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Dueños de la calle: El acoso de los parqueadores informales en las zonas recreativas

Santo Domingo. – La figura del parqueador informal en las calles de Santo Domingo es tan común como polémica. Aunque muchos aseguran que “cuidan” los vehículos de los ciudadanos a cambio de una contribución económica, expertos en salud mental y comportamiento social advierten que esta práctica representa un foco de inseguridad, estrés y hasta acoso urbano, especialmente en zonas recreativas y de alta concurrencia.
El doctor Porfirio Cabral señala que este tipo de actividad se sostiene sobre una falsa percepción de seguridad. “El parqueador no tiene ni herramientas ni autoridad para evitar que roben tu vehículo. Es una seguridad que en realidad no es seguridad”, explica.
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Explica que los ciudadanos enfrentan un dilema al estacionarse en las calles. No saben si el mismo parqueador que ofrece “cuidar” el vehículo podría ser parte de un esquema delictivo, o si simplemente no intervendrá si ocurre un robo. Precisa que este ambiente de incertidumbre genera una constante sensación de angustia, ansiedad y temor.
“Hay un tipo de acoso que muchas veces se normaliza. Algunos parqueadores piden el dinero por adelantado o incluso amenazan de forma sutil si no se les paga”, afirma el especialista.
Destaca que, además, existe una creciente preocupación por el robo de piezas automotrices específicas, como sensores y dispositivos electrónicos ubicados debajo del vehículo, altamente valorados y difíciles de reemplazar. Esto ha incrementado la sensación de vulnerabilidad entre los conductores.
Otra de las problemáticas que surgen con los parqueadores informales es la falta de regulación. No existen tarifas claras, lo que da pie a constantes discusiones y enfrentamientos entre conductores y parqueadores.
“He presenciado muchas veces cómo discuten o casi se agreden por el monto del pago. Eso ocurre aún más en eventos multitudinarios, donde el caos y la informalidad se intensifican”, indica el experto.
Más allá de la experiencia individual, esta situación contribuye a un clima general de inseguridad urbana. “Cualquier circunstancia que cause angustia y te acompañe mentalmente a lo largo del día te afecta. Ese cúmulo de estrés diario puede terminar en trastornos emocionales más serios, como depresión o ansiedad crónica”, advierte el doctor.
Desde una visión más constructiva, el especialista propone una solución social en lugar de una represión directa. “El Estado, a través del ayuntamiento, debería crear espacios de parqueo regulados y capacitar a estos parqueadores para que puedan trabajar formalmente en esos lugares. También pueden desempeñar otras funciones como vigilancia, limpieza o asistencia vial”, sugiere.
Reconoce, además, que, en un país con altos niveles de desempleo, muchos parqueadores informales realizan esta labor como única fuente de ingreso. Por ello, insiste en la necesidad de programas de reinserción laboral que transformen la informalidad en oportunidades reales.
La presencia de parqueadores informales en Santo Domingo, especialmente en zonas recreativas, es una manifestación visible de la informalidad laboral, pero también un foco de inseguridad urbana. La solución, según los expertos, no está en erradicar a quienes ejercen esta actividad, sino en integrarlos a través de políticas públicas que garanticen orden, seguridad y bienestar colectivo.