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¿Es recomendable comprar llantas usadas?

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Para muchos conductores en Estados Unidos y otras partes del mundo, la opción de comprar llantas o neumáticos usados emerge como una solución aparentemente lógica para equilibrar el presupuesto.

Y es que, el atractivo es evidente: obtener un componente esencial por una fracción del costo de uno nuevo. Sin embargo, detrás de esta decisión financiera se esconde un debate mucho más profundo que pone en balanza el ahorro inmediato frente a la invaluable seguridad vehicular

Claramente, la verdadera pregunta es si este ahorro es genuino o, por el contrario, una ilusión que podría tener consecuencias graves.

¿Es recomendable comprar llantas usadas?

Dilema del presupuesto frente a la tranquilidad

Resulta fácil entender por qué alguien se inclinaría por un juego de neumáticos de segunda mano. Un vehículo requiere un cambio de llantas cada cierto número de millas, y el costo de cuatro neumáticos nuevos de una marca reconocida puede representar un desembolso considerable. 

De ahí que el mercado de las llantas usadas prospere, ofreciendo una alternativa que alivia la presión económica inmediata. El conductor siente que ha hecho un negocio inteligente, resolviendo una necesidad imperante con un gasto mínimo.

Con todo y eso, esta percepción de ahorro a menudo es superficial. Un neumático no es solo una pieza de caucho; es un componente de ingeniería complejo del cual depende la capacidad del vehículo para frenar, girar y mantenerse estable en la carretera. 

Puesto que las llantas son el único punto de contacto con el asfalto, su integridad es directamente proporcional a la seguridad de los pasajeros. Así pues, el dinero que no se gasta en la compra podría, en un escenario adverso, multiplicarse en costos de reparaciones por un accidente o, peor aún, en consecuencias irreparables.

Los secretos que esconde el caucho: ¿Qué no Estamos Viendo?

El mayor riesgo de las llantas usadas reside en su historial desconocido. A simple vista, un neumático puede parecer estar en buenas condiciones, con una profundidad de dibujo aceptable. 

No obstante, la realidad es que podría albergar defectos invisibles para un ojo no experto. Uno de los factores más críticos es la antigüedad. Todo neumático tiene un código DOT (Department of Transportation) que indica su fecha de fabricación. 

Hay que entender que el compuesto de caucho se degrada con el tiempo por la exposición al sol, al ozono y a los cambios de temperatura, volviéndose quebradizo y perdiendo sus propiedades de agarre, independientemente de su apariencia. Una llanta con más de seis años, aunque nunca se haya montado, ya es un riesgo.

Más allá de la edad, existen daños estructurales ocultos. Un impacto fuerte contra un bache o un bordillo puede causar microfracturas en la estructura interna del neumático, conocidas como separación de cuerdas (belt separation) o generar protuberancias, conocidas como burbujas (bubbles). 

Estos daños no siempre son visibles de inmediato, pero pueden provocar un fallo catastrófico y repentino a alta velocidad. Del mismo modo, una reparación previa de una pinchadura (puncture) pudo haberse realizado de forma incorrecta, comprometiendo la integridad de la llanta y creando un punto débil propenso a reventar.

¿Es recomendable comprar llantas usadas?

La inspección visual no es suficiente

Algunos vendedores y compradores confían en una inspección visual y en medir la profundidad del dibujo (tread depth). Si bien es un paso necesario, es totalmente insuficiente. La profundidad del dibujo solo informa sobre la vida útil restante en condiciones ideales, pero no revela nada sobre el estrés que ha soportado el neumático. 

Un desgaste irregular (uneven wear) puede ser una señal de alerta de problemas de alineación o suspensión en el vehículo anterior, lo que significa que la llanta ya ha trabajado de forma deficiente y su estructura está comprometida.

Por todo lo anterior, al adquirir llantas usadas, se está comprando una incógnita. No hay garantía sobre cómo fueron utilizadas, el mantenimiento que recibieron o los impactos que sufrieron. Es una apuesta donde el ahorro aparente se contrapone directamente con la incertidumbre. 

Puesto que la tecnología de los neumáticos nuevos ha avanzado enormemente en términos de seguridad, durabilidad y eficiencia de combustible, la brecha de rendimiento entre una llanta nueva, incluso de gama económica, y una usada de origen incierto es abismal.

​Para muchos conductores en Estados Unidos y otras partes del mundo, la opción de comprar llantas o neumáticos usados emerge como una solución aparentemente lógica para equilibrar el presupuesto. Y es que, el atractivo es evidente: obtener un componente esencial por una fracción del costo de uno nuevo. Sin embargo, detrás de esta decisión financiera  Tips, Consejos, Llantas 

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