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Tras años deshabitado un pueblo de Zamora tiene nuevo dueño: un estadounidense que quiere dedicarlo al turismo

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Tras años deshabitado un pueblo de Zamora tiene nuevo dueño: un estadounidense que quiere dedicarlo al turismo

Durante años Salto de Castro, un poblado del municipio de Fonfría, al oeste de Zamora, destacó sobre todo por dos razones: su idílico entorno natural, en plena reserva de la biosfera Meseta Ibérica, y sobre todo su vínculo con la vecina presa de Castro. De hecho la villa se creó para acoger a los empleados que trabajan en la instalación hidroeléctrica y quedó herida de muerte a finales de los 80 cuando se automatizó y su presencia allí dejó de ser indispensable.

Ahora Salto de Castro es famosa por algo más: se ha convertido en uno de los grandes símbolos de la España vaciada. Tras una historia reciente compleja, marcada por el abandono y su salida y reentrada en el mercado inmobiliario, un empresario asegura haberla comprado para dedicarla al turismo. Lo más curioso es que el empresario es de EEUU, apenas habla español y nunca antes había pisado Europa.

En un lugar de la Raya… Salto de Castro forma parte del municipio de Fonfría, provincia de Zamora, pero queda más cerca de Portugal que de la capital zamorana. Situado al lado mismo de la Raya este pequeño poblado formado por 44 viviendas, hospedería, bar, piscina, iglesia, instalaciones deportivas y un cuartel fue impulsado a mediados del siglo XX por Iberduero para acoger a los obreros (y familias) que trabajaban en la presa de Castro, situada justo al lado.

Salto De Castro 2601e

De Iberduero a Idealista. En los 40 Salto de Castro acogió a los obreros que levantaron la presa y durante las décadas siguientes funcionó como un poblado hidroeléctrico, igual que otros muchos repartidos por España. A finales de los años 80 eso cambio. Sus empleados y el puesto de la Guardia Civil se reubicaron y la villa quedó tocada, convertida en un pueblo fantasma que atraía a curiosos… y de forma ocasional a algún empresario que soñaba con aprovechar su entorno idílico para convertirlo en un complejo turístico.

Durante un tiempo la villa fue propiedad de una sociedad gallega. Luego, en 2022, pasó a manos del responsable de una constructora de Toledo por 300.000 euros. Ni con uno ni con otro llegó a despegar. Poco después Idealista anunciaba que el poblado estaba a la venta por 580.000. Aunque por entonces se deslizó que había compradores interesados de Arabia Saudí y Miami, al final todo apunta a que su dueño no ha salido de Oriente Medio ni Florida, sino de la Costa Oeste de EEUU.

«Supe que era mi futuro». El último nombre en colarse en la historia de villa es el de Jason Lee Beckwith, un californiano con un perfil bastante distinto al de los anteriores propietarios del poblado: Jason es de EEUU, pasó gran parte de su vida profesional en una imprenta, llevó durante unos años un negocio de bed & breakfast en su país y al menos hasta hace poco apenas hablaba español ni había pisado Europa. Ni una cosa ni la otra le echaron atrás en su último proyecto: convertirse en dueño de Salto de Castro.

¿El motivo? Un día, mientras buscaba opciones para seguir con su vocación hostelera al otro lado del Atlántico, se enteró de que había un poblado a la venta justo en la frontera entre España y Portugal. «Fue como si se encendiera un interruptor en mi cabeza», relataba hace poco a la agencia Efe. Su mujer, brasileña, no parecía demasiado entusiasmada con la idea, pero Jason acabó de decidirse al visitar en persona la villa. «Supe que ese era mi futuro», asegura.

De los planes a los euros. A lo largo de los últimos meses el nombre de Jason y su súbito amor por Salto de Castro ha protagonizado noticias en medios de todo el país, regionales, estatales e incluso extranjeros. En ellos el californiano ha ido desgranando sus planes para la villa y también ha dado pinceladas de algo igual de crucial: la parte económica.

En enero Jason confirmó al alcalde de Fonfría que ya había realizado un primer pago para «adquirir el poblado a los antiguos propietarios». Esta misma semana, en una de sus últimas entrevistas, concedida a Efe, iba más allá y deslizaba que ya habría comprado la villa por unos 310.000 euros. Eso sí, recuperar las viejas edificaciones y sacar adelante el proyecto que tiene en mente le costará bastante más. Jason calcula que la inversión total podría pasar holgadamente de los cinco millones de euros. Se habla de hasta ocho millones para restaurar toda la zona.

Un proyecto, un crowdfunding. Por lo pronto ya hay activa una campaña de micro mecenazgo a su nombre en Gofundme con un objetivo ambicioso: recaudar 300.000 dólares. «Con esta primera recaudación de fondos se pretende completar la adquisición de la aldea y los terrenos que la rodean, contratar a un especialista en subvenciones y ayudas, completar los estudios sobre los principales sistemas de la aldea, elaborar un presupuesto/calendario general preciso y empezar a trabajar en la iglesia», señala la campaña.

De momento ha logrado reunir 500 dólares con media docena de aportaciones, lejos aún de los 300.000 marcados como objetivo en Gofundme, donde se precisan otras fuentes de ingresos que barajan sus impulsores para seguir con el proyecto, incluidas subvenciones y subsidios. Hace unos días Jason Lee explicaba a El Periódico que está a punto de «completar el papeleo» para completar la transferencia de la villa, que podría cerrarse «incluso varios meses antes de lo previsto».

¿Y qué tiene en mente? Básicamente devolver a la vida Salto de Castro, orientándolo al turismo sin descartar la posibilidad de alquileres para estancias largas. En una entrevista concedida en febrero a La Opinión de Zamora, Jason explicaba que tenía en mente ofrecer diferentes tipos de alojamiento: «villas de lujo», «apartamentos boutique» y «un albergue con varios dormitorios» para viajeros con presupuestos más ajustados.

Otro de los mercados en los que aspira a pescar es el de los nómadas digitales. «Mi objetivo es abrir un hotel, albergue y también habrá alquileres de apartamentos a corto y largo plazo para aquellos que quieran cambiar la vida de la ciudad por un remanso de paz».

¿Y los plazos? En cuanto a plazos, durante su primer año el californiano quiere centrarse en los suministros e infraestructuras básicas, como la electricidad, abastecimiento de agua potable o residuo0s.

Otra de sus prioridades será reconstruir el antiguo templo y centrarse por fases en los diferentes edificios del antiguo poblazo hidroeléctrico. «En una primera fase incluirá algunas de las casas, apartamentos, la cafetería y el área de recreo», añade el californiano. Su idea es que las primeras instalaciones abran antes de 2027.

Imágenes | Wikipedia y Gofundme

En Xataka | «La despoblación causa problemas, la superpoblación urbana también»: Kike Collada, el alcalde veinteañero y tiktoker de la España vaciada


La noticia

Tras años deshabitado un pueblo de Zamora tiene nuevo dueño: un estadounidense que quiere dedicarlo al turismo

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Carlos Prego

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 Durante años Salto de Castro, un poblado del municipio de Fonfría, al oeste de Zamora, destacó sobre todo por dos razones: su idílico entorno natural, en plena reserva de la biosfera Meseta Ibérica, y sobre todo su vínculo con la vecina presa de Castro. De hecho la villa se creó para acoger a los empleados que trabajan en la instalación hidroeléctrica y quedó herida de muerte a finales de los 80 cuando se automatizó y su presencia allí dejó de ser indispensable.

Ahora Salto de Castro es famosa por algo más: se ha convertido en uno de los grandes símbolos de la España vaciada. Tras una historia reciente compleja, marcada por el abandono y su salida y reentrada en el mercado inmobiliario, un empresario asegura haberla comprado para dedicarla al turismo. Lo más curioso es que el empresario es de EEUU, apenas habla español y nunca antes había pisado Europa.

En un lugar de la Raya… Salto de Castro forma parte del municipio de Fonfría, provincia de Zamora, pero queda más cerca de Portugal que de la capital zamorana. Situado al lado mismo de la Raya este pequeño poblado formado por 44 viviendas, hospedería, bar, piscina, iglesia, instalaciones deportivas y un cuartel fue impulsado a mediados del siglo XX por Iberduero para acoger a los obreros (y familias) que trabajaban en la presa de Castro, situada justo al lado.

De Iberduero a Idealista. En los 40 Salto de Castro acogió a los obreros que levantaron la presa y durante las décadas siguientes funcionó como un poblado hidroeléctrico, igual que otros muchos repartidos por España. A finales de los años 80 eso cambio. Sus empleados y el puesto de la Guardia Civil se reubicaron y la villa quedó tocada, convertida en un pueblo fantasma que atraía a curiosos… y de forma ocasional a algún empresario que soñaba con aprovechar su entorno idílico para convertirlo en un complejo turístico.

Durante un tiempo la villa fue propiedad de una sociedad gallega. Luego, en 2022, pasó a manos del responsable de una constructora de Toledo por 300.000 euros. Ni con uno ni con otro llegó a despegar. Poco después Idealista anunciaba que el poblado estaba a la venta por 580.000. Aunque por entonces se deslizó que había compradores interesados de Arabia Saudí y Miami, al final todo apunta a que su dueño no ha salido de Oriente Medio ni Florida, sino de la Costa Oeste de EEUU.

«Supe que era mi futuro». El último nombre en colarse en la historia de villa es el de Jason Lee Beckwith, un californiano con un perfil bastante distinto al de los anteriores propietarios del poblado: Jason es de EEUU, pasó gran parte de su vida profesional en una imprenta, llevó durante unos años un negocio de bed & breakfast en su país y al menos hasta hace poco apenas hablaba español ni había pisado Europa. Ni una cosa ni la otra le echaron atrás en su último proyecto: convertirse en dueño de Salto de Castro.

¿El motivo? Un día, mientras buscaba opciones para seguir con su vocación hostelera al otro lado del Atlántico, se enteró de que había un poblado a la venta justo en la frontera entre España y Portugal. «Fue como si se encendiera un interruptor en mi cabeza», relataba hace poco a la agencia Efe. Su mujer, brasileña, no parecía demasiado entusiasmada con la idea, pero Jason acabó de decidirse al visitar en persona la villa. «Supe que ese era mi futuro», asegura.

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En la España vaciada ya no solo se venden casas, se venden pueblos enteros. En Navarra se ofrece uno por 1,6 millones

De los planes a los euros. A lo largo de los últimos meses el nombre de Jason y su súbito amor por Salto de Castro ha protagonizado noticias en medios de todo el país, regionales, estatales e incluso extranjeros. En ellos el californiano ha ido desgranando sus planes para la villa y también ha dado pinceladas de algo igual de crucial: la parte económica.

En enero Jason confirmó al alcalde de Fonfría que ya había realizado un primer pago para «adquirir el poblado a los antiguos propietarios». Esta misma semana, en una de sus últimas entrevistas, concedida a Efe, iba más allá y deslizaba que ya habría comprado la villa por unos 310.000 euros. Eso sí, recuperar las viejas edificaciones y sacar adelante el proyecto que tiene en mente le costará bastante más. Jason calcula que la inversión total podría pasar holgadamente de los cinco millones de euros. Se habla de hasta ocho millones para restaurar toda la zona.

Un proyecto, un crowdfunding. Por lo pronto ya hay activa una campaña de micro mecenazgo a su nombre en Gofundme con un objetivo ambicioso: recaudar 300.000 dólares. «Con esta primera recaudación de fondos se pretende completar la adquisición de la aldea y los terrenos que la rodean, contratar a un especialista en subvenciones y ayudas, completar los estudios sobre los principales sistemas de la aldea, elaborar un presupuesto/calendario general preciso y empezar a trabajar en la iglesia», señala la campaña.

De momento ha logrado reunir 500 dólares con media docena de aportaciones, lejos aún de los 300.000 marcados como objetivo en Gofundme, donde se precisan otras fuentes de ingresos que barajan sus impulsores para seguir con el proyecto, incluidas subvenciones y subsidios. Hace unos días Jason Lee explicaba a El Periódico que está a punto de «completar el papeleo» para completar la transferencia de la villa, que podría cerrarse «incluso varios meses antes de lo previsto».

¿Y qué tiene en mente? Básicamente devolver a la vida Salto de Castro, orientándolo al turismo sin descartar la posibilidad de alquileres para estancias largas. En una entrevista concedida en febrero a La Opinión de Zamora, Jason explicaba que tenía en mente ofrecer diferentes tipos de alojamiento: «villas de lujo», «apartamentos boutique» y «un albergue con varios dormitorios» para viajeros con presupuestos más ajustados.

Otro de los mercados en los que aspira a pescar es el de los nómadas digitales. «Mi objetivo es abrir un hotel, albergue y también habrá alquileres de apartamentos a corto y largo plazo para aquellos que quieran cambiar la vida de la ciudad por un remanso de paz».

¿Y los plazos? En cuanto a plazos, durante su primer año el californiano quiere centrarse en los suministros e infraestructuras básicas, como la electricidad, abastecimiento de agua potable o residuo0s.

Otra de sus prioridades será reconstruir el antiguo templo y centrarse por fases en los diferentes edificios del antiguo poblazo hidroeléctrico. «En una primera fase incluirá algunas de las casas, apartamentos, la cafetería y el área de recreo», añade el californiano. Su idea es que las primeras instalaciones abran antes de 2027.

Imágenes | Wikipedia y Gofundme

En Xataka | «La despoblación causa problemas, la superpoblación urbana también»: Kike Collada, el alcalde veinteañero y tiktoker de la España vaciada

– La noticia

Tras años deshabitado un pueblo de Zamora tiene nuevo dueño: un estadounidense que quiere dedicarlo al turismo

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Carlos Prego

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