Ciencia y Tecnología
El mercado de la vivienda está tan roto que ha encontrado un canal inesperado para las compras exprés: Telegram
El mercado de la vivienda está recalentado. Llega con echar un ojo a su curva de precios, el déficit residencial calculado por el sector, los tempos acelerados de las agencias o sencillamente las condiciones (cada vez más draconianas) que exigen las inmobiliarias a los inquilinos que buscan piso para confirmarlo.
Hay otro lugar sin embargo en el que esa fiebre se perciba claramente, uno que poco tiene que ver con las agencias, portales como Idealista o los despachos de los promotores: Telegram. Allí cada vez resulta más fácil encontrarse con compras de apartamentos que se cierran en minutos con un claro enfoque inversor.
Visto y no visto. La noticia la avanzaba hace unos días El País. Si había dudas sobre el desequilibrio que hay entre oferta y demanda en el mercado inmobiliario español o hasta qué punto está despertando la vivienda el apetito de los inversores llega con echar un vistazo a Telegram. En la misma app de mensajería que muchos usamos para hablar con nuestras familias o amigos hay grupos con miles de suscriptores que se han convertido en auténticos escaparates inmobiliarios.
Eso sí, con ciertas peculiaridades: en los canales prima la rapidez, el ‘visto y no visto’, con enfoque claramente inversor. No es extraño que las ventas se zanjen en cuestión de minutos, en ocasiones por parte de compradores que ni siquiera llegan a visitar en persona la vivienda que compran. Al fin y al cabo no se busca un hogar. Generalmente quien compra lo hace atraído por la promesa de rentabilidades elevadas. Y una de las formas más populares es el mercado del alquiler.
¿Cómo funcionan? El mecanismo es bastante sencillo. Los canales los llevan compañías especializadas que previamente se encargan de rastrear el mercado en busca de activos con potencial, pisos en localidades con mercados al aza, a precios razonables y en las que es posible cobrar a los inquilinos mensualidades que, con el paso del tiempo, se traducirán en rentabilidades del 6%, 8%, 9% o incluso 13%, muy por encima de lo que ofrecen otras inversiones más convencionales.
Una vez la compañía ‘caza’ ese activo inmobiliario lo ofrece en su canal de Telegram con una serie de datos clave: superficie, emplazamiento, antiguedad, precio de venta, alquiler estimado y previsiones de rentabilidad. Los potenciales compradores envían correos mostrando su interés y luego la empresa escoge entre los candidatos, bien por sorteo o siguiendo el orden en el que han escrito.
No es extraño que el comprador no llegue a ver la propiedad o incluso que viva en otra ciudad. Al fin y al cabo lo que cuenta es la promesa de retorno económico.
¿Cómo de frecuente es? El año pasado el Consejo General del Notariado registró casi 716.200 compraventas de vivienda en España. Entre ese enorme volumen de operaciones, las cerradas de forma exprés a través de Telegram pudo suponer una pequeña parte (no hay datos oficiales), pero aún así el fenómeno es lo suficientemente interesante como para que haya disponga de de seguidores.
El País habla de varias compañías que lanzan ofertas cada semana a través de grupos en los que llegan a reunir a 3.000, 10.500 o incluso 15.000 suscriptores. En concreto cita a tres compañías del sector: Invernomics, Nexiaprop y Compra1piso, aunque no todas son iguales ni recurren con la misma frecuencia a Telegram.
Algo más que rapidez. Que la fórmula esté despertando interés se explica por las propias características del mercado inmobiliario. En ciudades con mercados muy tensionados, como Madrid, Barcelona o Valencia, suben los alquileres, pero también lo hacen (y no poco) el precio de las propiedades, con lo que su parque inmobiliario pierde interés para los inversores locales en busca de viviendas disponibles para orientarlas al mercado del arrendamiento.
¿Solución? Buscar más allá de las metrópolis, en otras localidades, a ser posible en municipios en los que los precios aún son razonables, estén ganando población o se prevea un aumento de demanda próximo, por ejemplo debido a la llegada de una multinacional. De ahí que los compradores se interesen por casas que a lo mejor quedan a cientos o miles de kilómetros de donde residen.
Las compañías mediadoras no solo prometen pingües retornos económicos. En ocasiones, si no se alcanza las rentabilidades previstas, se comprometen a cubrir la diferencia o incluso ofrecen sus servicios como intermediarios para encargarse de las reformas o la gestión de los alquileres. Es decir, aun el caso de que el inversor tenga en mente convertirse en casero ni siquiera tendrá que ejercer como tal. La propia empresa se encarga… previo pago (por supuesto) de una comisión.
Buscando zonas estratégicas. El foco suele ponerse en viviendas situadas en zonas obreras, sin conflictos, con precios de venta que habitualmente no llegan o se mueven en torno a los 100.000 euros. Las empresas también se las apañan para que esas propiedades ni siquiera lleguen a ofrecerse en el mercado abierto, con lo que se convierten en los primeros en cazar ‘gangas’ para los inversores.
Las compañías alegan que con su labor aumentan la oferta de alquiler y desbloquean propiedades que llevan tiempo vacías. Por supuesto, no todo son ventajas. Como en toda inversión, también el sector reconoce que hay “riesgos”, sobre todo para los compradores que adquieren pisos sin antes verlos in situ.
Imágenes | Ivan Radic (Flickr) y Kaspar Upmanis (Unsplash)
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La noticia
El mercado de la vivienda está tan roto que ha encontrado un canal inesperado para las compras exprés: Telegram
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
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El mercado de la vivienda está recalentado. Llega con echar un ojo a su curva de precios, el déficit residencial calculado por el sector, los tempos acelerados de las agencias o sencillamente las condiciones (cada vez más draconianas) que exigen las inmobiliarias a los inquilinos que buscan piso para confirmarlo.
Hay otro lugar sin embargo en el que esa fiebre se perciba claramente, uno que poco tiene que ver con las agencias, portales como Idealista o los despachos de los promotores: Telegram. Allí cada vez resulta más fácil encontrarse con compras de apartamentos que se cierran en minutos con un claro enfoque inversor.
Visto y no visto. La noticia la avanzaba hace unos días El País. Si había dudas sobre el desequilibrio que hay entre oferta y demanda en el mercado inmobiliario español o hasta qué punto está despertando la vivienda el apetito de los inversores llega con echar un vistazo a Telegram. En la misma app de mensajería que muchos usamos para hablar con nuestras familias o amigos hay grupos con miles de suscriptores que se han convertido en auténticos escaparates inmobiliarios.
Eso sí, con ciertas peculiaridades: en los canales prima la rapidez, el ‘visto y no visto’, con enfoque claramente inversor. No es extraño que las ventas se zanjen en cuestión de minutos, en ocasiones por parte de compradores que ni siquiera llegan a visitar en persona la vivienda que compran. Al fin y al cabo no se busca un hogar. Generalmente quien compra lo hace atraído por la promesa de rentabilidades elevadas. Y una de las formas más populares es el mercado del alquiler.
En Xataka
España había evitado el hacinamiento que sufren otros países de Europa. Hasta que la vivienda se puso imposible
¿Cómo funcionan? El mecanismo es bastante sencillo. Los canales los llevan compañías especializadas que previamente se encargan de rastrear el mercado en busca de activos con potencial, pisos en localidades con mercados al aza, a precios razonables y en las que es posible cobrar a los inquilinos mensualidades que, con el paso del tiempo, se traducirán en rentabilidades del 6%, 8%, 9% o incluso 13%, muy por encima de lo que ofrecen otras inversiones más convencionales.
Una vez la compañía ‘caza’ ese activo inmobiliario lo ofrece en su canal de Telegram con una serie de datos clave: superficie, emplazamiento, antiguedad, precio de venta, alquiler estimado y previsiones de rentabilidad. Los potenciales compradores envían correos mostrando su interés y luego la empresa escoge entre los candidatos, bien por sorteo o siguiendo el orden en el que han escrito.
No es extraño que el comprador no llegue a ver la propiedad o incluso que viva en otra ciudad. Al fin y al cabo lo que cuenta es la promesa de retorno económico.
¿Cómo de frecuente es? El año pasado el Consejo General del Notariado registró casi 716.200 compraventas de vivienda en España. Entre ese enorme volumen de operaciones, las cerradas de forma exprés a través de Telegram pudo suponer una pequeña parte (no hay datos oficiales), pero aún así el fenómeno es lo suficientemente interesante como para que haya disponga de de seguidores.
El País habla de varias compañías que lanzan ofertas cada semana a través de grupos en los que llegan a reunir a 3.000, 10.500 o incluso 15.000 suscriptores. En concreto cita a tres compañías del sector: Invernomics, Nexiaprop y Compra1piso, aunque no todas son iguales ni recurren con la misma frecuencia a Telegram.
En Xataka
Buenas noticias, alguien en Madrid quiere construir casas. Malas noticias, quiere hacerlo sin densidad
Algo más que rapidez. Que la fórmula esté despertando interés se explica por las propias características del mercado inmobiliario. En ciudades con mercados muy tensionados, como Madrid, Barcelona o Valencia, suben los alquileres, pero también lo hacen (y no poco) el precio de las propiedades, con lo que su parque inmobiliario pierde interés para los inversores locales en busca de viviendas disponibles para orientarlas al mercado del arrendamiento.
¿Solución? Buscar más allá de las metrópolis, en otras localidades, a ser posible en municipios en los que los precios aún son razonables, estén ganando población o se prevea un aumento de demanda próximo, por ejemplo debido a la llegada de una multinacional. De ahí que los compradores se interesen por casas que a lo mejor quedan a cientos o miles de kilómetros de donde residen.
Las compañías mediadoras no solo prometen pingües retornos económicos. En ocasiones, si no se alcanza las rentabilidades previstas, se comprometen a cubrir la diferencia o incluso ofrecen sus servicios como intermediarios para encargarse de las reformas o la gestión de los alquileres. Es decir, aun el caso de que el inversor tenga en mente convertirse en casero ni siquiera tendrá que ejercer como tal. La propia empresa se encarga… previo pago (por supuesto) de una comisión.
Buscando zonas estratégicas. El foco suele ponerse en viviendas situadas en zonas obreras, sin conflictos, con precios de venta que habitualmente no llegan o se mueven en torno a los 100.000 euros. Las empresas también se las apañan para que esas propiedades ni siquiera lleguen a ofrecerse en el mercado abierto, con lo que se convierten en los primeros en cazar ‘gangas’ para los inversores.
Las compañías alegan que con su labor aumentan la oferta de alquiler y desbloquean propiedades que llevan tiempo vacías. Por supuesto, no todo son ventajas. Como en toda inversión, también el sector reconoce que hay “riesgos”, sobre todo para los compradores que adquieren pisos sin antes verlos in situ.
Imágenes | Ivan Radic (Flickr) y Kaspar Upmanis (Unsplash)
En Xataka | Durante años las autocaravanas fueron un lujo. Ahora son otra cosa: el último reducto frente a la crisis de la vivienda
– La noticia
El mercado de la vivienda está tan roto que ha encontrado un canal inesperado para las compras exprés: Telegram
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
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