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Ucrania ha regresado de Europa con 250 cazas de combate bajo el brazo. El problema es que solo España le ha dicho la verdad

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Ucrania ha regresado de Europa con 250 cazas de combate bajo el brazo. El problema es que solo España le ha dicho la verdad

El nuevo viaje europeo del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha terminado en España y ha cristalizado en una agenda militar que pretende reconfigurar la fuerza aérea ucraniana durante la próxima década, partiendo de acuerdos políticos de enorme alcance simbólico. Si nada se tuerce, la nación ucraniana tiene nada menos que 250 cazas europeos bajo el brazo junto a un paquete de ayudas y arsenal enorme. 

El problema es que la financiación es de lo más incierta y su ejecución muy lejana. 

La reconstrucción aérea como ambición continental. En París, el presidente ucraniano firmó una carta de intención para adquirir hasta cien cazas Rafale, aparatos que Francia presenta como el corazón de la futura defensa de Ucrania, complementados con sistemas Samp/T, drones de nueva generación, munición guiada y una incipiente cooperación industrial para fabricar interceptores en territorio ucraniano. 

La apuesta francesa pretende elevar a Ucrania al estándar tecnológico europeo, integrándola en una arquitectura de seguridad a largo plazo y apoyándose en un marco de financiación todavía por definir, donde la Unión Europea y los activos rusos congelados aparecen como la gran promesa, aunque profundamente controvertida. El gesto político, celebrado como histórico por París, responde a la ambición francesa de liderar la regeneración del poder aéreo ucraniano y de reforzar el papel de su industria de defensa en un continente que se rearma aceleradamente.

Las dudas sobre la apuesta. El entusiasmo diplomático contrasta con las incertidumbres operativas. Recordaban analistas de TWZ o The Wall Street Journal que Ucrania no dispone del margen financiero para costear ni la adquisición ni el mantenimiento de un centenar de Rafale, y Francia atraviesa un periodo de fragilidad presupuestaria que dificulta compromisos sostenidos a tan largo plazo. La idea de que Europa pueda financiar la compra a través de nuevos mecanismos de deuda conjunta o de las rentas generadas por los activos rusos inmovilizados divide a los Estados miembros y plantea riesgos legales enormes, especialmente para Bélgica, que custodia la mayor parte de esos fondos. 

A ello se suma la realidad industrial: la cadena de producción de Dassault está saturada, con entregas comprometidas durante años, y la propia fabricación de 100 aparatos adicionales requeriría esfuerzos extraordinarios. La perspectiva de un programa paralelo, con los 150 Gripen suecos acordados también en fase preliminar, aumenta las dudas sobre si Ucrania podría sostener, entrenar y mantener una flota tan vasta de aviones de 4/5ª generación. Para muchos, la iniciativa refleja más un movimiento político para mantener a Francia en el centro de la ecuación ucraniana y para impulsar la industria europea ante un Estados Unidos más distante, que un plan realista de adquisición militar a corto o medio plazo.

Gripen

Un caza Gripen

El horizonte militar. El viaje de Zelenski también ha subrayado la llegada de un invierno que anticipa una nueva campaña rusa centrada en infraestructuras energéticas y ciudades estratégicas. Francia insiste en que los sistemas Samp/T están demostrando una eficacia notable contra misiles rusos de trayectoria compleja, más alta incluso, aseguran algunos mandos franceses, que las prestaciones del Patriot en ciertos escenarios

En paralelo, París refuerza su papel como proveedor de capacidades aéreas interinas, incluyendo cazas Mirage y munición de precisión, mientras promueve una futura coalición de países europeos dispuestos a garantizar la seguridad de Ucrania tras un eventual alto el fuego, un proyecto todavía imposible mientras Moscú rechace cualquier negociación. Esta estrategia, que intenta combinar el apoyo inmediato con una arquitectura de seguridad a largo plazo, revela tanto la determinación francesa como las limitaciones reales del continente para sostener simultáneamente la guerra actual y el rearme futuro.

D

Entre otros, la ayuda militar española a Ucrania se concretará en 40 misiles IRIS-T

España y el contraste con las promesas. La escala final del viaje, en Madrid, ha dejado al descubierto un contraste muy marcado entre la exuberancia declarativa de algunos aliados y el enfoque mesurado (y a menudo austero) del Gobierno español. España anunció un paquete de 817 millones de euros, que incluye 300 millones en armamento de producción nacional, 215 millones canalizados a través de programas europeos y 100 millones adicionales para adquirir misiles estadounidenses mediante la iniciativa PURL de la OTAN. 

Es un esfuerzo significativo en términos políticos y logísticos, pero modesto en comparación con las grandes potencias europeas y especialmente pequeño frente a las ambiciones aéreas presentadas en Francia o Suecia. En la práctica, se trata de un apoyo calibrado para las necesidades inmediatas del invierno ucraniano: misiles antiaéreos para repeler drones y proteger infraestructuras críticas, más una apuesta por acelerar capacidades industriales conjuntas en ámbitos donde las empresas españolas (con Indra a la cabeza) sí pueden ofrecer soluciones prácticas como radares desplegables o sistemas antidron.

España y el realismo. Si se quiere también, el caso español refleja una línea mucho más realista que la de otros países visitados por Zelenski. Desde el inicio de la guerra, España ha contribuido con materiales útiles, pero en muchos casos provenientes de excedentes (Leopard 2A4 retirados, M113 obsoletos, baterías Hawk envejecidas) y ha priorizado su participación en programas europeos donde el coste directo para su presupuesto es menor. 

En términos comparativos, y especialmente medido como porcentaje del PIB, España está muy por detrás del núcleo duro de apoyo militar a Ucrania. Sin embargo, lo que ofrece ahora es probablemente más sincero y sostenible: un paquete asumible, centrado en necesidades urgentes y realistas, que no promete flotas de cazas, quizás imposibles de financiar, ni proyectos industriales que exceden la capacidad nacional. 

Bola extra española. Además, España destaca allí donde otros países no pueden: en la acogida de refugiados, en la rehabilitación médica de soldados ucranianos y en una cooperación industrial ligera pero fiable. Así, en ese viaje que comenzó con anuncios espectaculares en París y Estocolmo, la parada española ha servido para equilibrar en cierta manera las expectativas. 

En ese sentido, España aparece como uno de los pocos aliados que calibran su apoyo mirando de frente las cifras presupuestarias, evitando prometer lo que difícilmente podrá cumplir y manteniéndose firme en lo que sí puede ofrecer: una contribución modesta pero operativa.

Imagen | Ronnie Macdonald, Tuomo Salonen, Ejército del Aire y del Espacio Ministerio de Defensa España 

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Ucrania ha regresado de Europa con 250 cazas de combate bajo el brazo. El problema es que solo España le ha dicho la verdad

fue publicada originalmente en

Xataka

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Miguel Jorge

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​El nuevo viaje europeo del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha terminado en España y ha cristalizado en una agenda militar que pretende reconfigurar la fuerza aérea ucraniana durante la próxima década, partiendo de acuerdos políticos de enorme alcance simbólico. Si nada se tuerce, la nación ucraniana tiene nada menos que 250 cazas europeos bajo el brazo junto a un paquete de ayudas y arsenal enorme. 

El problema es que la financiación es de lo más incierta y su ejecución muy lejana. 

La reconstrucción aérea como ambición continental. En París, el presidente ucraniano firmó una carta de intención para adquirir hasta cien cazas Rafale, aparatos que Francia presenta como el corazón de la futura defensa de Ucrania, complementados con sistemas Samp/T, drones de nueva generación, munición guiada y una incipiente cooperación industrial para fabricar interceptores en territorio ucraniano. 

La apuesta francesa pretende elevar a Ucrania al estándar tecnológico europeo, integrándola en una arquitectura de seguridad a largo plazo y apoyándose en un marco de financiación todavía por definir, donde la Unión Europea y los activos rusos congelados aparecen como la gran promesa, aunque profundamente controvertida. El gesto político, celebrado como histórico por París, responde a la ambición francesa de liderar la regeneración del poder aéreo ucraniano y de reforzar el papel de su industria de defensa en un continente que se rearma aceleradamente.

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Un caza Gripen

El horizonte militar. El viaje de Zelenski también ha subrayado la llegada de un invierno que anticipa una nueva campaña rusa centrada en infraestructuras energéticas y ciudades estratégicas. Francia insiste en que los sistemas Samp/T están demostrando una eficacia notable contra misiles rusos de trayectoria compleja, más alta incluso, aseguran algunos mandos franceses, que las prestaciones del Patriot en ciertos escenarios. 
En paralelo, París refuerza su papel como proveedor de capacidades aéreas interinas, incluyendo cazas Mirage y munición de precisión, mientras promueve una futura coalición de países europeos dispuestos a garantizar la seguridad de Ucrania tras un eventual alto el fuego, un proyecto todavía imposible mientras Moscú rechace cualquier negociación. Esta estrategia, que intenta combinar el apoyo inmediato con una arquitectura de seguridad a largo plazo, revela tanto la determinación francesa como las limitaciones reales del continente para sostener simultáneamente la guerra actual y el rearme futuro.

Entre otros, la ayuda militar española a Ucrania se concretará en 40 misiles IRIS-T

España y el contraste con las promesas. La escala final del viaje, en Madrid, ha dejado al descubierto un contraste muy marcado entre la exuberancia declarativa de algunos aliados y el enfoque mesurado (y a menudo austero) del Gobierno español. España anunció un paquete de 817 millones de euros, que incluye 300 millones en armamento de producción nacional, 215 millones canalizados a través de programas europeos y 100 millones adicionales para adquirir misiles estadounidenses mediante la iniciativa PURL de la OTAN. 
Es un esfuerzo significativo en términos políticos y logísticos, pero modesto en comparación con las grandes potencias europeas y especialmente pequeño frente a las ambiciones aéreas presentadas en Francia o Suecia. En la práctica, se trata de un apoyo calibrado para las necesidades inmediatas del invierno ucraniano: misiles antiaéreos para repeler drones y proteger infraestructuras críticas, más una apuesta por acelerar capacidades industriales conjuntas en ámbitos donde las empresas españolas (con Indra a la cabeza) sí pueden ofrecer soluciones prácticas como radares desplegables o sistemas antidron.

España y el realismo. Si se quiere también, el caso español refleja una línea mucho más realista que la de otros países visitados por Zelenski. Desde el inicio de la guerra, España ha contribuido con materiales útiles, pero en muchos casos provenientes de excedentes (Leopard 2A4 retirados, M113 obsoletos, baterías Hawk envejecidas) y ha priorizado su participación en programas europeos donde el coste directo para su presupuesto es menor. 

En términos comparativos, y especialmente medido como porcentaje del PIB, España está muy por detrás del núcleo duro de apoyo militar a Ucrania. Sin embargo, lo que ofrece ahora es probablemente más sincero y sostenible: un paquete asumible, centrado en necesidades urgentes y realistas, que no promete flotas de cazas, quizás imposibles de financiar, ni proyectos industriales que exceden la capacidad nacional. 

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En ese sentido, España aparece como uno de los pocos aliados que calibran su apoyo mirando de frente las cifras presupuestarias, evitando prometer lo que difícilmente podrá cumplir y manteniéndose firme en lo que sí puede ofrecer: una contribución modesta pero operativa.

Imagen | Ronnie Macdonald, Tuomo Salonen, Ejército del Aire y del Espacio Ministerio de Defensa España 

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– La noticia

Ucrania ha regresado de Europa con 250 cazas de combate bajo el brazo. El problema es que solo España le ha dicho la verdad

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Miguel Jorge

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