Por la segunda fecha del torneo de LaLiga, el Levante recibió al Barcelona y lo que parecía una tarde de ensueño para los locales, terminó en una auténtica decepción. Los de Julián Calero venían de perder en su debut liguero contra el Alavés y recibieron al actual campeón del torneo que empezó la liga goleando al Mallorca.
El encuentro comenzó parejo, de ida y vuelta, ambas escuadras sacaron a relucir lo mejor de su potencial ofensivo, haciendo así que los porteros se conviertan desde muy temprano en los protagonistas. Había transcurrido un cuarto de hora y los visitantes no marcaban de milagro. Y fue ahí cuando el Levante dio la primera estocada.
Aprovechando las líneas adelantadas del rival, Iván Romero sacó el manual del contragolpe y lo aplicó a la perfección para anotar y así dar la primera sorpresa de la tarde. El defensor de la corona se encontraba por abajo del marcador con el recién ascendido.
Al Barcelona le tomó tiempo asimilar el golpe, no lograban encontrar juego por adentro y las bandas no parecían tener su mejor día. Sin embargo, con el pasar de los minutos, fueron recobrando ritmo y volvieron a replegar a su rival en su área.
El partido cayó en una dinámica muy entretenida donde dos estilos de juego completamente diferentes, relucían. Por un lado, el juego de toques y posesión de balón y por el otro, un juego completamente vertical y rápido. Cada uno exprimiendo las debilidades del contrario.
Y justo cuando el empate parecía más cerca que nunca, en el séptimo minuto de adición de la primera mitad, Balde estrella el esférico con el brazo dentro del área. El juez la revisó, y dictaminó penalti para un Levante que no podía creer su situación.
45′ +7 marcaba el réloj cuando José Luis Morales la mandó a guardar desde los 12 pasos y le propinaba un golpe muy difícil a los de Flick. Un tanto justo antes de ir a los camerinos es un trago muy amargo de digerir. Y así los valencianos se fueron con un cómodo 2-0 al descanso.
Los catalanes cambiaron de cara drásticamente para los segundos 45 minutos. Desde el primer instante del complemento se hicieron del balón y el objetivo era claro, volcarse y revertir el marcador. Y así fue. No se habían jugado ni cinco minutos y Pedri metió un zapatazo, la clavó directamente en la escuadra y metió a su equipo otra vez en el partido.
El ritmo no decayó, y, como si de una verdadera pelea de box se tratara, los blaugranas aturdieron a su rival y no lo dejaron reaccionar. Tanto fue así que tres minutos más tarde del descuento, al 52′, un tiro de esquina de Raphinha generó confusión en los defensas y apareció Ferrán Torres para empatar el partido. Y así, en tres minutos, el Levante cayó del cielo al purgatorio.
Los roles y las mentalidades cambiaron, ahora el conjunto local modificaba su esquema para asegurar el punto del empate, mientras que la visita se volcó de lleno a ganar el cotejo. ¿El desenlace? un monólogo del Barcelona toda la segunda mitad del encuentro.
Y cuando parecía que la suerte estaba de parte de los ascendidos, una desafortunada acción del central Elgezabal al 90’+1 terminó en gol en propia puerta, aniquilando así cualquier esperanza de sumar en la tabla de posiciones.
Los de Hansi Flick suman 6/6 y viven un presente muy dulce. Mientras tanto, el Levante vive la otra cara de la moneda y las dudas empiezan a surgir ya que parece que están entrando en un mar de inconsistencias.