Connect with us

Ciencia y Tecnología

Hemos dejado musgo nueve meses fuera en el espacio a merced del vacío y la radiación. Ha vuelto vivo y batiendo récords

Published

on

Hemos dejado musgo nueve meses fuera en el espacio a merced del vacío y la radiación. Ha vuelto vivo y batiendo récords

La vida es mucho más tenaz de lo que solemos pensar, incluso cuando la sacamos de su cuna y la exponemos al entorno más hostil que conocemos: el vacío del espacio exterior. Y para hacer esta prueba, un equipo de científicos ha decidido coger a un musgo y exponerlo a las condiciones de fuera de la Tierra, dando un resultado que nos abre un camino sobre cómo poder crear ecosistemas nuevos en otros planetas. 

El protagonista de esta historia es el Physcomitrium patens, o más conocido como musgo primitivo. Y fueron una serie de investigadores japoneses los que quisieron comprobar qué pasaba si este pequeño musgo primitivo se dejaba fuera de la Estación Espacial Internacional. 

Lo lógico a priori habría sido que se hubiera muerto al instante, puesto que no contaba con oxígeno, el entorno era realmente agresivo, con mucha radiación directa al no contar con la protección de nuestra capa de ozono y lógicamente no estaba en su hábitat natural. Pero la realidad es que ha conseguido soportar el vacío absoluto y la radiación cósmica durante 283 días. 

Pero no solo ha sobrevivido a estas condiciones, sino que al regresar a la Tierra se ha plantado y ha germinado. Sin duda una gran sorpresa de cara a las resistencias que tienen estos organismos. 

Un viaje de ida y vuelta. La investigación, liderada por el biólogo Tomomichi Fujita de la Universidad de Hokkaidō y publicada en iScience, partía de una premisa que parecía de ciencia ficción: ¿puede una planta terrestre primitiva aguantar una exposición prolongada a los elementos cósmicos sin protección?

Para averiguarlo, en marzo de 2022 lanzaron cientos de muestras a bordo de la nave Cygnus NG-17. Una vez en la ISS, los astronautas adhirieron estas muestras al exterior de la estación, orbitando a unos 400 km de altitud de la superficie terrestre. Allí se quedaron durante nueve meses, expuestas a ciclos constantes de luz y sombra, frío extremo y la implacable radiación ultravioleta.

En enero de 2023, las muestras regresaron en una cápsula de SpaceX (misión CRS-16) y al analizarlas en el laboratorio, los resultados dejaron perplejos a los investigadores. Más del 80% de las esporas habían sobrevivido y fueron capaces de germinar.

No todo es igual. Al igual que dos humanos pueden no ser igual de resistentes, con los musgos pasa algo parecido. En esta investigación se trató de comprobar la resistencia de tres tipos de tejido, pero el ganador sin duda fue el esporofito, era el tejido más duro. Algo que ya se sospechaba, pero que faltaba la prueba de fuego que ha sido esta. 

En los laboratorios terrestres se suele testear el estrés siempre por separado. Es decir, en una estación se expone a un organismo a calor, o a frío, o una alta radiación. Pero en este caso es que todo ocurre a la vez, y es por ello que se esperaba que su supervivencia, pues fuera nula con esta combinación de factores. 

Pero la realidad es que las esporas protegidas dentro del esporangio aguantaron. Y aunque los científicos notaron una degradación de un tipo de clorofila debido a la luz visible, la integridad estructural y genética de la planta se mantuvo lo suficientemente intacta como para “resucitar” al volver a casa. 

Su importancia. El hecho de cultivar un musgo en la superficie de la EEI parece algo insignificante y un gasto de dinero tonto. Pero la realidad es que este hallazgo tiene dos lecturas muy importantes. La primera mira hacia las estrellas y el proceso de terraformación. 

Hay que tener en cuenta que los musgos fueron las primeras plantas en colonizar la tierra firme en nuestro planeta hace 500 millones de años. Se puede decir que son pioneras naturales gracias a que pueden asentarse en piedras desnudas y después al morir ir generando un suelo donde posteriormente surjan plantas más complejas. 

De esta manera, si puede sobrevivir al viaje espacial y resistir condiciones extremas, teóricamente podrían ser la vanguardia biológica en bases lunares o marcianas para ayudar a modificar su atmósfera y ecosistema. 

Algo más urgente. Ahora mismo, nuestro objetivo tiene que ser crear cultivos más resistentes a las condiciones meteorológicas extremas a las que nos enfrentamos en nuestro planeta. Y la solución pueden estar en estas esporas y en su genética. 

Entender el mecanismo que les confiere esta gran resistencia es vital para que podamos modificar semillas de otros cultivos con el objetivo de conferirle la misma resistencia. Un paso vital para enfrentarnos a todo lo que puede estar por llegar en nuestro planeta. 

Imágenes | Mike Frandson NASA 

En Xataka | Las esporas de hongo y otros microorganismos son candidatas a sobrevivir en la superficie de Marte, según la NASA


La noticia

Hemos dejado musgo nueve meses fuera en el espacio a merced del vacío y la radiación. Ha vuelto vivo y batiendo récords

fue publicada originalmente en

Xataka

por
José A. Lizana

.

​La vida es mucho más tenaz de lo que solemos pensar, incluso cuando la sacamos de su cuna y la exponemos al entorno más hostil que conocemos: el vacío del espacio exterior. Y para hacer esta prueba, un equipo de científicos ha decidido coger a un musgo y exponerlo a las condiciones de fuera de la Tierra, dando un resultado que nos abre un camino sobre cómo poder crear ecosistemas nuevos en otros planetas. 
El protagonista de esta historia es el Physcomitrium patens, o más conocido como musgo primitivo. Y fueron una serie de investigadores japoneses los que quisieron comprobar qué pasaba si este pequeño musgo primitivo se dejaba fuera de la Estación Espacial Internacional. 
Lo lógico a priori habría sido que se hubiera muerto al instante, puesto que no contaba con oxígeno, el entorno era realmente agresivo, con mucha radiación directa al no contar con la protección de nuestra capa de ozono y lógicamente no estaba en su hábitat natural. Pero la realidad es que ha conseguido soportar el vacío absoluto y la radiación cósmica durante 283 días. 

En Xataka

Esta es la foto de 3I/ATLAS que la NASA fue acusada de secuestrar. Por supuesto, no cambia nada

Pero no solo ha sobrevivido a estas condiciones, sino que al regresar a la Tierra se ha plantado y ha germinado. Sin duda una gran sorpresa de cara a las resistencias que tienen estos organismos. 
Un viaje de ida y vuelta. La investigación, liderada por el biólogo Tomomichi Fujita de la Universidad de Hokkaidō y publicada en iScience, partía de una premisa que parecía de ciencia ficción: ¿puede una planta terrestre primitiva aguantar una exposición prolongada a los elementos cósmicos sin protección?
Para averiguarlo, en marzo de 2022 lanzaron cientos de muestras a bordo de la nave Cygnus NG-17. Una vez en la ISS, los astronautas adhirieron estas muestras al exterior de la estación, orbitando a unos 400 km de altitud de la superficie terrestre. Allí se quedaron durante nueve meses, expuestas a ciclos constantes de luz y sombra, frío extremo y la implacable radiación ultravioleta.
En enero de 2023, las muestras regresaron en una cápsula de SpaceX (misión CRS-16) y al analizarlas en el laboratorio, los resultados dejaron perplejos a los investigadores. Más del 80% de las esporas habían sobrevivido y fueron capaces de germinar.

No todo es igual. Al igual que dos humanos pueden no ser igual de resistentes, con los musgos pasa algo parecido. En esta investigación se trató de comprobar la resistencia de tres tipos de tejido, pero el ganador sin duda fue el esporofito, era el tejido más duro. Algo que ya se sospechaba, pero que faltaba la prueba de fuego que ha sido esta. 
En los laboratorios terrestres se suele testear el estrés siempre por separado. Es decir, en una estación se expone a un organismo a calor, o a frío, o una alta radiación. Pero en este caso es que todo ocurre a la vez, y es por ello que se esperaba que su supervivencia, pues fuera nula con esta combinación de factores. 
Pero la realidad es que las esporas protegidas dentro del esporangio aguantaron. Y aunque los científicos notaron una degradación de un tipo de clorofila debido a la luz visible, la integridad estructural y genética de la planta se mantuvo lo suficientemente intacta como para “resucitar” al volver a casa. 
Su importancia. El hecho de cultivar un musgo en la superficie de la EEI parece algo insignificante y un gasto de dinero tonto. Pero la realidad es que este hallazgo tiene dos lecturas muy importantes. La primera mira hacia las estrellas y el proceso de terraformación. 
Hay que tener en cuenta que los musgos fueron las primeras plantas en colonizar la tierra firme en nuestro planeta hace 500 millones de años. Se puede decir que son pioneras naturales gracias a que pueden asentarse en piedras desnudas y después al morir ir generando un suelo donde posteriormente surjan plantas más complejas. 

En Xataka

Esta mujer lleva años acusada de cometer el único delito que ha tenido lugar en el espacio. Era todo mentira

De esta manera, si puede sobrevivir al viaje espacial y resistir condiciones extremas, teóricamente podrían ser la vanguardia biológica en bases lunares o marcianas para ayudar a modificar su atmósfera y ecosistema. 

Algo más urgente. Ahora mismo, nuestro objetivo tiene que ser crear cultivos más resistentes a las condiciones meteorológicas extremas a las que nos enfrentamos en nuestro planeta. Y la solución pueden estar en estas esporas y en su genética. 

Entender el mecanismo que les confiere esta gran resistencia es vital para que podamos modificar semillas de otros cultivos con el objetivo de conferirle la misma resistencia. Un paso vital para enfrentarnos a todo lo que puede estar por llegar en nuestro planeta. 

Imágenes | Mike Frandson NASA 

En Xataka | Las esporas de hongo y otros microorganismos son candidatas a sobrevivir en la superficie de Marte, según la NASA

– La noticia

Hemos dejado musgo nueve meses fuera en el espacio a merced del vacío y la radiación. Ha vuelto vivo y batiendo récords

fue publicada originalmente en

Xataka

por
José A. Lizana

.   

​   

​ 

Continue Reading
Click to comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *