Ciencia y Tecnología
Detectan primera señal de radio procedente del cometa interestelar 3I/ATLAS
La primera señal de radio del cometa 3I/ATLAS aclara el misterio sobre su origen y pone fin al debate entre ciencia y “conspiración” sobre si era una nave o un cometa natural.
La primera señal de radio del cometa 3I/ATLAS aclara el misterio sobre su origen y pone fin al debate entre ciencia y “conspiración” sobre si era una nave o un cometa natural.
Desde que apareció en los radares astronómicos el 1 de julio de 2025, el objeto interestelar 3I/ATLAS ha mantenido en vilo a científicos y curiosos, alimentando teorías y debates en todo el mundo.
Algunos lo describen como un simple cometa –aunque de simple tenga poco, siendo apenas el tercer visitante interestelar conocido, de ahí el “3I” en su nombre–, mientras otros, intrigados por su comportamiento inusual, han llegado a sugerir que podría tratarse de una sonda alienígena.
Entre las voces más mediáticas ha destacado la del astrofísico de Harvard Avi Loeb, quien volvió a insinuar esa posibilidad –recientemente también en el famoso pódcast de Joe Rogan–, como ya había hecho en el pasado con ‘Oumuamua.
Sin embargo, las observaciones más recientes parecen confirmar, una vez más, lo que la mayoría de los astrónomos sostiene: 3I/ATLAS es un cometa.
La evidencia más reciente provino del radiotelescopio sudafricano MeerKAT, una red de 64 antenas de 13,5 metros de diámetro, que logró registrar por primera vez una señal de radio asociada a 3I/ATLAS, aunque no del tipo que muchos esperaban.
¿Una transmisión alienígena?
La respuesta rápida: no. Lo que MeerKAT captó el 24 de octubre –cinco días antes de que el cometa alcanzara su perihelio, el punto más cercano al Sol–, a unos 210 millones de kilómetros de nuestra estrella, fueron líneas de absorción de radio producidas por radicales hidroxilo (OH) en frecuencias de 1665 y 1667 MHz, según explicaron los investigadores en The Astronomer’s Telegram.
Estas moléculas OH se forman cuando las moléculas de agua se descomponen por la luz solar, un proceso completamente natural y característico de los cometas.
El hallazgo resulta especialmente significativo porque los dos intentos anteriores de MeerKAT, realizados en septiembre, no tuvieron éxito. Fue la geometría más favorable de octubre –con el cometa más cerca del Sol– la que finalmente permitió captar la absorción.
Esta detección representa un avance importante en la comprensión del objeto: si 3I/ATLAS fuera una nave espacial metálica, como algunos han sugerido, los telescopios no detectarían estas moléculas.
Este tipo de señales ya se ha identificado en diversos entornos cósmicos –desde cometas hasta nebulosas o zonas donde se forman nuevas estrellas–, siempre asociadas a procesos químicos naturales.
Por su parte, Loeb celebró el hallazgo como “la primera detección de radio de 3I/ATLAS” y reconoció en su blog la validez de la observación, aunque no ha dejado de insistir en la posibilidad de un origen artificial.
Un cometa interestelar de 7.000 millones de años
Al margen de las hipótesis más extravagantes, lo cierto es que el 3I/ATLAS presenta características extraordinarias. Según reportó DW anterirormente, se estima que este cometa podría tener más de 7.000 millones de años, lo que lo convertiría en el objeto más antiguo jamás observado en nuestro sistema solar.
Su composición también sorprende: contiene una proporción inusualmente alta de dióxido de carbono y, según observaciones del telescopio James Webb, solo trazas de agua (alrededor del 4 % de su masa). Sin embargo, otras observaciones han detectado claros signos de desgasificación acuosa.
Estas discrepancias no se deben a tecnología extraterrestre, sino a los límites del conocimiento actual.
Tal como recuerda la astrónoma Laura Nicole Driessen en un artículo en The Conversation, hablar prematuramente de extraterrestres puede eclipsar las verdaderas maravillas científicas que objetos como 3I/ATLAS nos permiten descubrir: pistas sobre la química de sistemas planetarios lejanos, procesos de formación estelar y la evolución de cometas interestelares.
Teorías descartadas y debate científico
Eso no ha impedido que teorías más atrevidas proliferen en redes sociales y medios alternativos. Algunas incluso sugirieron que el cometa se había fragmentado o había desplegado sondas.
Estas fueron rápidamente descartadas por expertos, como Qicheng Zhang del Observatorio Lowell, quien aseguró en Live Science que no hay evidencia de que el núcleo de 3I/ATLAS se haya desintegrado: “Todas las imágenes que he visto muestran un cometa bastante normal y con buen aspecto”.
Loeb, por su parte, sigue firme en su cruzada y sostiene que, si el cometa no se comporta como espera, podría no ser natural. Pero como bien escribió Jason T. Wright, profesor de astrofísica en Penn State –según recogió Live Science–, muchas de las afirmaciones de Loeb muestran un desconocimiento de principios básicos de ciencia planetaria.
Mientras tanto, el cometa sigue su trayecto. El 19 de diciembre alcanzará su máxima aproximación a la Tierra, y unos meses después, el 16 de marzo de 2026, se desplazará a una distancia cercana a los 53 millones de kilómetros de Júpiter.
La historia de 3I/ATLAS recuerda que el universo aún guarda secretos, y que la falta de respuestas no implica conspiraciones. Como decía Carl Sagan, “las afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias”.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de Live Science, Wired y The Conversation.
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