Aunque el nombre de Adrian Newey aún no figura en los planos del AMR25, su sombra ya se proyecta sobre cada rincón de la nueva fábrica de Aston Martin. Desde su llegada en marzo, el genio británico —considerado el mejor diseñador de la historia de la Fórmula 1— trabaja en silencio, con una misión tan clara como ambiciosa: construir un coche ganador para 2026.
Pero según Pedro Martínez de la Rosa, su impacto ya se está notando, incluso sin tocar directamente el coche actual. “La pregunta es, ¿Adrian Newey ha intervenido en esta mejora de Silverstone? La respuesta es no. Está concentrado en 2026”, aclaraba el embajador de la escudería británica en DAZN España. Pero justo después lanzaba la frase que lo cambia todo: “Siempre que tenemos a Adrian, que analiza las herramientas que utilizamos en el túnel de viento, en el CFD, mejoramos nuestros datos…”.
Con estas palabras, De la Rosa confirma lo que muchos intuían desde que Newey apareció en el box de Mónaco, vestido por primera vez de verde y con su mítica libreta en mano: su influencia va más allá de los diseños. No ha firmado ninguna pieza del AMR25, pero sus aportaciones están ayudando a calibrar el nuevo túnel de viento y a afinar el complejo sistema de simulaciones por CFD (dinámica de fluidos computacional), claves para el futuro del equipo.
Silverstone marca un momento simbólico para Aston Martin. Es el segundo gran paquete de mejoras de la temporada —el primero llegó en Imola— y llega en casa, tras una primera mitad de año complicada en la que Fernando Alonso y Lance Stroll tuvieron que batallar con uno de los coches menos competitivos de la parrilla, y unas últimas carreras en las que ya están en la zona media.
Pero, por primera vez desde 2023, cuando Alonso logró seis podios en ocho carreras, una evolución del coche funcionó a la primera. Y eso no es casualidad. “Estamos aprendiendo constantemente sobre cómo funciona nuestro túnel de viento nuevo”, explica De la Rosa.
“Eso te ayuda en corto, medio y largo plazo. Eso es lo que nos puede aportar Adrian Newey”. Porque aunque esté centrado en 2026, cada vez que Newey revisa los procesos internos, todo mejora. Y no hablamos de décimas, sino de comprensión: cómo se recogen los datos, cómo se interpretan, cómo se correlacionan con la pista.
Esa correlación, de hecho, es una de las grandes noticias de la temporada para Aston Martin. Tras años de frustración con un simulador que no siempre reflejaba la realidad, el nuevo túnel de viento parece estar funcionando como esperaban. Las piezas diseñadas con sus datos funcionan cuando se montan en pista. Y eso, en F1, es oro puro.
Todo este trabajo en la sombra se hace con un objetivo: 2026. Será el año del nuevo reglamento técnico y de motores, y también la gran oportunidad de Fernando Alonso de volver a luchar por victorias, si sigue en el equipo. Con una fábrica completamente nueva, un túnel de viento que empieza a dar resultados y el talento inigualable de Adrian Newey, en Aston Martin se respira optimismo contenido. Porque, como bien dice De la Rosa, cada vez que Newey toca algo, lo mejora. Aunque nadie lo vea.
En este artículo
Pol Hermoso
Fórmula 1
Pedro de la Rosa
Fernando Alonso
Adrian Newey
Lance Stroll
Aston Martin Racing
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