Connect with us

Deportes

Lo que el despido de Horner significa para Red Bull y para toda la F1

Published

on

En el fútbol se ha convertido en un tópico, pero no por ello menos cierto, que uno es tan bueno como su último partido. Incluso los entrenadores con un historial más brillante pueden ser despedidos de forma repentina si el rendimiento de su equipo cae en picado.

El despido de Christian Horner tras más de 20 años al timón de Red Bull, durante los cuales el equipo ganó seis campeonatos de constructores y ocho títulos de pilotos, es una prueba más de lo que podría denominarse la futbolización de la F1.

Relacionado:

Se entiende que el contrato de Horner llegaba hasta finales de 2030, pero un cóctel de escándalos personales, guerras internas -que han provocado la marcha de al menos un miembro destacado del personal- y un rendimiento irregular en la pista han acabado con el récord de campeonatos. Le habrá salido caro rescindir su contrato cinco años antes, pero la decisión de hacerlo indica que Horner ha perdido partidarios cruciales en la junta directiva.

Durante gran parte de las cuatro primeras décadas del campeonato del mundo, la mayoría de los equipos eran propiedad de las mismas que dirigían la fábrica: Enzo Ferrari, Frank Williams, Ken Tyrrell, Charles Cooper, Jack Brabham, Bruce McLaren, Rob Walker, Guy Ligier, Jackie Stewart, Eddie Jordan. Las iniciales de Colin Chapman estaban consagradas en el logo de Lotus.

El equilibrio comenzó a cambiar a medida que los fabricantes se involucraban y el alcance comercial de la Fórmula 1 se ampliaba. A través de nuevas creaciones o adquisiciones, los equipos se han convertido gradualmente en grandes organizaciones en lugar de pequeñas empresas. Tal vez con por esa razón: en los años 70, el personal operativo en pista de un equipo cabía en un coche un poco grande; ahora hay cientos de personas en nómina de cada escudería.

Con la propiedad corporativa y las estructuras de las grandes empresas ha llegado una generación de gestores profesionales que no son más que otro eslabón en la cadena de mando. Toto Wolff es un caso atípico como director de equipo, ya que también es accionista de Mercedes.

Guenther Steiner, Dave Stubbs, Christian Horner and Dr Helmut Marko

Guenther Steiner, Dave Stubbs, Christian Horner y el Dr. Helmut Marko

Foto de: Red Bull Racing

Eso no quiere decir, por supuesto, que los jefes de equipo de antaño no sufrieran personalmente las consecuencias de sus fracasos. Ligier se hundió durante varios años antes de vender, al igual que Williams y Tyrrell (cuya escudería acabó convirtiéndose, al menos desde el punto de vista de los papeles, en Mercedes). Y tras la muerte de Enzo Ferrari, su amada escudería pasó a manos de Fiat.

La historia reciente de McLaren resultó ser un presagio de lo que estaba por venir para Christian Horner: Ron Dennis, que dio la vuelta al equipo a principios de la década de 1980, fue expulsado por sus compañeros accionistas en 2017 tras varias temporadas de un rendimiento vergonzoso.

Hay algunos paralelismos entre McLaren y Red Bull en este sentido. En un principio, Dennis se hizo con el control de McLaren a través de un matrimonio espontáneo entre su organización y lo que entonces era un equipo de F1 con problemas públicos, ideado por el patrocinador clave Marlboro. Una vez al mando, imprimió su puntilloso sello a la organización, hizo las contrataciones adecuadas, abrió nuevos caminos comerciales y McLaren dominó durante gran parte de la década.

Pero también se peleó con uno de los técnicos clave, John Barnard.

Al igual que Dennis, Horner había creado su propia escudería de éxito en las categorías inferiores antes de que un patrocinador le propusiera dar el salto a la F1. A finales de 2004, Red Bull adquirió el moribundo Jaguar Racing, que había pasado las cinco años anteriores siendo un ejemplo de lo que era una chapuza empresarial. Con un presupuesto prácticamente ilimitado para transformar el equipo, Horner contrató a Adrian Newey y el resto es historia.

Y la historia a menudo rima consigo misma: en este caso, el desencuentro final de Horner con Newey.

Ron Dennis with Adrian Newey

Ron Dennis con Adrian Newey

Foto: Motorsport Images

Se entiende que a lo largo de las turbulencias de los últimos 18 meses, Horner haya podido contar con el apoyo de la dinastía Yoovidhya, propietaria del 51% de la empresa matriz. El otro 49% es propiedad de Mark Mateschitz, cuyo padre, Dietrich, fue a Tailandia como vendedor de dentífricos y volvió convertido en empresario de bebidas, tras cerrar un acuerdo para distribuir la bebida energética inventada por Chalerm Yoovidhya.

Cuando Dietrich Mateschitz falleció en 2022 dejó sus asuntos en orden, dividiendo su cargo en funciones separadas en las que su hijo asumía su participación accionarial pero el gerente profesional Oliver Mintzlaff dirigía la empresa. Pero cualquier cambio de régimen, incluso uno tan bien planeado, puede acarrear una guerra de facciones, sobre todo para los que tienen vínculos estrechos con el anterior.

En este caso, a pesar de la estrecha relación de Horner con Mateschitz padre, se sabía que le molestaba la presencia constante del “asesor deportivo”, el Dr. Helmut Marko, como los ojos y los oídos de Mateschitz en la fábrica. Tras la muerte del fundador, se desencadenó una indecorosa lucha por el poder.

A principios del año pasado, Horner fue acusado por una empleada de comportamiento inapropiado y acoso sexual. Varios detalles y pruebas, que de otra manera habrían permanecido confidenciales, salieron a la luz pública a través de varias filtraciones a los medios de comunicación.

Horner quería a Marko fuera, pero Max Verstappen y su padre Jos permanecieron leales a Marko, dejando claro que si él se iba, ellos le seguirían. Se entiende que Mateschitz Jr apoyaba a Verstappen y Marko, mientras que Horner contaba con el respaldo de la familia Yoovidhya, que ahora ha perdido.

En los últimos 18 meses, desde que estalló el escándalo, Red Bull ha perdido su posición de dominio en la pista y todas las medidas tomadas para cambiar eso han fracasado. Uno de los principales problemas ha sido su incapacidad para desarrollar un coche del que ambos pilotos puedan extraer el máximo.

Christian Horner, Team Principal, Red Bull Racing, Dr. Helmut Marko, Consultant, Red Bull Racing

Christian Horner, director del equipo Red Bull Racing, Dr. Helmut Marko, asesor de Red Bull Racing.

Foto de: Red Bull Content Pool

Horner ha restado importancia en repetidas ocasiones a la línea de tiempo entre eso y la salida de Adrian Newey. También ha restado importancia a Newey en el proyecto en su conjunto, una perspectiva que se sabe que ha contribuido a que Newey, uno de los ingenieros con más éxito en la historia de los grandes premios, quisiera marcharse de Milton Keynes.

La percepción lo es todo en la política, así como en la F1, y resulta muy difícil hacer creer a tus aliados que todo va bien cuando se marcha parte del personal directivo (además de Newey, se ha ido el director deportivo Jonathan Wheatley y el jefe de estrategia Will Courtenay), el coche es inconsistente, se cometen errores operativos  y tu piloto estrella se muestra descontento por todo lo anterior.

En términos de culpar al segundo piloto de todos los problemas, sustituir a Sergio Pérez por Liam Lawson, y luego bajar a Lawson por Yuki Tsunoda después de dos carreras, no ha hecho más que demostrar la sabiduría de ese viejo dicho sobre repetir una acción fallida y esperar un resultado diferente.

En este contexto, la posición de Horner se ha vuelto insostenible. La cuestión ahora es si Laurent Mekies puede restablecer el orden.

Lo más sensato sería evitar cometer los mismos errores. Según fuentes internas, Horner estaba muy sobrecargado como consecuencia de haber asumido el liderazgo del proyecto del nuevo motor, dirigir también el equipo y tratar de extender su influencia sobre el departamento técnico.

Funcionó mejor cuando dejó que Wheatley convirtiera al equipo en el mejor del sector y delegó en Newey la transformación de la configuración técnica. Cuando un equipo gana bajo tu liderazgo general, es fácil -independientemente de las horas que pases en la oficina- caer en la autocomplacencia y asumir que el éxito es obra tuya mayormente.

Pero, como el propio Newey ha dicho a menudo sobre su propio catálogo de coches -algunos de los cuales, según él mismo admite, no eran muy buenos-, si pretendes llevarte toda la gloria por los éxitos, tienes que asumir la responsabilidad de los fracasos. Esos ocho mundiales de pilotos y seis de equipos fueron el resultado del trabajo de un equipo que ahora se ha disuelto.

Mekies escribirá su propio capítulo en la historia de Red Bull. Y Horner, sin duda, no estará mucho tiempo en el paro. En el mundo empresarial, al igual que en el fútbol, los líderes van y vienen: puede que no les guste pensarlo, pero no son más que piezas de una máquina, fácilmente intercambiables.

También puedes ver:

En este artículo



Stuart Codling


Fórmula 1


Red Bull Racing

Sé el primero en enterarte y suscríbete para recibir actualizaciones por email de noticias en tiempo real sobre estos temas.

 

Continue Reading
Advertisement [quads id=15]
Click to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *