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Ciencia y Tecnología

En pleno desarrollo del tren en Europa, han planteado un ‘metro’ para unir capitales que es una fantasía. Literalmente

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En pleno desarrollo del tren en Europa, han planteado un 'metro' para unir capitales que es una fantasía. Literalmente

Tradicionalmente, el tren fue la espina dorsal de la movilidad interior en Europa. El desarrollo de la infraestructura permitió movimientos poblacionales durante décadas y, aunque los vuelos low-cost se han hecho con una gran parte del pastel, hay movimientos europeos por recuperar los trenes. Un ejemplo es el tren nocturno Nox, pero otro es el proyecto Starline, una red de ‘metro’ de alta velocidad que conecte las principales capitales europeas. Apela a todo lo que busca Europa: interconexión, transporte de mercancías y sostenibilidad. Y suena demasiado bien para ser verdad.

Precisamente, ahí está el problema.

Starline. 21st Europe es un grupo danés artífice del proyecto Starline. En su web afirman que Starline no es una cuestión de conveniencia, sino una necesidad estratégica para la Europa actual. Se trata de un tren de alta velocidad que unirá las principales ciudades europeas gracias a máquinas capaces de viajar a 400 km/h (superior a la del AVE, por ejemplo) conectando, en principio, 39 destinos.

Para lograr esas velocidades, la idea es minimizar todo lo posible las curvas cerradas y las pendientes, logrando una gran velocidad media que acorte los tiempos entre destinos. En el mapa propuesto podemos ver que han empleado un sistema de segmentos como el que podemos encontrar en el metro, así como estaciones que permiten conexiones con otras líneas.

Mapa Starline metro europeo

El tren. La idea es de lo más atractiva, pudiendo ir de Madrid a Estambul sin bajar del tren, o llegar Helsinki haciendo trasbordo en Viena. Por mucho que alcancen los 400 km/h, los trayectos serían largos y, para ello, han pensado en vagones de amplios asientos, áreas más tranquilas, otras abiertas para el teletrabajo o para familias con niños pequeños y cafetería.

También proponen que no haya división de asientos basada en la clásica jerarquía de las aerolíneas. Y el motivo por el que el diseño debería ser azul es para distinguir los trenes y convertirlos en un icono, como los autobuses rojos de Londres o los taxis amarillos de Nueva Yotk. Además, estarían conectados y los viajeros podrían ver el estado del tren en tiempo real en todo momento.

¿Estaciones? Centros culturales. Esa experiencia para el pasajero comenzaría directamente en la estación. En lugar de ser un mero punto de paso, lo que 21st Europe propone es que sean espacios públicos con identidad propia.

Si con los trenes abogan por aprovechar infraestructura, con las estaciones abogan por lugares diseñados por los arquitectos y diseñadores más reputados de los diferentes países, creando edificios que sean identidad de cada uno de los países en las que haya espacio para tiendas y restaurantes, pero también para museos, salas de conciertos, salas de conferencias o recintos deportivos. Lo de ir directamente a un concierto o un partido de lo que sea directamente de estación a estación es una gran idea.

Mercancías. Los puntos positivos no se limitan a los viajeros. Desde el grupo, detallan que el transporte ferroviario es cuatro veces más eficiente que el transporte por carretera clásico en Europa, pero sólo el 18% de las mercancías se mueven por tren. Así, consideran que el sistema se podría utilizar como forma de transportar bienes en alta velocidad sin recurrir al camión, al avión o al barco, implantando hubs de carga y descarga directamente en las estaciones y fortaleciendo Europa con una gran nueva red comercial.

Starline

El ejemplo de China. El colocar las estaciones fuera de los grandes centros urbanos, se consigue que sigan siendo accesibles, pero evitando la perturbación de tráfico que existe en las estaciones centrales de las grandes capitales europeas. Además, consideran que serían un motor económico para esas ciudades, y todo gracias a los datos que vienen de China.

El gigante asiático ha ido expandiendo su red ferroviaria de alta velocidad en tiempo récord y, desde 21st Europe, afirman que las ciudades con conexiones a esa red experimentaron un aumento del más del 14% en el PIB y que cada nueva línea conectada al total contribuyó con un 7,2% adicional a ese crecimiento del PIB urbano. Ahora bien, la inversión de China ha sido (y está siendo) enorme, y tiene el gran problema del coste periódico del mantenimiento.

Sostenibilidad, la gran baza. En el camino de la descarbonización, hay países que están buscando sustituir vuelos de corta distancia por el tren, y Starline entre a la perfección en ese tipo de propuestas. Se estima que, en Europa, el sector de los vuelos comerciales representa el 4% del total de emisiones de efecto invernadero y cerca del 14% de las emisiones del transporte. El cálculo es que los vuelos europeos contaminan cinco veces más por pasajero/kilómetro que el tren, y ahí es donde apunta Starline.

Detallan que debe ser independiente a nivel energético, apostando por fuentes renovables que integren el almacenamiento solar, eólico y las baterías en sus estaciones e infraestructura operativa. Con todo esto en cuenta, calculan que se podrían sustituir los vuelos de corto recorrido por un ferrocarril de alta velocidad, reduciendo las emisiones en un 95%. En España, el AVE está ganando la partida al avión.

Hay que esperar sentados. El proyecto de 21st Europe no deja un palo sin tocar y parece que no tiene ninguna fisura. Todo es positivo y suena genial, pero hay un problema. Bueno, dos. El primero, al margen de la complicación a la hora de poner de acuerdo gobiernos y empresas para ofrecer un servicio unificado, es la financiación. El grupo danés apunta que la red debe financiarse mediante una combinación de presupuestos de infraestructura de la UE, financiación del Banco Europeo de Inversiones y bonos de la UE a largo plazo. Además, los gobiernos de cada país deberían cofinanciar sus estaciones y conexiones regionales, y todo ello manteniendo un precio de billetes inferior al de los vuelos de corto recorrido.

El segundo gran problema, y el clave en este asunto, es que esta es una idea lanzada al viento. 21st Europe es algo conocido como un ‘think tank’, un grupo de expertos que diseñan proyectos visionarios sobre el futuro del continente. Tienen otras propuestas como una infraestructura de parques públicos llamada ‘Continent of Play’, pero básicamente es eso, un proyecto, una idea para iniciar una conversación en las esferas políticas, pero sin capacidad para que lo que proponen se ponga en marcha.

Veremos si alguien recoge el testigo en la Cámara europea, pero las prioridades ahora van más por el lado del rearme. Y es una pena, ya que esa idea del metro europeo de alta velocidad no suena nada mal.

Imágenes | 21st Europe

En Xataka | Ha comenzado el renacer ferroviario de Latinoamérica y China tiene claro lo que quiere: unir los puertos de Brasil y Perú


La noticia

En pleno desarrollo del tren en Europa, han planteado un ‘metro’ para unir capitales que es una fantasía. Literalmente

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Alejandro Alcolea

.

​Tradicionalmente, el tren fue la espina dorsal de la movilidad interior en Europa. El desarrollo de la infraestructura permitió movimientos poblacionales durante décadas y, aunque los vuelos low-cost se han hecho con una gran parte del pastel, hay movimientos europeos por recuperar los trenes. Un ejemplo es el tren nocturno Nox, pero otro es el proyecto Starline, una red de ‘metro’ de alta velocidad que conecte las principales capitales europeas. Apela a todo lo que busca Europa: interconexión, transporte de mercancías y sostenibilidad. Y suena demasiado bien para ser verdad.Precisamente, ahí está el problema.Starline. 21st Europe es un grupo danés artífice del proyecto Starline. En su web afirman que Starline no es una cuestión de conveniencia, sino una necesidad estratégica para la Europa actual. Se trata de un tren de alta velocidad que unirá las principales ciudades europeas gracias a máquinas capaces de viajar a 400 km/h (superior a la del AVE, por ejemplo) conectando, en principio, 39 destinos.Para lograr esas velocidades, la idea es minimizar todo lo posible las curvas cerradas y las pendientes, logrando una gran velocidad media que acorte los tiempos entre destinos. En el mapa propuesto podemos ver que han empleado un sistema de segmentos como el que podemos encontrar en el metro, así como estaciones que permiten conexiones con otras líneas.

El tren. La idea es de lo más atractiva, pudiendo ir de Madrid a Estambul sin bajar del tren, o llegar Helsinki haciendo trasbordo en Viena. Por mucho que alcancen los 400 km/h, los trayectos serían largos y, para ello, han pensado en vagones de amplios asientos, áreas más tranquilas, otras abiertas para el teletrabajo o para familias con niños pequeños y cafetería.También proponen que no haya división de asientos basada en la clásica jerarquía de las aerolíneas. Y el motivo por el que el diseño debería ser azul es para distinguir los trenes y convertirlos en un icono, como los autobuses rojos de Londres o los taxis amarillos de Nueva Yotk. Además, estarían conectados y los viajeros podrían ver el estado del tren en tiempo real en todo momento.

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EEUU no es país para trenes. Quieren arreglarlo con uno que cruce el país llevando personas y camiones

¿Estaciones? Centros culturales. Esa experiencia para el pasajero comenzaría directamente en la estación. En lugar de ser un mero punto de paso, lo que 21st Europe propone es que sean espacios públicos con identidad propia.Si con los trenes abogan por aprovechar infraestructura, con las estaciones abogan por lugares diseñados por los arquitectos y diseñadores más reputados de los diferentes países, creando edificios que sean identidad de cada uno de los países en las que haya espacio para tiendas y restaurantes, pero también para museos, salas de conciertos, salas de conferencias o recintos deportivos. Lo de ir directamente a un concierto o un partido de lo que sea directamente de estación a estación es una gran idea.Mercancías. Los puntos positivos no se limitan a los viajeros. Desde el grupo, detallan que el transporte ferroviario es cuatro veces más eficiente que el transporte por carretera clásico en Europa, pero sólo el 18% de las mercancías se mueven por tren. Así, consideran que el sistema se podría utilizar como forma de transportar bienes en alta velocidad sin recurrir al camión, al avión o al barco, implantando hubs de carga y descarga directamente en las estaciones y fortaleciendo Europa con una gran nueva red comercial.

El ejemplo de China. El colocar las estaciones fuera de los grandes centros urbanos, se consigue que sigan siendo accesibles, pero evitando la perturbación de tráfico que existe en las estaciones centrales de las grandes capitales europeas. Además, consideran que serían un motor económico para esas ciudades, y todo gracias a los datos que vienen de China.El gigante asiático ha ido expandiendo su red ferroviaria de alta velocidad en tiempo récord y, desde 21st Europe, afirman que las ciudades con conexiones a esa red experimentaron un aumento del más del 14% en el PIB y que cada nueva línea conectada al total contribuyó con un 7,2% adicional a ese crecimiento del PIB urbano. Ahora bien, la inversión de China ha sido (y está siendo) enorme, y tiene el gran problema del coste periódico del mantenimiento.

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Si algo nos ha enseñado el verano es que España no necesita más trenes. Simplemente, necesita que funcionen

Sostenibilidad, la gran baza. En el camino de la descarbonización, hay países que están buscando sustituir vuelos de corta distancia por el tren, y Starline entre a la perfección en ese tipo de propuestas. Se estima que, en Europa, el sector de los vuelos comerciales representa el 4% del total de emisiones de efecto invernadero y cerca del 14% de las emisiones del transporte. El cálculo es que los vuelos europeos contaminan cinco veces más por pasajero/kilómetro que el tren, y ahí es donde apunta Starline.Detallan que debe ser independiente a nivel energético, apostando por fuentes renovables que integren el almacenamiento solar, eólico y las baterías en sus estaciones e infraestructura operativa. Con todo esto en cuenta, calculan que se podrían sustituir los vuelos de corto recorrido por un ferrocarril de alta velocidad, reduciendo las emisiones en un 95%. En España, el AVE está ganando la partida al avión.

Hay que esperar sentados. El proyecto de 21st Europe no deja un palo sin tocar y parece que no tiene ninguna fisura. Todo es positivo y suena genial, pero hay un problema. Bueno, dos. El primero, al margen de la complicación a la hora de poner de acuerdo gobiernos y empresas para ofrecer un servicio unificado, es la financiación. El grupo danés apunta que la red debe financiarse mediante una combinación de presupuestos de infraestructura de la UE, financiación del Banco Europeo de Inversiones y bonos de la UE a largo plazo. Además, los gobiernos de cada país deberían cofinanciar sus estaciones y conexiones regionales, y todo ello manteniendo un precio de billetes inferior al de los vuelos de corto recorrido.El segundo gran problema, y el clave en este asunto, es que esta es una idea lanzada al viento. 21st Europe es algo conocido como un ‘think tank’, un grupo de expertos que diseñan proyectos visionarios sobre el futuro del continente. Tienen otras propuestas como una infraestructura de parques públicos llamada ‘Continent of Play’, pero básicamente es eso, un proyecto, una idea para iniciar una conversación en las esferas políticas, pero sin capacidad para que lo que proponen se ponga en marcha.Veremos si alguien recoge el testigo en la Cámara europea, pero las prioridades ahora van más por el lado del rearme. Y es una pena, ya que esa idea del metro europeo de alta velocidad no suena nada mal.Imágenes | 21st EuropeEn Xataka | Ha comenzado el renacer ferroviario de Latinoamérica y China tiene claro lo que quiere: unir los puertos de Brasil y Perú

– La noticia

En pleno desarrollo del tren en Europa, han planteado un ‘metro’ para unir capitales que es una fantasía. Literalmente

fue publicada originalmente en

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por
Alejandro Alcolea

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