Ciencia y Tecnología
Ni en Taiwán, ni en China: El plan para fabricar los semiconductores más puros del mundo es irse al espacio

Mientras Estados Unidos y China tensaban sus relaciones con las fábricas de chips de Taiwán en el centro de la disputa, una startup galesa ha ido consiguiendo aliados para fabricar semiconductores en órbita. El objetivo: conseguir una calidad imposible de replicar en la Tierra.
Contexto. La geopolítica de los semiconductores es, posiblemente, uno de los mayores quebraderos de cabeza para las potencias mundiales. Europa importa el 80% de los chips que necesita, y el 90% de los más avanzados proviene de Taiwán. Una escalada de tensión en la región podría tener consecuencias catastróficas.
Por eso, la búsqueda de una cadena de suministro resiliente y propia es una prioridad estratégica. La solución, paradójicamente, podría no estar en la Tierra. Aquí es donde entra Space Forge, una empresa aeroespacial con sede en Cardiff que está desarrollando satélites reutilizables para fabricar semiconductores y otros materiales avanzados en órbita.
Fabricar chips en el espacio. ¿Por qué irse tan lejos para algo tan pequeño? La respuesta está en la física. El vacío y la microgravedad son condiciones ideales para el desarrollo de cristales ultrapuros, la base de cualquier semiconductor. En la Tierra, la gravedad introduce minúsculas imperfecciones y defectos en la estructura cristalina de los materiales durante su formación.
La NASA lleva décadas estudiando las ventajas de fabricar en el espacio. La gravedad provoca fenómenos como la convección y sedimentación de los materiales fundidos, lo que impide una distribución homogénea de los componentes y genera defectos. En el espacio, estos problemas desaparecen. Los materiales se forman de una manera más perfecta, lo que se traduce en chips de mayor calidad, más eficientes y con un menor consumo energético.
El primer satélite. Space Force cree que en el espacio se pueden producir “semillas” de cristal 10 veces más puras que cualquiera encontrada en la Tierra, lo que daría lugar a semiconductores con una centésima parte de los defectos. Menos defectos implica menos desperdicio, mayor rendimiento y, en última instancia, dispositivos más potentes y eficientes energéticamente.
Pero ¿cuánto hay de promesa y qué hay de realidad? La compañía ya ha puesto en órbita su primer satélite de fabricación, el ForgeStar-1. Lanzado con éxito en junio de 2025 a bordo de un cohete de SpaceX, este satélite, desarrollado íntegramente en Gales, es la primera nave espacial británica enviada al espacio con el propósito de producir nuevos materiales. Es una primera misión de demostración: probará que se puede crear el entorno adecuado para la fabricación en el espacio y validará algunas técnicas de producción.
La OTAN está llamando a la puerta. Space Forge consiguió 30 millones de dólares en su primera ronda de financiación, la serie A más grande para una empresa tecnológica espacial de Reino Unido. Lo más significativo es quién lidera la inversión: NIF, el Fondo de Innovación de la OTAN.
El NIF destacó “la independencia de la cadena de suministro y resiliencia a largo plazo” como una de las razones para invertir en la startup. Esta inyección de capital acelerará el desarrollo del ForgeStar-2, la próxima generación de su satélite de fabricación retornable.
Microgravedad como servicio. El potencial de la fabricación en microgravedad va más allá de los semiconductores. Se pueden aleaciones de metales que son imposibles de mezclar en la Tierra o nuevos materiales compuestos. La industria farmacéutica también podría beneficiarse enormemente, con mejoras en la vida útil de los medicamentos y en los métodos de administración.
Space Forge aspira a un modelo de negocio de “microgravedad-como-servicio“, una idea que recuerda de alguna forma al modelo de licencias de Arm. En lugar de vender chips, alquilará espacios en sus “fábricas orbitales” para que otros produzcan sus propios materiales.
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La noticia
Ni en Taiwán, ni en China: El plan para fabricar los semiconductores más puros del mundo es irse al espacio
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Matías S. Zavia
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Mientras Estados Unidos y China tensaban sus relaciones con las fábricas de chips de Taiwán en el centro de la disputa, una startup galesa ha ido consiguiendo aliados para fabricar semiconductores en órbita. El objetivo: conseguir una calidad imposible de replicar en la Tierra.
Contexto. La geopolítica de los semiconductores es, posiblemente, uno de los mayores quebraderos de cabeza para las potencias mundiales. Europa importa el 80% de los chips que necesita, y el 90% de los más avanzados proviene de Taiwán. Una escalada de tensión en la región podría tener consecuencias catastróficas.
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Quién domina la industria de los chips y los semiconductores, ilustrados en un completo gráfico
Por eso, la búsqueda de una cadena de suministro resiliente y propia es una prioridad estratégica. La solución, paradójicamente, podría no estar en la Tierra. Aquí es donde entra Space Forge, una empresa aeroespacial con sede en Cardiff que está desarrollando satélites reutilizables para fabricar semiconductores y otros materiales avanzados en órbita.
Fabricar chips en el espacio. ¿Por qué irse tan lejos para algo tan pequeño? La respuesta está en la física. El vacío y la microgravedad son condiciones ideales para el desarrollo de cristales ultrapuros, la base de cualquier semiconductor. En la Tierra, la gravedad introduce minúsculas imperfecciones y defectos en la estructura cristalina de los materiales durante su formación.
La NASA lleva décadas estudiando las ventajas de fabricar en el espacio. La gravedad provoca fenómenos como la convección y sedimentación de los materiales fundidos, lo que impide una distribución homogénea de los componentes y genera defectos. En el espacio, estos problemas desaparecen. Los materiales se forman de una manera más perfecta, lo que se traduce en chips de mayor calidad, más eficientes y con un menor consumo energético.
El primer satélite. Space Force cree que en el espacio se pueden producir “semillas” de cristal 10 veces más puras que cualquiera encontrada en la Tierra, lo que daría lugar a semiconductores con una centésima parte de los defectos. Menos defectos implica menos desperdicio, mayor rendimiento y, en última instancia, dispositivos más potentes y eficientes energéticamente.
Pero ¿cuánto hay de promesa y qué hay de realidad? La compañía ya ha puesto en órbita su primer satélite de fabricación, el ForgeStar-1. Lanzado con éxito en junio de 2025 a bordo de un cohete de SpaceX, este satélite, desarrollado íntegramente en Gales, es la primera nave espacial británica enviada al espacio con el propósito de producir nuevos materiales. Es una primera misión de demostración: probará que se puede crear el entorno adecuado para la fabricación en el espacio y validará algunas técnicas de producción.
La OTAN está llamando a la puerta. Space Forge consiguió 30 millones de dólares en su primera ronda de financiación, la serie A más grande para una empresa tecnológica espacial de Reino Unido. Lo más significativo es quién lidera la inversión: NIF, el Fondo de Innovación de la OTAN.
El NIF destacó “la independencia de la cadena de suministro y resiliencia a largo plazo” como una de las razones para invertir en la startup. Esta inyección de capital acelerará el desarrollo del ForgeStar-2, la próxima generación de su satélite de fabricación retornable.
Microgravedad como servicio. El potencial de la fabricación en microgravedad va más allá de los semiconductores. Se pueden aleaciones de metales que son imposibles de mezclar en la Tierra o nuevos materiales compuestos. La industria farmacéutica también podría beneficiarse enormemente, con mejoras en la vida útil de los medicamentos y en los métodos de administración.
Space Forge aspira a un modelo de negocio de “microgravedad-como-servicio”, una idea que recuerda de alguna forma al modelo de licencias de Arm. En lugar de vender chips, alquilará espacios en sus “fábricas orbitales” para que otros produzcan sus propios materiales.
En Xataka | Fabricar materiales para el espacio está bien. Fabricar materiales en el espacio es mucho mejor porque lo cambia todo
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Ni en Taiwán, ni en China: El plan para fabricar los semiconductores más puros del mundo es irse al espacio
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Matías S. Zavia
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