Al final de la calificación en Silverstone, las declaraciones de Charles Leclerc crearon mucho interés. Estamos ante una historia curiosa porque fue desencadenada por los propios protagonistas pero que luego fue amortiguada inmediatamente, utilizando una de las frases más populares de la Fórmula 1: “No puedo entrar en detalles”.
Analizando la sesión de calificación en Silverstone, Leclerc aclaró algunos puntos y luego mencionó la presencia de una anomalía que afectaba al rendimiento del monoplaza.
“No es un problema de equilibrio, no es un problema de agarre, pero no quiero entrar en detalles, es simplemente algo muy extraño que se manifiesta sobre todo en las secciones de alta velocidad, haciéndolo todo más difícil. Espero que se pueda resolver lo antes posible”.
Leclerc ha querido dejar claro que el monoplaza presenta una particular criticidad, un problema que no ayuda a encontrar el rendimiento absoluto en los últimos compases de la clasificación.
Incluso Lewis Hamilton ha confirmado en otras ocasiones cómo en la Q3 el monoplaza muestra a veces una anomalía, aunque en su caso en Silverstone el comentario fue claro: “Hoy no ha pasado”.
Frederic Vasseur se alineó con Leclerc: “Ha dicho que no lo va a revelar, así que… Tengo que atenerme a la orden de equipo, no lo voy a revelar”, comentó sonriendo: “Es un problema que se puede solucionar, sólo puedo decir que sí, que es verdad que estamos sufriendo con algo”.

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Foto de: Roberto Chinchero
Pero, ¿de qué se trata? ¿Qué puede estar frenando al rendimiento de Ferrari sólo en la Q3?
Según la información recogida por Motorsport.com, el problema está relacionado con la hidroguía. El sistema de dirección asistida reduce el esfuerzo necesario para girar el volante, sobre todo en las curvas a alta velocidad, donde las fuerzas G son elevadas, pero la bondad de su funcionamiento proviene de las sensaciones que transmite al piloto.
Su debut en la Fórmula 1 tuvo lugar en la primera mitad de los años 90, y con el tiempo los sistemas se han ido perfeccionando cada vez más con el objetivo de transmitir sensaciones más naturales al piloto. En el caso de Ferrari, el problema surge cuando los pilotos aprietan al máximo y, sobre todo, cuando lo hacen en las zonas más rápidas, donde las G laterales ponen a prueba a la mecánica.
En los momentos en los que los pilotos intentan exprimir al máximo el monoplaza, las sensaciones se vuelven cruciales, incluso la más mínima sensación negativa puede marcar la diferencia.
De ahí las palabras de Leclerc, reacio a dar información pero bastante claro a la hora de describir un problema que le complica la vida precisamente cuando intenta exprimir el coche al máximo. También explica por qué la criticidad sólo surge en determinados circuitos, concretamente en aquellos en los que hay curvas rápidas, como en Silverstone en el paso por Maggots-Becketts o en Suzuka.
En años anteriores, esto ya ha sido un problema para varios pilotos. Sebastian Vettel en 2021 se quejó durante mucho tiempo de falta de confianza al volante del Aston Martin precisamente por la sensación que transmitía la dirección asistida, y Fernando Alonso también pasó mucho tiempo mirando la dirección asistida para encontrar la sensación perfecta para su estilo de conducción en el equipo de Silverstone.
Aunque no han dado detalles de la anomalía, los pilotos de Ferrari y el propio Vasseur han hablado de un problema solucionable, que probablemente llevará un tiempo resolver en el área mecánico-hidráulica.
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Roberto Chinchero
Fórmula 1
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