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Ciencia y Tecnología

Había un motivo para que los aeropuertos evitaran las placas solares, y Málaga acaba de desmontarlo

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Había un motivo para que los aeropuertos evitaran las placas solares, y Málaga acaba de desmontarlo

En la cotidianidad de nuestras vidas estamos cada vez más acostumbrados a ver paneles solares en balcones o tejados. Incluso cuando nos desplazamos en coche es habitual encontrarse con terrenos cubiertos de placas o grandes turbinas eólicas. Sin embargo, hay un lugar donde hasta ahora la energía solar parecía fuera de lugar: los aeropuertos. 

Durante años, el reflejo del sol fue un problema sin resolver en el entorno aeroportuario. El miedo a que un destello pudiera afectar a un piloto en aproximación frenó cualquier intento de instalar paneles solares. En Málaga, ese temor ha dejado de ser un obstáculo.

En corto. El Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol suma por primera vez instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo impulsadas por empresas privadas. Europcar y Goldcar han sido las primeras en dar el paso, con un proyecto desarrollado por la ingeniería malagueña Ubora Solar.

Tal y como destaca La Opinión de Málaga, no se trata de un proyecto impulsado por Aena, sino de una apuesta directa de empresas privadas por generar su propia energía limpia en uno de los espacios más regulados y vigilados del país.

El gran obstáculo: el deslumbramiento. El principal desafío del proyecto no fue técnico ni económico, sino de seguridad aérea. La posibilidad de que los paneles solares generasen reflejos molestos o deslumbramientos sobre pilotos y controladores era una preocupación crítica, regulada además por la normativa de Aena.

La respuesta pasó por un análisis exhaustivo del riesgo visual. Ubora Solar desarrolló estudios de deslumbramiento aeronáutico siguiendo los estándares de la Federal Aviation Administration (FAA) y de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), teniendo en cuenta desde las trayectorias reales de vuelo hasta la visibilidad desde la torre de control. Todo ello sirvió para definir con precisión la orientación y la inclinación de los paneles dentro del recinto aeroportuario.

Los resultados fueron concluyentes. Los valores de luminancia se situaron muy por debajo del umbral europeo de 20.000 cd/m², y cualquier posible reflejo coincidía con la posición del sol, quedando “enmascarado por su propio brillo”, un fenómeno conocido como sun masking. En otras palabras: el reflejo existe, pero es imperceptible y no supone riesgo operativo.

En otros países ya era una realidad. Aunque en otros países ya existen instalaciones solares en aeropuertos, el caso de Málaga es especialmente relevante por su carácter privado. En Estados Unidos y en distintos puntos de Europa, la fotovoltaica aeroportuaria es una realidad desde hace años, siempre sujeta a estrictos estudios de deslumbramiento y seguridad aérea.

La diferencia, como subrayan varios medios, es que en España este paso no se había dado todavía sin un impulso directo del gestor aeroportuario. Málaga actúa así como laboratorio y precedente para un modelo que podría replicarse en otros aeropuertos del país.

Un éxito que no ciega. Durante años, el sol fue visto como un riesgo en los aeropuertos. En Málaga, ha pasado a ser un aliado. El proyecto demuestra que el mayor miedo —el deslumbramiento— no se combate con prohibiciones, sino con estudios rigurosos, planificación y tecnología.

El Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol no solo gestiona despegues y aterrizajes. También ha abierto una nueva pista para la transición energética en uno de los entornos más complejos que existen. Y lo ha hecho sin perder de vista lo más importante: la seguridad.

Imagen | Ubora solar y Unsplash

Xataka | Cuando el sol de diciembre supera al de abril: la paradoja luminosa de un panel vertical en el balcón


La noticia

Había un motivo para que los aeropuertos evitaran las placas solares, y Málaga acaba de desmontarlo

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Alba Otero

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​En la cotidianidad de nuestras vidas estamos cada vez más acostumbrados a ver paneles solares en balcones o tejados. Incluso cuando nos desplazamos en coche es habitual encontrarse con terrenos cubiertos de placas o grandes turbinas eólicas. Sin embargo, hay un lugar donde hasta ahora la energía solar parecía fuera de lugar: los aeropuertos. 
Durante años, el reflejo del sol fue un problema sin resolver en el entorno aeroportuario. El miedo a que un destello pudiera afectar a un piloto en aproximación frenó cualquier intento de instalar paneles solares. En Málaga, ese temor ha dejado de ser un obstáculo.
En corto. El Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol suma por primera vez instalaciones fotovoltaicas de autoconsumo impulsadas por empresas privadas. Europcar y Goldcar han sido las primeras en dar el paso, con un proyecto desarrollado por la ingeniería malagueña Ubora Solar.
Tal y como destaca La Opinión de Málaga, no se trata de un proyecto impulsado por Aena, sino de una apuesta directa de empresas privadas por generar su propia energía limpia en uno de los espacios más regulados y vigilados del país.

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El gran obstáculo: el deslumbramiento. El principal desafío del proyecto no fue técnico ni económico, sino de seguridad aérea. La posibilidad de que los paneles solares generasen reflejos molestos o deslumbramientos sobre pilotos y controladores era una preocupación crítica, regulada además por la normativa de Aena.
La respuesta pasó por un análisis exhaustivo del riesgo visual. Ubora Solar desarrolló estudios de deslumbramiento aeronáutico siguiendo los estándares de la Federal Aviation Administration (FAA) y de la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA), teniendo en cuenta desde las trayectorias reales de vuelo hasta la visibilidad desde la torre de control. Todo ello sirvió para definir con precisión la orientación y la inclinación de los paneles dentro del recinto aeroportuario.
Los resultados fueron concluyentes. Los valores de luminancia se situaron muy por debajo del umbral europeo de 20.000 cd/m², y cualquier posible reflejo coincidía con la posición del sol, quedando “enmascarado por su propio brillo”, un fenómeno conocido como sun masking. En otras palabras: el reflejo existe, pero es imperceptible y no supone riesgo operativo.
En otros países ya era una realidad. Aunque en otros países ya existen instalaciones solares en aeropuertos, el caso de Málaga es especialmente relevante por su carácter privado. En Estados Unidos y en distintos puntos de Europa, la fotovoltaica aeroportuaria es una realidad desde hace años, siempre sujeta a estrictos estudios de deslumbramiento y seguridad aérea.
La diferencia, como subrayan varios medios, es que en España este paso no se había dado todavía sin un impulso directo del gestor aeroportuario. Málaga actúa así como laboratorio y precedente para un modelo que podría replicarse en otros aeropuertos del país.

Un éxito que no ciega. Durante años, el sol fue visto como un riesgo en los aeropuertos. En Málaga, ha pasado a ser un aliado. El proyecto demuestra que el mayor miedo —el deslumbramiento— no se combate con prohibiciones, sino con estudios rigurosos, planificación y tecnología.
El Aeropuerto de Málaga-Costa del Sol no solo gestiona despegues y aterrizajes. También ha abierto una nueva pista para la transición energética en uno de los entornos más complejos que existen. Y lo ha hecho sin perder de vista lo más importante: la seguridad.
Imagen | Ubora solar y Unsplash
Xataka | Cuando el sol de diciembre supera al de abril: la paradoja luminosa de un panel vertical en el balcón

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