRC
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