Ciencia y Tecnología
Tres siglos, cinco millonarios y un mismo objetivo: decidir cómo y qué aprende el mundo
En las últimas semanas hemos visto a Elon Musk alzándose como adalid de la neutralidad del conocimiento, aunque paradójicamente lo haga ofreciendo su propia visión de la historia mediante una IA que solo él controla: Grokipedia. Tal y como destacaban en La Sexta, el de Musk no ha sido el único caso de un millonario que ha querido imponer sus intereses en la interpretación de la cultura o en cómo se accede a ella.
Desde hace más de tres siglos, los millonarios han buscado influir en la manera en que el mundo accede al conocimiento, dejando huellas que van desde la Ilustración hasta la actualidad digital. Cambian las formas y los formatos, desde enciclopedias impresas hasta algoritmos de inteligencia artificial, pero la intención de dominar la narrativa persiste.
Chrétien-Guillaume de Malesherbes y la Encyclopédie
En el siglo XVIII, el contexto político y religioso europeo era restrictivo y censor con respecto al conocimiento que cuestionaba el dogma religioso.
Chrétien-Guillaume de Malesherbes, fue un adinerado e influyente funcionario francés que, en su papel como director de la Librairie real, asumió el reto de proteger una obra que desafiaba ese orden: la Encyclopédie de Diderot y d’Alembert. Este proyecto ambicioso no solo compilaba el conocimiento humano, sino que lo hacía desde una visión científica y racional, desplazando el dogma religioso del centro del saber.
La Encyclopédie se convirtió en un símbolo de la Ilustración, una declaración ideológica que buscaba liberar la mente humana a través de la razón y el empirismo, generando un cambio cultural profundo en contra de las estructuras monárquicas y eclesiásticas dominantes. Malesherbes enfrentó censura y prohibiciones, pero desde su posición de influencia defendió la evidencia y la ciencia como bases para la emancipación intelectual.

Encyclopédie de Diderot y d’Alembert
Este enfoque no solo transformó la forma en que se entendía el conocimiento en Europa, sino que estableció un precedente: el acceso al saber podía ser una herramienta para la libertad y la crítica social, muy alineado (e incluso adelantado) con los aires de libertad que corría por la Francia de finales del XVIII. La Encyclopédie fue la primera gran iniciativa que reflejó cómo el conocimiento podía ser un arma política y cultural, moldeada por quienes tenían la influencia para protegerlo y difundirlo.
Andrew Carnegie y las bibliotecas públicas
A finales del siglo XIX y principios del XX, Andrew Carnegie llevó la democratización del conocimiento hacia un concepto más tangible y accesible: las bibliotecas públicas gratuitas.
Tal y como cuentan en la BBC, Carnegie nació en una familia obrera en Escocia y emigró a Estados Unidos donde amasó una fortuna inmensa gracias a la industria siderúrgica y la demanda de acero para la construcción ferroviaria. Durante su juventud, Carnegie se enfrentó a la realidad de que muchas bibliotecas privadas cobraban cuotas que impedían el acceso a los más pobres, incluido él mismo, lo que le motivó a invertir buena parte de su fortuna en implantar bibliotecas gratuitas.

Andrew Carnegie en 1878
No obstante, más allá de su aparente filantropía, Carnegie se quejaba de que muchos trabajadores no estaban suficientemente formados, por lo que su inversión buscaba llevar ese conocimiento al mayor número de persona para crear una masa laboral instruida y capaz.
Carnegie financió la construcción y equipamiento de entre 2.500 y 3.000 bibliotecas dejando a las comunidades la responsabilidad de su mantenimiento y operación, asegurando así su sostenibilidad. Su visión era que la biblioteca fuera un centro comunitario de libre acceso para que todos pudieran educarse, que los extranjeros pudieran aprender el idioma y adquirir habilidades para impulsar la productividad industrial.
Bill Gates y Encarta: el conocimiento en la era digital
Con el boom de la informática en a principios de los 90, Bill Gates vislumbró una nueva forma de acceder al conocimiento: la enciclopedia multimedia. En 1993, Microsoft lanzó Encarta, una enciclopedia en CD-ROM que contenía miles de artículos, audios, imágenes y mapas interactivos accesibles desde un ordenador personal.
Este producto supuso un cambio radical con respecto a los libros impresos y las bibliotecas físicas, acercando la información a hogares de todo el mundo mediante la tecnología. Pero Encarta no fue una obra altruista para acercar el conocimiento a los usuarios, sino que marcó una estrategia comercial clara: necesitabas un PC con Windows para usarla, lo que fomentaba la influencia del sistema operativo de Microsoft en el consumidor.
Encarta se presentó como una herramienta educativa, útil y visualmente atractiva para un público diverso, reflejando la transición hacia el conocimiento digital en la era de internet incipiente. Con este nuevo producto, Microsoft daba un paso atrás en el acceso libre al conocimiento por el que había luchado Carnegie: para aprender con Encarta debías pagar una licencia de entre 395 y 22,95 dólares, según el año. Finalmente, Wikipedia vino a romper de nuevo esa barrera económica ofreciendo conocimiento gratuito y desterrando a Encarta.
Rupert Murdoch y la narrativa mediática
Mientras otros modelos apostaban por el conocimiento enciclopédico o educativo, Rupert Murdoch construyó un imperio mediático enfocado en un concepto más actual: moldear la percepción pública a través de narrativas ideológicas.
Murdoch, hijo de un editor australiano, expandió su influencia controlando periódicos y cadenas televisivas como The Times, The Wall Street Journal y Fox News. Su proyecto no fue neutro ni puramente informativo, sino un modelo comercial basado en hacer rentable la opinión y el sesgo ideológico.
Durante las décadas de los 80 y 90, Murdoch levantó una estructura de medios que le hicieron tremendamente rico. En lugar de mantener la neutralidad informativa, mostraba las noticias según marcos ideológicos muy definidos, con un enfoque en la interpretación de los hechos para influenciar la opinión pública. Al fin y al cabo, es otra forma de ofrecer conocimiento según el punto de vista de quien financia el medio.
Elon Musk y Grokipedia
En el siglo XXI, la información corre a raudales por los canales de la red, pero incluso en ese escenario hiperconectado, algunos millonarios continúan sintiendo la necesidad de mostrar el conocimiento según su propio prisma.
Como parte de su ofensiva personal contra Wikipedia, Elon Musk ha lanzado Grokipedia a través de su empresa xAI, presentándola como una alternativa “sin restricciones ideológicas ni sesgos culturales” a Wikipedia.
Musk acusó a Wikipedia de tener una “pátina woke”, es decir, un sesgo cultural progresista, y propuso Grokipedia como un proyecto capaz de ofrecer “hechos objetivos” generados por IA. Sin embargo, Grokipedia ha sido criticada por reproducir sesgos políticos específicos y por la falta de transparencia en sus fuentes que apuntan a un copiado sistemático de Wikipedia.
Estas cinco figuras y sus proyectos demuestran cómo el acceso al conocimiento ha estado siempre ligado al poder económico y político. Desde la defensa de la razón frente al dogma, hasta la educación pública, la digitalización de saberes, la construcción de narrativas mediáticas y la inteligencia artificial. La historia del conocimiento es también la historia de sus arquitectos, cada uno con sus motivaciones y contextos específicos que han dejado una marca indeleble en la forma de entender el mundo.
Imagen | Flickr (World Economic Forum, Gage Skidmore), Wikimedia Commons (Céréales Killer)
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La noticia
Tres siglos, cinco millonarios y un mismo objetivo: decidir cómo y qué aprende el mundo
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Rubén Andrés
.
En las últimas semanas hemos visto a Elon Musk alzándose como adalid de la neutralidad del conocimiento, aunque paradójicamente lo haga ofreciendo su propia visión de la historia mediante una IA que solo él controla: Grokipedia. Tal y como destacaban en La Sexta, el de Musk no ha sido el único caso de un millonario que ha querido imponer sus intereses en la interpretación de la cultura o en cómo se accede a ella.
Desde hace más de tres siglos, los millonarios han buscado influir en la manera en que el mundo accede al conocimiento, dejando huellas que van desde la Ilustración hasta la actualidad digital. Cambian las formas y los formatos, desde enciclopedias impresas hasta algoritmos de inteligencia artificial, pero la intención de dominar la narrativa persiste.
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La Encyclopédie se convirtió en un símbolo de la Ilustración, una declaración ideológica que buscaba liberar la mente humana a través de la razón y el empirismo, generando un cambio cultural profundo en contra de las estructuras monárquicas y eclesiásticas dominantes. Malesherbes enfrentó censura y prohibiciones, pero desde su posición de influencia defendió la evidencia y la ciencia como bases para la emancipación intelectual.
Encyclopédie de Diderot y d’Alembert
Este enfoque no solo transformó la forma en que se entendía el conocimiento en Europa, sino que estableció un precedente: el acceso al saber podía ser una herramienta para la libertad y la crítica social, muy alineado (e incluso adelantado) con los aires de libertad que corría por la Francia de finales del XVIII. La Encyclopédie fue la primera gran iniciativa que reflejó cómo el conocimiento podía ser un arma política y cultural, moldeada por quienes tenían la influencia para protegerlo y difundirlo.
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A finales del siglo XIX y principios del XX, Andrew Carnegie llevó la democratización del conocimiento hacia un concepto más tangible y accesible: las bibliotecas públicas gratuitas.
Tal y como cuentan en la BBC, Carnegie nació en una familia obrera en Escocia y emigró a Estados Unidos donde amasó una fortuna inmensa gracias a la industria siderúrgica y la demanda de acero para la construcción ferroviaria. Durante su juventud, Carnegie se enfrentó a la realidad de que muchas bibliotecas privadas cobraban cuotas que impedían el acceso a los más pobres, incluido él mismo, lo que le motivó a invertir buena parte de su fortuna en implantar bibliotecas gratuitas.
Andrew Carnegie en 1878
No obstante, más allá de su aparente filantropía, Carnegie se quejaba de que muchos trabajadores no estaban suficientemente formados, por lo que su inversión buscaba llevar ese conocimiento al mayor número de persona para crear una masa laboral instruida y capaz.
Carnegie financió la construcción y equipamiento de entre 2.500 y 3.000 bibliotecas dejando a las comunidades la responsabilidad de su mantenimiento y operación, asegurando así su sostenibilidad. Su visión era que la biblioteca fuera un centro comunitario de libre acceso para que todos pudieran educarse, que los extranjeros pudieran aprender el idioma y adquirir habilidades para impulsar la productividad industrial.
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Con el boom de la informática en a principios de los 90, Bill Gates vislumbró una nueva forma de acceder al conocimiento: la enciclopedia multimedia. En 1993, Microsoft lanzó Encarta, una enciclopedia en CD-ROM que contenía miles de artículos, audios, imágenes y mapas interactivos accesibles desde un ordenador personal.
Este producto supuso un cambio radical con respecto a los libros impresos y las bibliotecas físicas, acercando la información a hogares de todo el mundo mediante la tecnología. Pero Encarta no fue una obra altruista para acercar el conocimiento a los usuarios, sino que marcó una estrategia comercial clara: necesitabas un PC con Windows para usarla, lo que fomentaba la influencia del sistema operativo de Microsoft en el consumidor.
Encarta se presentó como una herramienta educativa, útil y visualmente atractiva para un público diverso, reflejando la transición hacia el conocimiento digital en la era de internet incipiente. Con este nuevo producto, Microsoft daba un paso atrás en el acceso libre al conocimiento por el que había luchado Carnegie: para aprender con Encarta debías pagar una licencia de entre 395 y 22,95 dólares, según el año. Finalmente, Wikipedia vino a romper de nuevo esa barrera económica ofreciendo conocimiento gratuito y desterrando a Encarta.
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Durante las décadas de los 80 y 90, Murdoch levantó una estructura de medios que le hicieron tremendamente rico. En lugar de mantener la neutralidad informativa, mostraba las noticias según marcos ideológicos muy definidos, con un enfoque en la interpretación de los hechos para influenciar la opinión pública. Al fin y al cabo, es otra forma de ofrecer conocimiento según el punto de vista de quien financia el medio.
Elon Musk y GrokipediaEn el siglo XXI, la información corre a raudales por los canales de la red, pero incluso en ese escenario hiperconectado, algunos millonarios continúan sintiendo la necesidad de mostrar el conocimiento según su propio prisma.
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