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La turistificación del Everest se ha cobrado una víctima previsible: mil personas atrapadas por una tormenta

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La turistificación del Everest se ha cobrado una víctima previsible: mil personas atrapadas por una tormenta

Por más que lo hayamos turistificado, por mucho que nos hayamos habituado a ver sus campamentos y laderas repletas de alpinistas, el Everest sigue sin ser un resort. Hoy la cumbre del planeta está mucho más concurrida que en tiempos de Edmund Hillary y Tenzing Norgay (los pioneros que coronaron la cima en 1953), pero la montaña es todavía un espacio peligroso plagado de desafíos. 

Y por si lo habíamos olvidado el propio Everest acaba de recordárnoslo a lo grande.

¿Qué ha pasado? Que el Everest acaba de recordar a propios y extraños que no es una atracción turística más, sino una montaña con unas condiciones climáticas extremas que pueden torcerse en el momento más inesperado. Eso es al menos es lo que acaban de aprender los cientos de alpinistas que este fin de semana se vieron sorprendidos en sus laderas por una intensa y copiosa ventisca. 

Se esperaba nieve, pero la intensidad de la tormenta sorprendió incluso a los más experimentados, lo que obligó a las autoridades a ponerse en marcha para rescatar a los grupos atrapados. “El clima este año no es normal. El guía dijo que nunca había afrontado un clima así en octubre”, explica una montañista afectado.

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¿Dónde ocurrió? En la ladera oriental, donde la ventisca atrapó a cientos de personas en los campamentos. Los medios chinos hablan de cerca de un millar de afectados, cientos de excursionistas que se quedaron varados por la tormenta que arrancó el viernes a última hora y se prolongó a lo largo del sábado. Otras fuentes apuntan que temporal sorprendió a más de 500 personas en la región de Tingri.

¿Y cómo están ahora? Según la última información compartida por Laura Bicker, corresponsal de la BBC, los rescatistas han guiado ya a 350 personas a un lugar seguro situado en el municipio de Qudang, del lado tibetano. También han logrado contactar con otros 200 excursionistas. La cadena británica precisa que cientos de aldeanos y rescatistas se han desplegado por la zona para despejar los caminos de acceso, bloqueados por la nieve, a una altitud de más de 4.900 m. No está claro si la nevada ha afectado a los excursionistas de la cara norte.

¿Tan fuerte fue? “Cuando nos despertamos, la nieve ya tenía cerca de un metro de profundidad”, relata Geshuang Chen, quien el viernes había partido de Qudang con un grupo de más de diez montañistas rumbo al campamento base de Cho Oyu. El sábado sin embargo la tormenta frustró sus planes. “Todos somos senderistas experimentados, pero aun así esta ventisca fue extremadamente difícil”. 

Otro alpinista, Eric Wen, ha contado a la agencia Reuters que su grupo apenas pudo dormir porque la nieve caía de forma tan copiosa que tenían que retirarla de las cubiertas de sus tiendas cada diez minutos. “Si no, se habrían derrumbado”. Pese a sus cuidados y equipamiento, tres compañeros sufrieron hipotermia.

¿Cómo fue posible? Por una suma de factores. El principal es la meteorología. No han sido días fáciles en la región. Al sur del Tíbet, en Nepal, las intensas lluvias han provocado deslizamientos de tierras e inundaciones que, además de bloquear caminos, han dejado varios fallecidos. En las últimas horas Europa Press hablaba ya de 52 muertos y 53 heridos, además de una decena larga de desaparecidos.

El otro factor clave es el calendario festivo. China se encuentra en plena Semana Dorada, un período de temporada alta para el turismo local. “Mucha gente viene aquí a hacer senderismo, pero este año la nieve es excepcional”, señala Chen. Esa coincidencia de fechas y clima explica que esta semana llegasen al valle de Karma, que conduce a la cara oriental Kangshung del Everest, cientos de personas.

¿Por qué es importante? Lo ocurrido este fin de semana en el Everest no es importante solo por el suceso en sí. Lo es también (y sobre todo) por lo que revela sobre la montaña y la saturación turística del Himalaya, un problema del que los expertos llevan tiempo alertando y del que las autoridades son conscientes

Algunos cálculos estiman que cada año visitan el Parque Nacional de Sagarmatha, dominado por el Everest, unas decenas de miles de personas que generan a su vez 20 toneladas de basura. En la montaña el reto es tan grave que las autoridades ya se han planteado obligar a los alpinistas a lleven bolsas para recoger sus heces.

¿Tanta gente va al Everest? Sí. El problema de la masificación del Everest se hizo especialmente palpable hace unos años, en mayo de 2019, cuando un alpinista nepalí sacó una foto en la que se ve a más de 200 personas en fila en pleno ascenso al techo del mundo. Un atasco humano como el que esperaríamos encontrarnos en una calle comercial de Madrid en plenas rebajas… solo que en uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Statista calcula que solo en 2023 se registraron 656 ascensos exitosos, lejos aún de los más de 800 de antes de la pandemia.

Lo ocurrido este fin de semana nos recuerda que a pesar de esa enorme popularidad y de la creciente masificación de la montaña, lo que incluso ha encarecido las tasas, el Everest está lejos (muy muy lejos) de ser un lugar para el turismo deportivo al uso. No hace falta irse muy lejos para confirmarlo. En 2023 desaparecieron tres sherpas experimentados en la Cascada de Hielo del Khumbu, engrosando la extensa lista de muertos y desaparecidos en la montaña.

Imágenes | Guillaume Baviere (Flickr), Emifaulk (Flickr) y Statista

En Xataka | Para descongestionar el Everest, Nepal permite acceder a otros 97 picos gratis. El problema es que nadie quiere subirlos


La noticia

La turistificación del Everest se ha cobrado una víctima previsible: mil personas atrapadas por una tormenta

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Xataka

por
Carlos Prego

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​Por más que lo hayamos turistificado, por mucho que nos hayamos habituado a ver sus campamentos y laderas repletas de alpinistas, el Everest sigue sin ser un resort. Hoy la cumbre del planeta está mucho más concurrida que en tiempos de Edmund Hillary y Tenzing Norgay (los pioneros que coronaron la cima en 1953), pero la montaña es todavía un espacio peligroso plagado de desafíos. Y por si lo habíamos olvidado el propio Everest acaba de recordárnoslo a lo grande.¿Qué ha pasado? Que el Everest acaba de recordar a propios y extraños que no es una atracción turística más, sino una montaña con unas condiciones climáticas extremas que pueden torcerse en el momento más inesperado. Eso es al menos es lo que acaban de aprender los cientos de alpinistas que este fin de semana se vieron sorprendidos en sus laderas por una intensa y copiosa ventisca. Se esperaba nieve, pero la intensidad de la tormenta sorprendió incluso a los más experimentados, lo que obligó a las autoridades a ponerse en marcha para rescatar a los grupos atrapados. “El clima este año no es normal. El guía dijo que nunca había afrontado un clima así en octubre”, explica una montañista afectado.

¿Dónde ocurrió? En la ladera oriental, donde la ventisca atrapó a cientos de personas en los campamentos. Los medios chinos hablan de cerca de un millar de afectados, cientos de excursionistas que se quedaron varados por la tormenta que arrancó el viernes a última hora y se prolongó a lo largo del sábado. Otras fuentes apuntan que temporal sorprendió a más de 500 personas en la región de Tingri.¿Y cómo están ahora? Según la última información compartida por Laura Bicker, corresponsal de la BBC, los rescatistas han guiado ya a 350 personas a un lugar seguro situado en el municipio de Qudang, del lado tibetano. También han logrado contactar con otros 200 excursionistas. La cadena británica precisa que cientos de aldeanos y rescatistas se han desplegado por la zona para despejar los caminos de acceso, bloqueados por la nieve, a una altitud de más de 4.900 m. No está claro si la nevada ha afectado a los excursionistas de la cara norte.¿Tan fuerte fue? “Cuando nos despertamos, la nieve ya tenía cerca de un metro de profundidad”, relata Geshuang Chen, quien el viernes había partido de Qudang con un grupo de más de diez montañistas rumbo al campamento base de Cho Oyu. El sábado sin embargo la tormenta frustró sus planes. “Todos somos senderistas experimentados, pero aun así esta ventisca fue extremadamente difícil”. Otro alpinista, Eric Wen, ha contado a la agencia Reuters que su grupo apenas pudo dormir porque la nieve caía de forma tan copiosa que tenían que retirarla de las cubiertas de sus tiendas cada diez minutos. “Si no, se habrían derrumbado”. Pese a sus cuidados y equipamiento, tres compañeros sufrieron hipotermia.

¿Cómo fue posible? Por una suma de factores. El principal es la meteorología. No han sido días fáciles en la región. Al sur del Tíbet, en Nepal, las intensas lluvias han provocado deslizamientos de tierras e inundaciones que, además de bloquear caminos, han dejado varios fallecidos. En las últimas horas Europa Press hablaba ya de 52 muertos y 53 heridos, además de una decena larga de desaparecidos.El otro factor clave es el calendario festivo. China se encuentra en plena Semana Dorada, un período de temporada alta para el turismo local. “Mucha gente viene aquí a hacer senderismo, pero este año la nieve es excepcional”, señala Chen. Esa coincidencia de fechas y clima explica que esta semana llegasen al valle de Karma, que conduce a la cara oriental Kangshung del Everest, cientos de personas.¿Por qué es importante? Lo ocurrido este fin de semana en el Everest no es importante solo por el suceso en sí. Lo es también (y sobre todo) por lo que revela sobre la montaña y la saturación turística del Himalaya, un problema del que los expertos llevan tiempo alertando y del que las autoridades son conscientes. Algunos cálculos estiman que cada año visitan el Parque Nacional de Sagarmatha, dominado por el Everest, unas decenas de miles de personas que generan a su vez 20 toneladas de basura. En la montaña el reto es tan grave que las autoridades ya se han planteado obligar a los alpinistas a lleven bolsas para recoger sus heces.

¿Tanta gente va al Everest? Sí. El problema de la masificación del Everest se hizo especialmente palpable hace unos años, en mayo de 2019, cuando un alpinista nepalí sacó una foto en la que se ve a más de 200 personas en fila en pleno ascenso al techo del mundo. Un atasco humano como el que esperaríamos encontrarnos en una calle comercial de Madrid en plenas rebajas… solo que en uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Statista calcula que solo en 2023 se registraron 656 ascensos exitosos, lejos aún de los más de 800 de antes de la pandemia.Lo ocurrido este fin de semana nos recuerda que a pesar de esa enorme popularidad y de la creciente masificación de la montaña, lo que incluso ha encarecido las tasas, el Everest está lejos (muy muy lejos) de ser un lugar para el turismo deportivo al uso. No hace falta irse muy lejos para confirmarlo. En 2023 desaparecieron tres sherpas experimentados en la Cascada de Hielo del Khumbu, engrosando la extensa lista de muertos y desaparecidos en la montaña.Imágenes | Guillaume Baviere (Flickr), Emifaulk (Flickr) y StatistaEn Xataka | Para descongestionar el Everest, Nepal permite acceder a otros 97 picos gratis. El problema es que nadie quiere subirlos

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Carlos Prego

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