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¿Qué tipo de refrigerante para carro usar y qué pasa si se queda sin él?

Todo sistema de enfriamiento de un motor de combustión interna es un componente crítico para su operación óptima y longevidad. Dentro de este sistema, el líquido refrigerante desempeña una función esencial que trasciende la simple disipación de calor.
Se trata de un compuesto de ingeniería avanzada, formulado para regular la temperatura operativa del motor dentro de un rango preciso, protegiendo así sus componentes vitales contra el desgaste prematuro y fallas catastróficas.
Por lo tanto, un entendimiento cabal de sus propiedades y de los riesgos asociados a su deficiencia es indispensable para el correcto mantenimiento automotriz.

Refrigerante para carro: La sangre tecnológica del motor
La creencia popular de que cualquier líquido colorido sirve como anticongelante es un error que puede costar muy caro. La realidad es que el tipo de refrigerante que usa un carro depende directamente de la tecnología y los materiales de su motor. No se elige por color, sino por su composición química. En el caso de los vehículos más antiguos solían emplear una fórmula basada en la Tecnología de Ácidos Inorgánicos (IAT, por sus siglas en inglés Inorganic Acid Technology), el conocido líquido verde que protegía los componentes de hierro y cobre de antaño.
Con la evolución de la ingeniería automotriz, los motores comenzaron a incorporar más aluminio y otras aleaciones ligeras, materiales que reaccionaban de manera adversa con las fórmulas IAT.
De ahí que surgiera la Tecnología de Ácidos Orgánicos (OAT, Organic Acid Technology), que ofrece una protección de vida extendida y es reconocible por sus tonos naranja, rojo o rosa.
Dicho de otro modo, su formulación está diseñada para ser menos reactiva con los metales modernos. En un punto intermedio se encuentra la tecnología híbrida (HOAT, Hybrid Organic Acid Technology), que combina lo mejor de ambos mundos y suele presentarse en colores como amarillo o turquesa.
Es por esta razón que la compatibilidad es crucial; mezclar tipos distintos puede provocar una reacción química que convierte el fluido en un gel espeso, obstruyendo el sistema y acelerando la corrosión.
Crónica de un sobrecalentamiento
Ahora, exploremos el escenario catastrófico: ¿qué pasa si el carro se queda sin líquido refrigerante? El primer síntoma es una aguja de temperatura que se dispara hacia la zona roja del indicador (temperature gauge). Este es el grito de auxilio del motor.
Sin el medio líquido para absorber y disipar el calor generado por la combustión, la temperatura de los metales se eleva de forma exponencial y descontrolada. El aceite del motor pierde su viscosidad, con lo cual la lubricación se vuelve deficiente y la fricción entre los componentes móviles se intensifica peligrosamente.
En consecuencia, se inicia una cascada de fallos. El primero y más común es el daño en la junta de la culata (blown head gasket), esa delgada lámina que sella la unión entre el bloque del motor y la cabeza de los cilindros.
El calor extremo la deforma, permitiendo que el refrigerante (si quedara algo) y el aceite se mezclen, o que los gases de combustión escapen. A partir de aquí, el pronóstico empeora drásticamente.
El aluminio de la culata puede deformarse permanentemente, los pistones pueden expandirse hasta rayar o gripar los cilindros y, en el peor de los casos, se llega a la falla catastrófica del motor, un punto de no retorno que generalmente implica la sustitución completa del bloque.

Conciencia y mantenimiento
Una pérdida de refrigerante nunca es normal; siempre es indicativo de una fuga en algún punto del sistema, ya sea el radiador, una manguera, la bomba de agua (water pump) o el núcleo de la calefacción.
Rellenar el depósito constantemente es solo un parche temporal que enmascara un problema subyacente. Por consiguiente, un mantenimiento proactivo del sistema de enfriamiento es la única estrategia inteligente.
Esto implica revisar periódicamente el nivel del fluido -siempre con el motor en frío- y utilizar exclusivamente el tipo de refrigerante especificado por el fabricante (Original Equipment Manufacturer – OEM).
Ignorar estas recomendaciones, para ahorrar unos pocos pesos en el fluido correcto, es una apuesta que casi siempre termina en una visita al taller con un presupuesto de reparación de varios ceros. Al final, el refrigerante no es un gasto, sino una inversión en la longevidad y fiabilidad del vehículo.
Todo sistema de enfriamiento de un motor de combustión interna es un componente crítico para su operación óptima y longevidad. Dentro de este sistema, el líquido refrigerante desempeña una función esencial que trasciende la simple disipación de calor. Se trata de un compuesto de ingeniería avanzada, formulado para regular la temperatura operativa del motor dentro Curiosidades, Consejos, Tips