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Esta marca de autos italiana cumple 115 años: Su historia con Ferrari

Pocas marcas de autos logran trascender el metal y el caucho para convertirse en un sentimiento, en una verdadera extensión de la pasión de quien las conduce. Alfa Romeo es, sin duda, una de ellas.
Celebrar 115 años de historia no es solo contar el paso del tiempo, es desentrañar una narrativa compleja de ingeniería, diseño, drama y una conexión casi espiritual con sus seguidores, los Alfisti.
Ese vínculo profundo y auténtico que une a esta marca de autos italiana con sus fanáticos ha sido siempre un elemento distintivo en el panorama automotriz internacional, forjando una comunidad global que celebra tanto la excelencia técnica como la pura emoción de conducir.

Alfa Romeo: El origen de una leyenda milanese
La historia de esta marca de autos italiana arranca en 1910 en Milán, no como Alfa Romeo, sino como A.L.F.A. (Anonima Lombarda Fabbrica Automobili). Desde el primer momento, el enfoque era claro: los autos debían tener un rendimiento superior y un carácter marcadamente deportivo.
El primer modelo, el 24 HP, ya dejaba ver que la competición corría por las venas de la recién nacida compañía. La transformación hacia el nombre que hoy conocemos llegó con la Primera Guerra Mundial, cuando el empresario napolitano Nicola Romeo adquirió la compañía, orientándola temporalmente a la producción militar.
Al finalizar el conflicto, y con la visión de retomar la fabricación de automóviles, Romeo fusionó su apellido con el acrónimo original. De esta manera, en 1920, nació oficialmente Alfa Romeo, una marca que llevaba en su ADN tanto la ingeniería lombarda como la audacia empresarial del sur.

El vínculo de Alfa Romeo con Ferrari y el ADN de competición
Hablar de la gloria de Alfa Romeo en las pistas es, inevitablemente, hablar de Enzo Ferrari. Antes de que el Cavallino Rampante se convirtiera en un imperio, Enzo Ferrari fue piloto de carreras para el equipo de fábrica de Alfa Romeo. Su talento no se limitaba al volante; de hecho, su visión para la competición lo llevó a fundar su propia escudería.
Aquella legendaria Scuderia Ferrari no nació como un rival, sino como el brazo de competición oficial de Alfa Romeo. Durante años, los bólidos rojos con el trébol de cuatro hojas, el Quadrifoglio Verde, dominaron los circuitos europeos bajo la gestión de Ferrari.
Fue esta la cuna donde Enzo forjó su leyenda, aprendiendo los secretos del alto rendimiento antes de independizarse para crear sus propios vehículos. Por consiguiente, la historia de Ferrari está intrínsecamente ligada a la de Alfa Romeo; una fue la escuela y el campo de pruebas de la otra.

De rivalidades a sinergias: Maserati y el paragüas de Stellantis
Dentro de los grandes fabricantes italianos, Maserati ocupa un lugar de honor junto a Alfa Romeo. Ambas marcas comparten una filosofía centrada en el diseño, el lujo y un performance excepcional, aunque con interpretaciones distintas del alma italiana. Durante décadas, fueron competidores naturales, cada uno buscando seducir a un público que anhelaba la emoción al volante.
Hoy, el destino las ha unido bajo el mismo techo corporativo: Stellantis. Esta megafusión ha colocado a Alfa Romeo en un ecosistema donde convive no solo con Maserati, sino también con gigantes como Peugeot, Chrysler y Jeep.
Pertenecer a un conglomerado de esta magnitud ofrece acceso a recursos y tecnologías sin precedentes, especialmente en la era de la electrificación y las plataformas modulares.

Esto se ve reflejado en los éxitos comerciales recientes, como las más de 42,000 órdenes del nuevo Junior. A la vez, emerge el desafío más grande para la marca: ¿cómo mantener intacta la meccanica delle emozioni (la mecánica de las emociones) y su identidad única en un entorno que prioriza la eficiencia y la sinergia de componentes?
La respuesta parece estar en proyectos como el espectacular 33 Stradale, un supercar custom-built que demuestra que el Cuore Sportivo (Corazón Deportivo) sigue latiendo con fuerza, sirviendo como un faro para guiar el futuro de la marca sin traicionar su glorioso pasado.
La celebración de su 115 aniversario de esta marca de autos italiana en el Museo Histórico de Arese, con cientos de autos y miles de entusiastas, es la prueba más fehaciente de que el alma de Alfa Romeo sigue viva en su gente, mirando hacia el futuro, pero con la fuerza de una identidad que representa a Italia en todo el mundo.
Pocas marcas de autos logran trascender el metal y el caucho para convertirse en un sentimiento, en una verdadera extensión de la pasión de quien las conduce. Alfa Romeo es, sin duda, una de ellas. Celebrar 115 años de historia no es solo contar el paso del tiempo, es desentrañar una narrativa compleja de ingeniería, Curiosidades, autos deportivos