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Hace años, los trasplantes de microbiota parecían cosa de ciencia ficción. Hoy ya están curando enfermedades

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Hace años, los trasplantes de microbiota parecían cosa de ciencia ficción. Hoy ya están curando enfermedades

A veces situaciones extremas requieren de medidas extremas, al menos en el campo de la medicina y la salud. Quizás a muchos, la idea de los trasplantes de microbiota les parezca que pertenece a este rango de medidas extremas. Quizás más si nos referimos a esta terapia por su nombre y apellido, porque estamos hablando de los trasplantes de microbiota fecal.

Empecemos por el principio, explicando qué son exactamente estos trasplantes. Aunque su nombre sea bastante descriptivo.

La idea central de este tratamiento es la de tomar una muestra de microbiota intestinal de una persona sana y traspasarlo al intestino del paciente. Para ello se utilizan muestras de materia fecal, heces del donante que son tratadas para su introducción en el sistema gastrointestinal del recipiente.

El proceso comienza, por tanto, tomando una muestra (o varias) de las heces del donante. En primer lugar ha de contrastarse que estas heces no contienen patógenos sino que en la muestra predominan las “bacterias buenas” de nuestro sistema digestivo.

Una vez pasado este filtro, la muestra es preparada de distintas formas en función de cómo se administrará. Una posibilidad es la de secar, congelar y encapsular parte de estas muestras para administrarlas a través de una pastilla.

Sin embargo las opciones más convencionales implican diluir la muestra en agua salina para luego filtrarla e introducirla en nuestro sistema gastrointestinal, bien a través de una sonda introducida a través de la boca o nariz y que llegaría hasta nuestro estómago; bien a través de una colonoscopia, una endoscopia a través del colon.

Arreglando el desequilibrio

Y todo esto, ¿para qué? Curiosamente, si estamos trasplantando microbios de una persona a otra, el motivo es luchar contra una bacteria patógena, llamada Clostridioides difficile (C. diff). Esta es una bacteria que normalmente habita nuestro sistema gastrointestinal sin causar mayores molestias. Pero no siempre.

En estos casos, C. diff puede adueñarse del interior de nuestro intestino, causando estragos en este. Las C. diff se nutren de compuestos tóxicos que metabolizan a partir de algunos alimentos que consumimos y que pueden acabar causando aún más daños en nuestra microbiota.

Esta infección es considerada la principal causante de diarrea asociada a tratamientos médicos pero este no es su único síntoma, estos incluyen fiebre, dolor o sensibilidad en el estómago, pérdida de apetito y náuseas, síntomas propios de las gastroenteritis. Algunos casos más graves pueden acarrear deshidratación, sangre o pus en las heces e insuficiencia renal.

Uno de los problemas asociados a esta bacteria es la aparición de infecciones recurrentes: muchos pacientes vuelven a enfermar pasadas entre dos y ocho semanas de la infección original.

El potencial de esta herramienta está aún por explorar. Un estudio reciente, por ejemplo, exploraba la posibilidad de emplear este tipo de intervenciones para mejorar el rendimiento deportivo. Una suerte de “dopaje fecal” similar en algunos sentidos a técnicas existentes. El deporte, y especialmente el deporte de élite, puede afectar a nuestro microbioma, lo que a su vez puede ser explotado en favor de los propios deportistas.

Estos trasplantes incluso han sido propuestos en veterinaria. Concretamente, para ayudar en la preservación de los koalas, tal como vimos en un estudio presentado también en 2019 en la revista Animal Microbiome.

A lo largo de los últimos años hemos ido descubriendo nuevos vínculos entre nuestro microbioma intestinal y aspectos de nuestra salud aparentemente muy distantes. Ahora sabemos incluso que existe una conexión entre nuestro cerebro y este. Lamentablemente, aún no entendemos las relaciones causales que operan en esta conexión.

En este sentido, recientemente nos topamos con un vínculo entre estos trasplantes y el autismo. Un estudio publicado en 2019 en la revista Scientific Reports observó que los síntomas vinculados con el autismo se reducían entre quienes habían recibido este tipo de trasplantes.

En Xataka | El 50% de la población está infectada con H. pylori. Por fin la estamos erradicando y eso tiene consecuencias inesperadas

Imagen | shameersrk / chriskeller


La noticia

Hace años, los trasplantes de microbiota parecían cosa de ciencia ficción. Hoy ya están curando enfermedades

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Pablo Martínez-Juarez

.

​A veces situaciones extremas requieren de medidas extremas, al menos en el campo de la medicina y la salud. Quizás a muchos, la idea de los trasplantes de microbiota les parezca que pertenece a este rango de medidas extremas. Quizás más si nos referimos a esta terapia por su nombre y apellido, porque estamos hablando de los trasplantes de microbiota fecal.

Empecemos por el principio, explicando qué son exactamente estos trasplantes. Aunque su nombre sea bastante descriptivo.

La idea central de este tratamiento es la de tomar una muestra de microbiota intestinal de una persona sana y traspasarlo al intestino del paciente. Para ello se utilizan muestras de materia fecal, heces del donante que son tratadas para su introducción en el sistema gastrointestinal del recipiente.

El proceso comienza, por tanto, tomando una muestra (o varias) de las heces del donante. En primer lugar ha de contrastarse que estas heces no contienen patógenos sino que en la muestra predominan las “bacterias buenas” de nuestro sistema digestivo.

En Xataka

Cada vez sabemos más sobre la microbiota humana. Y aún es poco lo que sabemos de los beneficios de los probióticos

Una vez pasado este filtro, la muestra es preparada de distintas formas en función de cómo se administrará. Una posibilidad es la de secar, congelar y encapsular parte de estas muestras para administrarlas a través de una pastilla.

Sin embargo las opciones más convencionales implican diluir la muestra en agua salina para luego filtrarla e introducirla en nuestro sistema gastrointestinal, bien a través de una sonda introducida a través de la boca o nariz y que llegaría hasta nuestro estómago; bien a través de una colonoscopia, una endoscopia a través del colon.

Arreglando el desequilibrio

Y todo esto, ¿para qué? Curiosamente, si estamos trasplantando microbios de una persona a otra, el motivo es luchar contra una bacteria patógena, llamada Clostridioides difficile (C. diff). Esta es una bacteria que normalmente habita nuestro sistema gastrointestinal sin causar mayores molestias. Pero no siempre.

En estos casos, C. diff puede adueñarse del interior de nuestro intestino, causando estragos en este. Las C. diff se nutren de compuestos tóxicos que metabolizan a partir de algunos alimentos que consumimos y que pueden acabar causando aún más daños en nuestra microbiota.

Esta infección es considerada la principal causante de diarrea asociada a tratamientos médicos pero este no es su único síntoma, estos incluyen fiebre, dolor o sensibilidad en el estómago, pérdida de apetito y náuseas, síntomas propios de las gastroenteritis. Algunos casos más graves pueden acarrear deshidratación, sangre o pus en las heces e insuficiencia renal.

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Desde hace años, el “dopaje fecal” es un problema en el deporte de élite. Ahora la ciencia quiere democratizarlo

Uno de los problemas asociados a esta bacteria es la aparición de infecciones recurrentes: muchos pacientes vuelven a enfermar pasadas entre dos y ocho semanas de la infección original.

El potencial de esta herramienta está aún por explorar. Un estudio reciente, por ejemplo, exploraba la posibilidad de emplear este tipo de intervenciones para mejorar el rendimiento deportivo. Una suerte de “dopaje fecal” similar en algunos sentidos a técnicas existentes. El deporte, y especialmente el deporte de élite, puede afectar a nuestro microbioma, lo que a su vez puede ser explotado en favor de los propios deportistas.

Estos trasplantes incluso han sido propuestos en veterinaria. Concretamente, para ayudar en la preservación de los koalas, tal como vimos en un estudio presentado también en 2019 en la revista Animal Microbiome.

A lo largo de los últimos años hemos ido descubriendo nuevos vínculos entre nuestro microbioma intestinal y aspectos de nuestra salud aparentemente muy distantes. Ahora sabemos incluso que existe una conexión entre nuestro cerebro y este. Lamentablemente, aún no entendemos las relaciones causales que operan en esta conexión.

En este sentido, recientemente nos topamos con un vínculo entre estos trasplantes y el autismo. Un estudio publicado en 2019 en la revista Scientific Reports observó que los síntomas vinculados con el autismo se reducían entre quienes habían recibido este tipo de trasplantes.

En Xataka | El 50% de la población está infectada con H. pylori. Por fin la estamos erradicando y eso tiene consecuencias inesperadas

Imagen | shameersrk / chriskeller

– La noticia

Hace años, los trasplantes de microbiota parecían cosa de ciencia ficción. Hoy ya están curando enfermedades

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Pablo Martínez-Juarez

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