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No es magia, es Newey

La cuarta visita en tres años de AS a la fábrica de Aston Martin arroja una reflexión rápida: ya no son solo unas instalaciones imponentes, ahora también son una fábrica de ideas. Antes había material puntero pero por fin lo utiliza el personal cualificado. Hay comunidad, las enormes oficinas ya no están vacías. Un ingeniero de performance termina su jornada en el gimnasio de la planta baja, y dos diseñadores se distraen con el tenis de mesa. El paseo por las instalaciones circunscribe un flujo de trabajo casi perfecto desde que se conciben las piezas hasta que se fabrican en los gigantescos autoclaves, se cuida su control de calidad y se llevan al otro extremo de los tres edificios, al ansiado túnel de viento. Todo sucede bajo el mismo techo en busca de la eficiencia. Un esquema más práctico que exuberante.
“Encaja diez cosas donde solo cabría una, empuja los límites”, revela Cowell. El diseñador mostró la maqueta de 2026 a Alonso y Stroll.