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OpenAI ya vale medio billón de dólares, sus empleados están vendiendo acciones… y el mercado inmobiliario de San Francisco explota

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OpenAI ya vale medio billón de dólares, sus empleados están vendiendo acciones… y el mercado inmobiliario de San Francisco explota

OpenAI ha cerrado una venta secundaria de acciones de 6.600 millones de dólares que sitúa su valoración en 500.000 millones. Además de un hito financiero, esto también es un terremoto en el mercado inmobiliario de San Francisco, donde los empleados con más de dos años de antigüedad están monetizando parte de sus participaciones para comprar propiedades.

Por qué es importante. La operación permite a trabajadores actuales y antiguos vender equity a inversores deseosos de acceder al accionariado de la empresa o aumentar su presencia en él. Son actores como SoftBank, Thrive Capital o MGX de Abu Dabi.

OpenAI había autorizado ventas por más de 10.000 millones, aunque finalmente solo se materializó el 66% de esa cantidad. Hace un año, su valoración era de 157.000 millones. Subió a 300.000 millones en marzo de 2025, y ahora llega a los 500.000 millones, superando a SpaceX (456.000 millones).

El contexto. Los agentes inmobiliarios de San Francisco están viendo algo que no habían visto antes: compradores que venden acciones de empresas privadas para pagar entradas de 375.000 dólares (la media en ciertos barrios de la ciudad) o directamente comprar en efectivo.

Barrios como Hayes Valley (rebautizado ‘Cerebral Valley‘ por la concentración de startups de IA), Noe Valley y Mission Bay están recibiendo presión directa de estos nuevos compradores con un bolsillo profundo.

La mecánica. OpenAI y otras empresas de IA permanecen privadas (es decir, sin salir a cotizar en bolsa) mucho más tiempo que las startups tecnológicas de generaciones anteriores.

Los empleados no pueden esperar años a una salida a bolsa para acceder a su riqueza en papel. Así que los mercados secundarios, donde los accionistas privados venden a inversores institucionales, se han convertido en la vía rápida para convertir acciones en efectivo.

Entre líneas. Esta venta secundaria cumple dos funciones:

  1. Por un lado, es una herramienta de retención en medio de una guerra brutal por el talento: Meta ha fichado al menos siete ingenieros top de OpenAI este verano, a menudo con bonos millonarios.
  2. Por otro, permite a OpenAI mantener contentos a empleados que podrían frustrarse por la falta de liquidez, sin tener que salir a bolsa ni diluir el control.

Sí, pero. La conversión de OpenAI en empresa con ánimo de lucro no ha sido revertida por sentencia firme. En marzo de 2025, una juez federal rechazó la solicitud de Elon Musk de emitir una medida cautelar para bloquear ese cambio, aunque permitió que varios de sus reclamos procedan a juicio.

Por otra parte, algunas condiciones de inversión vinculaban compromisos de fondos (por ejemplo de SoftBank) a que OpenAI avanzase con su reestructuración, de modo que si no se cumplían ciertos hitos esos compromisos podrían verse afectados. Musk, quien cofundó OpenAI y dejó la organización en 2018, demandó a OpenAI y a Altman argumentando que habían incumplido compromisos fundacionales al alejarse de su misión original sin ánimo de lucro.

El impacto. Las consecuencias en San Francisco van más allá de compradores con mucho dinero:

  • Empresas de IA como OpenAI, Anthropic y compañía están provocando un aumento de la demanda de vivienda en barrios cercanos a su trabajo.
  • El ciclo se retroalimenta: más empleados bien pagados generan más demanda, más presión sobre precios, y más necesidad de liquidez inmediata para competir en un mercado donde las ofertas en efectivo tienen ventaja.

Los profesionales inmobiliarios señalan un cambio respecto a anteriores booms tecnológicos: los compradores no solo tienen un patrimonio alto, sino que también tienen acceso a liquidez inmediata a través de mercados secundarios. Venden justo lo suficiente para la entrada y los gastos de cierre, y mantienen su exposición a la empresa, pero se aseguran un activo tangible que diversifica su riesgo.

La gran pregunta. ¿Esto es sostenible? OpenAI ahora mismo es la startup más valiosa del mundo, pero pierde dinero mientras compite en una carrera de infraestructura de IA que necesita dinero casi ilimitado. Si la burbuja de valoraciones se desinfla, miles de empleados con enormes hipotecas basadas en acciones sobrevaloradas podrían verse en problemas.

De momento, el mercado secundario está creando una nueva clase de propietarios en San Francisco: ingenieros de IA que han convertido código en casas sin esperar a que suene la campana de Wall Street.

En Xataka | La nueva red social de OpenAI es divertidísima y adictiva. Tanto que es fácil olvidar lo que esconde detrás

Imagen destacada | Joshua Sortino


La noticia

OpenAI ya vale medio billón de dólares, sus empleados están vendiendo acciones… y el mercado inmobiliario de San Francisco explota

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Javier Lacort

.

​OpenAI ha cerrado una venta secundaria de acciones de 6.600 millones de dólares que sitúa su valoración en 500.000 millones. Además de un hito financiero, esto también es un terremoto en el mercado inmobiliario de San Francisco, donde los empleados con más de dos años de antigüedad están monetizando parte de sus participaciones para comprar propiedades.

Por qué es importante. La operación permite a trabajadores actuales y antiguos vender equity a inversores deseosos de acceder al accionariado de la empresa o aumentar su presencia en él. Son actores como SoftBank, Thrive Capital o MGX de Abu Dabi.

OpenAI había autorizado ventas por más de 10.000 millones, aunque finalmente solo se materializó el 66% de esa cantidad. Hace un año, su valoración era de 157.000 millones. Subió a 300.000 millones en marzo de 2025, y ahora llega a los 500.000 millones, superando a SpaceX (456.000 millones).

El contexto. Los agentes inmobiliarios de San Francisco están viendo algo que no habían visto antes: compradores que venden acciones de empresas privadas para pagar entradas de 375.000 dólares (la media en ciertos barrios de la ciudad) o directamente comprar en efectivo.

Barrios como Hayes Valley (rebautizado ‘Cerebral Valley’ por la concentración de startups de IA), Noe Valley y Mission Bay están recibiendo presión directa de estos nuevos compradores con un bolsillo profundo.

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La mecánica. OpenAI y otras empresas de IA permanecen privadas (es decir, sin salir a cotizar en bolsa) mucho más tiempo que las startups tecnológicas de generaciones anteriores.

Los empleados no pueden esperar años a una salida a bolsa para acceder a su riqueza en papel. Así que los mercados secundarios, donde los accionistas privados venden a inversores institucionales, se han convertido en la vía rápida para convertir acciones en efectivo.

Entre líneas. Esta venta secundaria cumple dos funciones:

Por un lado, es una herramienta de retención en medio de una guerra brutal por el talento: Meta ha fichado al menos siete ingenieros top de OpenAI este verano, a menudo con bonos millonarios.Por otro, permite a OpenAI mantener contentos a empleados que podrían frustrarse por la falta de liquidez, sin tener que salir a bolsa ni diluir el control.

Sí, pero. La conversión de OpenAI en empresa con ánimo de lucro no ha sido revertida por sentencia firme. En marzo de 2025, una juez federal rechazó la solicitud de Elon Musk de emitir una medida cautelar para bloquear ese cambio, aunque permitió que varios de sus reclamos procedan a juicio.

Por otra parte, algunas condiciones de inversión vinculaban compromisos de fondos (por ejemplo de SoftBank) a que OpenAI avanzase con su reestructuración, de modo que si no se cumplían ciertos hitos esos compromisos podrían verse afectados. Musk, quien cofundó OpenAI y dejó la organización en 2018, demandó a OpenAI y a Altman argumentando que habían incumplido compromisos fundacionales al alejarse de su misión original sin ánimo de lucro.

El impacto. Las consecuencias en San Francisco van más allá de compradores con mucho dinero:

Empresas de IA como OpenAI, Anthropic y compañía están provocando un aumento de la demanda de vivienda en barrios cercanos a su trabajo.El ciclo se retroalimenta: más empleados bien pagados generan más demanda, más presión sobre precios, y más necesidad de liquidez inmediata para competir en un mercado donde las ofertas en efectivo tienen ventaja.

Los profesionales inmobiliarios señalan un cambio respecto a anteriores booms tecnológicos: los compradores no solo tienen un patrimonio alto, sino que también tienen acceso a liquidez inmediata a través de mercados secundarios. Venden justo lo suficiente para la entrada y los gastos de cierre, y mantienen su exposición a la empresa, pero se aseguran un activo tangible que diversifica su riesgo.

La gran pregunta. ¿Esto es sostenible? OpenAI ahora mismo es la startup más valiosa del mundo, pero pierde dinero mientras compite en una carrera de infraestructura de IA que necesita dinero casi ilimitado. Si la burbuja de valoraciones se desinfla, miles de empleados con enormes hipotecas basadas en acciones sobrevaloradas podrían verse en problemas.De momento, el mercado secundario está creando una nueva clase de propietarios en San Francisco: ingenieros de IA que han convertido código en casas sin esperar a que suene la campana de Wall Street.En Xataka | La nueva red social de OpenAI es divertidísima y adictiva. Tanto que es fácil olvidar lo que esconde detrásImagen destacada | Joshua Sortino

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