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La NASA te invita a mandar tu nombre a la Luna gratis. Detrás hay algo más que un simple gesto simbólico

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La NASA te invita a mandar tu nombre a la Luna gratis. Detrás hay algo más que un simple gesto simbólico

Que tu nombre viaje alrededor de la Luna ya no pertenece al terreno de la fantasía. La NASA ha vuelto a abrir una puerta para que cualquier persona pueda inscribirlo y verlo viajar a bordo de Artemis II, la primera misión tripulada del programa Artemis. Estará almacenado en una tarjeta de memoria dentro de la nave Orion, que rodeará nuestro satélite y regresará a la Tierra. Pero lo relevante no es solo el gesto. La agencia lleva años invitando al público a ser parte de sus misiones. Ahora, con Artemis, está renovando ese pacto entre exploración y participación.

La NASA no pide registrarse ni crear una cuenta. Basta con introducir tres datos básicos en una web oficial y el sistema genera automáticamente un pase digital personalizado asociado a Artemis II, con el nombre del participante. El PIN es la única forma de acceder a ese pase, y la agencia advierte que no puede recuperarlo si se pierde. Según la información disponible, todos los nombres se recopilarán en un soporte digital que viajará en la nave Orion durante la misión. No se ha confirmado si esos nombres serán consultados o revisados en algún momento, pero sí que formarán parte del viaje lunar de manera simbólica.

Una tradición que empezó con un disco dorado y sigue viva en Artemis

La NASA lleva tiempo buscando formas de dejar una huella humana en sus misiones. Uno de los ejemplos más conocidos es el Golden Record de las Voyager, diseñado en 1977 bajo la dirección científica de Carl Sagan. Era un disco metálico recubierto en oro con sonidos, saludos e imágenes que representaban la vida en la Tierra. Años más tarde, con Cassini, se pasó a un CD-ROM con firmas escaneadas, y en Stardust y OSIRIS-REx se utilizaron microchips con nombres enviados desde todo el mundo. Artemis II da otro paso: una tarjeta de memoria digital, mucho más parecida a las que usamos hoy en cualquier dispositivo.

Estas iniciativas no se entienden solo como gestos de participación. La NASA opera con fondos públicos y necesita justificar, año tras año, que programas como Artemis tienen sentido más allá del interés científico. La conexión con la ciudadanía es una forma de mantener vigente ese apoyo, especialmente en misiones que se desarrollan durante décadas y requieren continuidad presupuestaria. Cuando numerosos centros educativos, familias y aficionados comparten sus tarjetas de embarque simbólicas, lo que hacen, en realidad, es visibilizar que la exploración espacial sigue teniendo relevancia social, cultural y política.

Artemis Nombres

Si bien Apollo fue un hito sin precedentes, también dejó una lección para el futuro de la exploración. Tras el impacto global del primer alunizaje, la atención pública empezó a caer, y con ella, el respaldo político y presupuestario. El libro “Moonport”, publicado por la NASA, describe cómo el entusiasmo se transformó en rutina, y cómo las misiones siguientes dejaron de generar interés fuera del ámbito científico. A principios de los años setenta, el Congreso redujo la financiación y miles de empleados fueron despedidos. El programa había ganado la carrera espacial, pero perdió algo igual de importante: la atención sostenida de la sociedad.

Boarding Pass

Artemis avanza en un contexto muy diferente al de Apollo, pero con una lección clara: la exploración espacial necesita tanto continuidad política como legitimidad social. Hoy los retos ya no son solo tecnológicos, sino también estratégicos. El programa acumula retrasos técnicos y Artemis II tiene ahora su lanzamiento previsto entre febrero y abril de 2026. Al mismo tiempo, China ha acelerado sus planes y desarrolla su propio programa tripulado con el objetivo de enviar astronautas a la Luna. Todo parece indicar que estamos ante una nueva competición, esta vez más abierta y prolongada, donde el respaldo público vuelve a ser un elemento decisivo.

Como podemos ver, ppuntarse no cambia el rumbo de una misión, pero sí forma parte de algo más amplio. No se trata de ver tu nombre rodear la Luna, sino de saber que la exploración espacial sigue implicando a la sociedad y no solo a los centros de control. Artemis no busca únicamente regresar a nuestro satélite, sino construir un relato compartido sobre por qué ir, para qué ir y quién está invitado a formar parte. Es una forma de recordar que este viaje también necesitaba de público, y que tal vez despierte ilusión en quienes, desde pequeños, empiezan a mirar hacia arriba.

Imágenes | NASA | ESA | Captura de pantalla

En Xataka | El mayor misterio de la ciencia a día de hoy es la materia oscura. Y un científico japonés cree haberla detectado


La noticia

La NASA te invita a mandar tu nombre a la Luna gratis. Detrás hay algo más que un simple gesto simbólico

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Javier Marquez

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​Que tu nombre viaje alrededor de la Luna ya no pertenece al terreno de la fantasía. La NASA ha vuelto a abrir una puerta para que cualquier persona pueda inscribirlo y verlo viajar a bordo de Artemis II, la primera misión tripulada del programa Artemis. Estará almacenado en una tarjeta de memoria dentro de la nave Orion, que rodeará nuestro satélite y regresará a la Tierra. Pero lo relevante no es solo el gesto. La agencia lleva años invitando al público a ser parte de sus misiones. Ahora, con Artemis, está renovando ese pacto entre exploración y participación.
La NASA no pide registrarse ni crear una cuenta. Basta con introducir tres datos básicos en una web oficial y el sistema genera automáticamente un pase digital personalizado asociado a Artemis II, con el nombre del participante. El PIN es la única forma de acceder a ese pase, y la agencia advierte que no puede recuperarlo si se pierde. Según la información disponible, todos los nombres se recopilarán en un soporte digital que viajará en la nave Orion durante la misión. No se ha confirmado si esos nombres serán consultados o revisados en algún momento, pero sí que formarán parte del viaje lunar de manera simbólica.
Una tradición que empezó con un disco dorado y sigue viva en Artemis
La NASA lleva tiempo buscando formas de dejar una huella humana en sus misiones. Uno de los ejemplos más conocidos es el Golden Record de las Voyager, diseñado en 1977 bajo la dirección científica de Carl Sagan. Era un disco metálico recubierto en oro con sonidos, saludos e imágenes que representaban la vida en la Tierra. Años más tarde, con Cassini, se pasó a un CD-ROM con firmas escaneadas, y en Stardust y OSIRIS-REx se utilizaron microchips con nombres enviados desde todo el mundo. Artemis II da otro paso: una tarjeta de memoria digital, mucho más parecida a las que usamos hoy en cualquier dispositivo.

Estas iniciativas no se entienden solo como gestos de participación. La NASA opera con fondos públicos y necesita justificar, año tras año, que programas como Artemis tienen sentido más allá del interés científico. La conexión con la ciudadanía es una forma de mantener vigente ese apoyo, especialmente en misiones que se desarrollan durante décadas y requieren continuidad presupuestaria. Cuando numerosos centros educativos, familias y aficionados comparten sus tarjetas de embarque simbólicas, lo que hacen, en realidad, es visibilizar que la exploración espacial sigue teniendo relevancia social, cultural y política.

Si bien Apollo fue un hito sin precedentes, también dejó una lección para el futuro de la exploración. Tras el impacto global del primer alunizaje, la atención pública empezó a caer, y con ella, el respaldo político y presupuestario. El libro “Moonport”, publicado por la NASA, describe cómo el entusiasmo se transformó en rutina, y cómo las misiones siguientes dejaron de generar interés fuera del ámbito científico. A principios de los años setenta, el Congreso redujo la financiación y miles de empleados fueron despedidos. El programa había ganado la carrera espacial, pero perdió algo igual de importante: la atención sostenida de la sociedad.

Artemis avanza en un contexto muy diferente al de Apollo, pero con una lección clara: la exploración espacial necesita tanto continuidad política como legitimidad social. Hoy los retos ya no son solo tecnológicos, sino también estratégicos. El programa acumula retrasos técnicos y Artemis II tiene ahora su lanzamiento previsto entre febrero y abril de 2026. Al mismo tiempo, China ha acelerado sus planes y desarrolla su propio programa tripulado con el objetivo de enviar astronautas a la Luna. Todo parece indicar que estamos ante una nueva competición, esta vez más abierta y prolongada, donde el respaldo público vuelve a ser un elemento decisivo.

En Xataka

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Como podemos ver, ppuntarse no cambia el rumbo de una misión, pero sí forma parte de algo más amplio. No se trata de ver tu nombre rodear la Luna, sino de saber que la exploración espacial sigue implicando a la sociedad y no solo a los centros de control. Artemis no busca únicamente regresar a nuestro satélite, sino construir un relato compartido sobre por qué ir, para qué ir y quién está invitado a formar parte. Es una forma de recordar que este viaje también necesitaba de público, y que tal vez despierte ilusión en quienes, desde pequeños, empiezan a mirar hacia arriba.

Imágenes | NASA | ESA | Captura de pantalla

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