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Frente a China y EEUU, una potencia ha emergido en el Indo-Pacífico a un ritmo infernal: un buque indio nuevo cada 40 días

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Frente a China y EEUU, una potencia ha emergido en el Indo-Pacífico a un ritmo infernal: un buque indio nuevo cada 40 días

India ha emprendido una transformación naval que ya no puede entenderse como una simple modernización, sino como la construcción deliberada de una potencia marítima capaz de influir en el equilibrio de todo el Indo-Pacífico. El ritmo (hablamos de un nuevo buque o submarino cada cuarenta días) revela un país que ha decidido romper la dependencia histórica de proveedores extranjeros, crear una base industrial propia y dotarse de una capacidad de proyección que hasta hace pocos años estaba fuera de su alcance. 

La aceleración naval india. Recordaban en Forbes que el impulso actual no responde solo a la presión geográfica de China y Pakistán, sino a la convicción de que la prosperidad del país depende de controlar rutas marítimas vitales, proteger el comercio y mostrar presencia en un entorno donde las potencias navales ejercen influencia política, económica y militar. 

Las iniciativas Make in India y Atmanirbhar Bharat han tejido un ecosistema industrial que produce acero, sensores, sistemas de combate, plataformas de misiles y software dentro del país, convirtiendo los astilleros indios en el centro de una estrategia que apunta a una flota de más de doscientas unidades antes de 2035. Esta ambición no solo altera el equilibrio regional, sino que redefine la manera en que India concibe su seguridad y su lugar en el mundo.

Fin a una lógica costera. La magnitud del plan naval indio implica un salto doctrinal: pasar de una mentalidad centrada en la defensa del litoral a operar como una fuerza capaz de sostener presencia constante desde el golfo Pérsico hasta el estrecho de Malaca. 

Los nuevos destructores furtivos, equipados con misiles BrahMos de fabricación local, los proyectos para un portaaviones nuclear que complemente al Vikrant y la expansión simultánea de la flota submarina (incluidos futuros SSN y los recientemente incorporados SSBN) permiten a la India proyectar poder, asegurar líneas de comunicación marítima y responder de forma rápida en un teatro caracterizado por la competencia entre grandes potencias. Esta transición convierte a la marina india en un actor relevante no solo para la defensa del país, sino para la estabilidad de un espacio donde transitan la energía de Oriente Medio, las mercancías de Asia oriental y buena parte del comercio global.

Tropex 2014 05

El INS Ranjit, INS Jyoti y INS Mysore

Presión geopolítica. Plus: la creciente presencia naval china en el Índico (sostenida por puertos y plataformas logísticas en Pakistán y África oriental) ha modificado el entorno estratégico de India. A ello se suma la expansión de la Armada paquistaní, que incorpora fragatas y submarinos avanzados financiados y diseñados con asistencia china

Este doble vector de presión convierte el océano en un espacio de competencia directa, donde la capacidad de vigilar, disuadir y responder es crítica. En este contexto, depender de proveedores externos se vuelve un riesgo, tanto por la vulnerabilidad de las cadenas logísticas en tiempos de crisis como por la posibilidad de restricciones políticas impuestas desde fuera. Desde ese prisma, la apuesta india por una base industrial de defensa propia no solo garantiza continuidad operativa, sino que permite adaptar tecnologías, ritmos de construcción y capacidades a las necesidades nacionales sin mediaciones externas.

Pm Narendra Modi Receiving Guard Of Honour

El primer ministro Narendra Modi inspecciona la guardia de honor en el astillero naval este 2025

Astilleros nacionales como motor. La transición hacia la autosuficiencia naval se ha traducido en 52 buques en construcción simultánea, desde destructores de última generación hasta corbetas, fragatas furtivas y submarinos convencionales y nucleares. Este volumen convierte a los astilleros indios en una de las instalaciones navales más activas del mundo y en el núcleo de una política industrial que busca dominar la producción de acero naval, motores, sensores, radares, sistemas electrónicos y plataformas de armas. 

El objetivo no es únicamente producir cascos, sino generar un ciclo completo de diseño, integración y mantenimiento que garantice que la flota pueda sostenerse a largo plazo sin cuellos de botella externos. Plus: este enfoque crea empleo cualificado, fomenta innovación local y permite que los avances tecnológicos se transfieran hacia otras ramas de la defensa y la industria civil.

Nuevo equilibrio regional. El ritmo de construcción, unido a la diversificación tecnológica, proyecta un escenario donde India aspira a situarse como contrapeso estructural frente a China en el Indo-Pacífico. Su capacidad para operar grupos de portaaviones, escoltados por destructores furtivos y submarinos de ataque, dotará al país de herramientas para influir en crisis regionales, participar en operaciones multilaterales y garantizar la seguridad de rutas de abastecimiento esenciales. 

La ampliación de la presencia india no busca únicamente contrarrestar a sus rivales inmediatos, sino también consolidar una imagen de potencia responsable capaz de proporcionar estabilidad en una región marcada por tensiones crecientes, desde el mar de Arabia hasta el estrecho de Malaca.

Ambiciones a largo plazo. El proceso de modernización naval india sintetiza varias aspiraciones simultáneas: la autonomía estratégica, la reducción de dependencias externas, la consolidación industrial y la capacidad de actuar como pilar del orden regional. No se trata solo de botar más barcos, sino de construir una fuerza capaz de operar con continuidad, mantener una presencia disuasoria y evolucionar de acuerdo con amenazas tecnológicas en constante cambio. 

Al ritmo actual, India se aproxima a una flota capaz de moldear el Indo-Pacífico según sus propios intereses, con herramientas para garantizar su seguridad y proyectar influencia en un entorno donde la competencia marítima será uno de los ejes definitorios de las próximas décadas.

Imagen | Ministry of Defence, Indian Navy, Government of India

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La noticia

Frente a China y EEUU, una potencia ha emergido en el Indo-Pacífico a un ritmo infernal: un buque indio nuevo cada 40 días

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Miguel Jorge

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​India ha emprendido una transformación naval que ya no puede entenderse como una simple modernización, sino como la construcción deliberada de una potencia marítima capaz de influir en el equilibrio de todo el Indo-Pacífico. El ritmo (hablamos de un nuevo buque o submarino cada cuarenta días) revela un país que ha decidido romper la dependencia histórica de proveedores extranjeros, crear una base industrial propia y dotarse de una capacidad de proyección que hasta hace pocos años estaba fuera de su alcance. 

La aceleración naval india. Recordaban en Forbes que el impulso actual no responde solo a la presión geográfica de China y Pakistán, sino a la convicción de que la prosperidad del país depende de controlar rutas marítimas vitales, proteger el comercio y mostrar presencia en un entorno donde las potencias navales ejercen influencia política, económica y militar. 

Las iniciativas Make in India y Atmanirbhar Bharat han tejido un ecosistema industrial que produce acero, sensores, sistemas de combate, plataformas de misiles y software dentro del país, convirtiendo los astilleros indios en el centro de una estrategia que apunta a una flota de más de doscientas unidades antes de 2035. Esta ambición no solo altera el equilibrio regional, sino que redefine la manera en que India concibe su seguridad y su lugar en el mundo.

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El INS Ranjit, INS Jyoti y INS Mysore

Presión geopolítica. Plus: la creciente presencia naval china en el Índico (sostenida por puertos y plataformas logísticas en Pakistán y África oriental) ha modificado el entorno estratégico de India. A ello se suma la expansión de la Armada paquistaní, que incorpora fragatas y submarinos avanzados financiados y diseñados con asistencia china. 

Este doble vector de presión convierte el océano en un espacio de competencia directa, donde la capacidad de vigilar, disuadir y responder es crítica. En este contexto, depender de proveedores externos se vuelve un riesgo, tanto por la vulnerabilidad de las cadenas logísticas en tiempos de crisis como por la posibilidad de restricciones políticas impuestas desde fuera. Desde ese prisma, la apuesta india por una base industrial de defensa propia no solo garantiza continuidad operativa, sino que permite adaptar tecnologías, ritmos de construcción y capacidades a las necesidades nacionales sin mediaciones externas.

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Astilleros nacionales como motor. La transición hacia la autosuficiencia naval se ha traducido en 52 buques en construcción simultánea, desde destructores de última generación hasta corbetas, fragatas furtivas y submarinos convencionales y nucleares. Este volumen convierte a los astilleros indios en una de las instalaciones navales más activas del mundo y en el núcleo de una política industrial que busca dominar la producción de acero naval, motores, sensores, radares, sistemas electrónicos y plataformas de armas. 

El objetivo no es únicamente producir cascos, sino generar un ciclo completo de diseño, integración y mantenimiento que garantice que la flota pueda sostenerse a largo plazo sin cuellos de botella externos. Plus: este enfoque crea empleo cualificado, fomenta innovación local y permite que los avances tecnológicos se transfieran hacia otras ramas de la defensa y la industria civil.

Nuevo equilibrio regional. El ritmo de construcción, unido a la diversificación tecnológica, proyecta un escenario donde India aspira a situarse como contrapeso estructural frente a China en el Indo-Pacífico. Su capacidad para operar grupos de portaaviones, escoltados por destructores furtivos y submarinos de ataque, dotará al país de herramientas para influir en crisis regionales, participar en operaciones multilaterales y garantizar la seguridad de rutas de abastecimiento esenciales. 

La ampliación de la presencia india no busca únicamente contrarrestar a sus rivales inmediatos, sino también consolidar una imagen de potencia responsable capaz de proporcionar estabilidad en una región marcada por tensiones crecientes, desde el mar de Arabia hasta el estrecho de Malaca.

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Al ritmo actual, India se aproxima a una flota capaz de moldear el Indo-Pacífico según sus propios intereses, con herramientas para garantizar su seguridad y proyectar influencia en un entorno donde la competencia marítima será uno de los ejes definitorios de las próximas décadas.

Imagen | Ministry of Defence, Indian Navy, Government of India

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– La noticia

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por
Miguel Jorge

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