Ciencia y Tecnología
Cazadores de Huracanes entran al ojo del devastador ciclón Melissa y capturan imágenes inéditas
 
																								
												
												
											El paso devastador de Melissa por el Caribe reabre el debate sobre el impacto del calentamiento global en la intensidad y frecuencia de los huracanes.
El paso devastador de Melissa por el Caribe reabre el debate sobre el impacto del calentamiento global en la intensidad y frecuencia de los huracanes.
En medio de uno de los fenómenos meteorológicos más destructivos de la temporada, el 53º Escuadrón de Reconocimiento Meteorológico de la Reserva de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, conocidos popularmente como los “Cazadores de Huracanes”, logró adentrarse en el corazón del huracán Melissa para recopilar datos cruciales y capturar imágenes impresionantes que muestran la magnitud del fenómeno.
Según datos del Centro Nacional de Huracanes, citados por ABC News, el ojo de Melissa se extiende unos 18 kilómetros y presenta una forma perfectamente delineada, como muestran las fotografías difundidas en redes.
Las imágenes muestran un anillo de nubes densas girando a gran velocidad alrededor de un núcleo de calma aparente, una escena hipnótica que oculta la violencia que la tormenta desata fuera de ese punto.
Sin embargo, la misión no estuvo exenta de peligros. Según informó ABC News, el equipo experimentó “fuerzas más fuertes de lo normal” durante un vuelo de este martes (28.10.2025) por la mañana, viéndose obligados a regresar a su base de operaciones en Curazao para realizar una inspección de seguridad.
Una situación similar ocurrió el lunes, cuando otro vuelo “abandonó la tormenta antes de tiempo” tras enfrentar severas turbulencias.
A pesar de estos contratiempos, la Fuerza Aérea logró realizar varias incursiones exitosas en el ojo del huracán a lo largo del día lunes, capturando datos vitales para el Centro Nacional de Huracanes y documentando la extraordinaria potencia del fenómeno.
Melissa se ha convertido en “la tormenta del siglo” para Jamaica, según declaró la especialista en ciclones tropicales de la Organización Meteorológica Mundial, Anne-Claire Fontan.
Desde que el huracán Sandy tocó Jamaica en 2012 (categoría 1), la isla no había vuelto a enfrentar un fenómeno similar, y jamás había recibido de lleno el embate de una tormenta de categoría 5.
El huracán tocó tierra este martes en la localidad de Black River, en Saint Elizabeth, al suroeste de Jamaica, con categoría 5 –la más alta en la escala Saffir-Simpson– y vientos sostenidos de 185 millas por hora (aproximadamente 298 km/h), según ABC News.
El primer ministro jamaiquino, Andrew Holness, declaró al país “zona catastrófica” y, tras sobrevolar la zona afectada, indicó que “las imágenes de destrucción están por todas partes”.
Balance de víctimas en el Caribe
En total, el huracán Melissa ha dejado al menos 32 muertos en su paso por el Caribe, según el más reciente balance: 23 en Haití, 4 en Jamaica, otros 4 en Panamá y 1 en República Dominicana.
Haití ha sido el país más golpeado en términos de víctimas, en gran parte por la crecida del río La Digue en Petit-Goâve, que causó la muerte de al menos 20 personas, incluyendo diez niños.
La tormenta continuó su camino devastador hacia Cuba, donde entró este miércoles con categoría 3. Allí, si bien aún no se han reportado víctimas mortales oficialmente, los daños materiales han sido cuantiosos.
Cambio climático intensifica huracanes
Pero detrás del espectáculo visual y la destrucción, hay una advertencia científica cada vez más clara. Según un nuevo estudio del Imperial College de Londres, el cambio climático inducido por el ser humano ha hecho que una tormenta como Melissa sea hasta cuatro veces más probable y ha incrementado su intensidad en un 7 %.
En un mundo sin calentamiento global, un huracán de esta magnitud azotaría Jamaica solo una vez cada 8.000 años. Hoy, la frecuencia estimada es de una cada 1.700.
“El cambio climático causado por el ser humano ha hecho que Melissa sea claramente más fuerte y destructiva”, dijo el climatólogo Ralf Toumi.
Su colega Emily Theokritoff subrayó la dimensión ética del desastre: ” Los pequeños estados insulares en desarrollo tienen muy poca responsabilidad en la crisis climática, pero sufren algunas de sus peores consecuencias”.
Editado por Felipe Espinosa Wang con información de ABC News, Live Science, Reuters, dpa y EFE.
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