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La paradoja del empleo en España: tenemos el paro más alto de la UE y también el menor número de vacantes de empleo

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La paradoja del empleo en España: tenemos el paro más alto de la UE y también el menor número de vacantes de empleo

España presenta un fenómeno que a simple vista parece contradictorio: aunque mantiene una de las tasas de desempleo más elevadas entre los países avanzados, también registra una de las proporciones más bajas de vacantes en la UE. Entender esta paradoja exige mirar más allá de los números y analizar cómo funcionan realmente la oferta y la demanda de empleo en el mercado laboral español.

Según el INE, la tasa de desempleo en España es del 10,5%, siendo la más alta en la OCDE en comparación con otros países desarrollados, donde el promedio ronda el 4,5%. Al mismo tiempo, según datos de Eurostat, la tasa de vacantes en España es de solo el 0,9%, muy por debajo de la media europea situada en el 2,1%.

¿Qué es una vacante? Para comprender por qué esta combinación ocurre, es útil definir qué es una vacante.

En la definición de Eurostat no equivale a “puestos que el país necesitaría cubrir en general”, sino a “puesto remunerado de nueva creación, desocupado o que está a punto de quedar vacante para el cual el empleador está tomando medidas activas y está dispuesto a tomar medidas adicionales para encontrar un candidato adecuado fuera de la empresa, y que el empleador pretende cubrir inmediatamente o dentro de un período específico para los que existe una búsqueda activa y con intención de cobertura próxima”. Así que no es “todo lo que faltaría contratar en general”, sino lo que está abierto en ese momento. Es como una foto de ese momento exacto, pero no muestra su realidad.

La “logica” tras la paradoja. Cuando un mercado laboral crece, cabe esperar que surjan muchas vacantes porque hay más demanda de trabajadores. Si, además, hay poco desempleo, esa demanda tiende a traducirse rápidamente en contratos.

Sin embargo, en España la realidad es distinta. Aunque el empleo ha crecido en los últimos años, y hay más ocupados que nunca (con récords de afiliación a la Seguridad Social), el desempleo sigue alto comparado con la UE, y las vacantes no aumentan al ritmo esperado.

Desajustes entre oferta y demanda de trabajo. Un factor clave señalado en los informes oficiales es el desajuste entre las habilidades que demandan las empresas y las que ofrecen las personas desempleadas. Es decir, puede haber puestos disponibles, pero no que correspondan con las competencias de quienes buscan empleo. Este tipo de desajuste se refleja en sectores específicos (tecnología, ingeniería, cuidado de la salud) donde las empresas aseguran tener dificultades para encontrar perfiles adecuados, mientras que al mismo tiempo hay trabajadores que no consiguen encontrar un empleo.

Algunos economistas también destacan que las ofertas disponibles tienden a concentrarse en sectores con elevada temporalidad y poca estabilidad, como servicios o turismo, donde muchas vacantes son estacionales o de corta duración, lo que no incentiva a todos los desempleados a incorporarse inmediatamente.

Empleo mal repartido. Otro elemento a considerar es la movilidad laboral. En España, existe un gran desequilibrio entre los territorios con mayor oferta de empleo y aquellos con mayor demanda de empleo. Es decir, el empleo se concentra en grandes ciudades y zonas industriales, mientras las cifras de desempleo se disparan en zonas rurales y de la España vaciada, contribuyendo a mantener ese desajuste entre la ubicación de la oferta y la demanda.

Por otro lado, el estancamiento de las vacantes también puede explicarse por la alta rotación del mercado laboral. Muchas veces el puesto se mantiene vigente y lo que ocurre es que son los empleados los que van rotando por ese puesto. El puesto de trabajo sigue ahí, pero no siempre aparece como una “nueva vacante” en la estadística, por eso la tasa de vacantes puede ser baja, aunque el empleo real crezca debido a la alta rotación de ese puesto.​

Por ejemplo, un puesto de camarero no aparece como vacante, pero el restaurante contrata cada ciertos meses a un nuevo empleado para ese puesto. El puesto no está vacante a efectos estadísticos, pero el mercado laboral no deja de registrar nuevas contrataciones.

¿Qué nos dice esta paradoja? Que España tenga mucho paro y pocas vacantes en comparación con la UE no significa que no haya empleos disponibles. Lo que indica es que el mercado laboral funciona con dificultades: los puestos que se ofrecen no siempre encajan con el perfil de las personas desempleadas, hay grandes diferencias entre sectores y una parte importante del empleo es temporal, cuando muchos trabajadores buscan estabilidad. Por eso, incluso cuando existen vacantes, no siempre acaban consolidándose en forma de contratos.

Esta situación no depende solo de un momento económico concreto de bonanza o crisis, sino de problemas de fondo del mercado laboral español. Que esta paradoja se mantenga en el tiempo apunta a la necesidad de mejorar la formación, facilitar la movilidad entre sectores y territorios, elevar la calidad del empleo y contar con estadísticas más ajustadas a la realidad del mercado laboral en España.

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Imagen | Unsplash (Mika Baumeister)


La noticia

La paradoja del empleo en España: tenemos el paro más alto de la UE y también el menor número de vacantes de empleo

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Rubén Andrés

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​España presenta un fenómeno que a simple vista parece contradictorio: aunque mantiene una de las tasas de desempleo más elevadas entre los países avanzados, también registra una de las proporciones más bajas de vacantes en la UE. Entender esta paradoja exige mirar más allá de los números y analizar cómo funcionan realmente la oferta y la demanda de empleo en el mercado laboral español.
Según el INE, la tasa de desempleo en España es del 10,5%, siendo la más alta en la OCDE en comparación con otros países desarrollados, donde el promedio ronda el 4,5%. Al mismo tiempo, según datos de Eurostat, la tasa de vacantes en España es de solo el 0,9%, muy por debajo de la media europea situada en el 2,1%.
¿Qué es una vacante? Para comprender por qué esta combinación ocurre, es útil definir qué es una vacante.
En la definición de Eurostat no equivale a “puestos que el país necesitaría cubrir en general”, sino a “puesto remunerado de nueva creación, desocupado o que está a punto de quedar vacante para el cual el empleador está tomando medidas activas y está dispuesto a tomar medidas adicionales para encontrar un candidato adecuado fuera de la empresa, y que el empleador pretende cubrir inmediatamente o dentro de un período específico para los que existe una búsqueda activa y con intención de cobertura próxima”. Así que no es “todo lo que faltaría contratar en general”, sino lo que está abierto en ese momento. Es como una foto de ese momento exacto, pero no muestra su realidad.

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Desajustes entre oferta y demanda de trabajo. Un factor clave señalado en los informes oficiales es el desajuste entre las habilidades que demandan las empresas y las que ofrecen las personas desempleadas. Es decir, puede haber puestos disponibles, pero no que correspondan con las competencias de quienes buscan empleo. Este tipo de desajuste se refleja en sectores específicos (tecnología, ingeniería, cuidado de la salud) donde las empresas aseguran tener dificultades para encontrar perfiles adecuados, mientras que al mismo tiempo hay trabajadores que no consiguen encontrar un empleo.
Algunos economistas también destacan que las ofertas disponibles tienden a concentrarse en sectores con elevada temporalidad y poca estabilidad, como servicios o turismo, donde muchas vacantes son estacionales o de corta duración, lo que no incentiva a todos los desempleados a incorporarse inmediatamente.
Empleo mal repartido. Otro elemento a considerar es la movilidad laboral. En España, existe un gran desequilibrio entre los territorios con mayor oferta de empleo y aquellos con mayor demanda de empleo. Es decir, el empleo se concentra en grandes ciudades y zonas industriales, mientras las cifras de desempleo se disparan en zonas rurales y de la España vaciada, contribuyendo a mantener ese desajuste entre la ubicación de la oferta y la demanda.
Por otro lado, el estancamiento de las vacantes también puede explicarse por la alta rotación del mercado laboral. Muchas veces el puesto se mantiene vigente y lo que ocurre es que son los empleados los que van rotando por ese puesto. El puesto de trabajo sigue ahí, pero no siempre aparece como una “nueva vacante” en la estadística, por eso la tasa de vacantes puede ser baja, aunque el empleo real crezca debido a la alta rotación de ese puesto.​
Por ejemplo, un puesto de camarero no aparece como vacante, pero el restaurante contrata cada ciertos meses a un nuevo empleado para ese puesto. El puesto no está vacante a efectos estadísticos, pero el mercado laboral no deja de registrar nuevas contrataciones.

¿Qué nos dice esta paradoja? Que España tenga mucho paro y pocas vacantes en comparación con la UE no significa que no haya empleos disponibles. Lo que indica es que el mercado laboral funciona con dificultades: los puestos que se ofrecen no siempre encajan con el perfil de las personas desempleadas, hay grandes diferencias entre sectores y una parte importante del empleo es temporal, cuando muchos trabajadores buscan estabilidad. Por eso, incluso cuando existen vacantes, no siempre acaban consolidándose en forma de contratos.
Esta situación no depende solo de un momento económico concreto de bonanza o crisis, sino de problemas de fondo del mercado laboral español. Que esta paradoja se mantenga en el tiempo apunta a la necesidad de mejorar la formación, facilitar la movilidad entre sectores y territorios, elevar la calidad del empleo y contar con estadísticas más ajustadas a la realidad del mercado laboral en España.
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