Los New York Mets cerraron definitivamente su temporada de Grandes Ligas. De la peor manera posible, con un batacazo al sur de la Florida ante un equipo de nómina muy reducida, la multimillonaria franquicia de Queens no pudo hacer los deberes y quedó fuera de la lucha por la Serie Mundial, un título esquivo durante los últimos 39 años y que, por lo visto, deben tardar un poco más en reconquistar.
Precisamente, el peso de una sequía tan larga acecha a la gerencia liderada por Steve Cohen y David Stearns, cuya gestión está en tela de juicio. En la temporada baja creyeron que sacando la billetera podían armar un equipo competitivo, mientras en la fecha límite de cambios debilitaron su base de prospectos para reforzarse, pero ninguna de las dos estrategias se tradujo en éxito en el diamante.
Tras este colapso, son muchas las interrogantes sin respuesta clara de los directivos de la organización, quienes inevitablemente tendrán que volver a reestructurar una nómina cargada con pesados salarios. Lo peor es que este proceso implicará más gastos en un mercado revuelto y con altas exigencias por parte de los agentes y peloteros.
En 2025, los Mets jugaron con una nómina de más de 340 millones de dólares, y 126 de ellos estuvieron comprometidos entre tres jugadores: Juan Soto, Francisco Lindor y Pete Alonso, a quienes no hay nada que reprochar desde el punto de vista individual.
Soto lideró la Liga Nacional en OBP, boletos y bases robadas, rompió su marca de jonrones para una campaña e impulsó más de 100 carreras, lo mismo que Alonso, quien se convirtió en el máximo jonronero histórico de los Mets. Por su parte, Lindor tuvo una campaña de 30-30 y fue un ejemplo de constancia pues solo se perdió tres juegos en todo el año.
Los Mets son tan solo el noveno equipo de este siglo con al menos tres peloteros de 30+ jonrones, 85+ impulsadas, 85+ anotadas, 60+ extrabases y OPS superior a .800. De todos ellos, los Red Sox y los Rockies de 2019, y los Blue Jays de 2021 se perdieron la postemporada, justo como ahora le ha sucedido a los neoyorkinos.
Esto quiere decir que los Mets fueron un equipo desbalanceado, con protagonismo individual, pero con un rendimiento colectivo muy caótico e inestable. No hay otra manera de calificar su temporada, sobre todo después de batacazo final contra dos equipos de mercados mucho más pequeños, que sin grandes lujos ni salarios desproporcionados lograron dejarlos fuera de los playoffs.
Los Reds, que se quedaron con el último Wild Card de la Liga Nacional, derrotaron cuatro veces a los Mets en seis partidos. En Cincinnati este año gastaron menos de 120 millones en una plantilla discreta, en la que solo un jugador (Nick Martínez) cobró más de diez millones.
Por su parte, los Marlins, que le dieron el tiro de gracia a los neoyorkinos en la última serie del año y le ganaron 7-5 el duelo particular, apenas llegaron a 67.4 millones por concepto de salarios en 2025, con solo nueve jugadores que superaron el millón. Para poner las cosas en perspectivas, todo el roster de Miami cobró un poco más que un solo hombre de los Mets: Juan Soto (61.8 millones).
No es este un panorama agradable para los chicos de Queens, que tienen múltiples frentes abiertos de cara a 2025. Su pitcheo abridor fue un coladero y ninguno de los hombres experimentados de su staff parece en condiciones de asumir como un verdadero as. En este apartado depositarán toda su confianza en el novato Nolan McLean, quien tuvo una primera toma de contacto muy efectiva, aunque todavía su muestra es demasiado pequeña para asegurar que podrá liderar al cuerpo de lanzadores en el futuro.
Por otra parte, es casi seguro los Mets deberán buscar un sustituto para Pete Alonso, quien explorará nuevamente en la agencia libre buscando un contrato acorde a su nivel. Encontrar a un (o a un grupo) pelotero con más de 70 extrabases y más de 125 impulsadas parece una misión imposible.
La otra gran incógnita es si mantendrán a Carlos Mendoza como manager, luego de que no diera la talla en 2025. Mirando los toros desde la barrera en el otoño y con un largo invierno por delante, la próxima primavera se ve demasiado lejos para una organización que tiene muchas urgencias y tareas por cumplir. Lo peor es que con cada paso que den en los próximos meses tendrán esa sensación de decepción tras un año para el olvido.