Ciencia y Tecnología
A OpenAI le están lloviendo golpes por todos los lados: el último lo firma Google “levántandole” su apuesta por el vibe coding

OpenAI se encuentra en un momento clave. Por un lado tiene a toda la industria tecnológica pendiente de su próxima gran revolución con GPT-5, su siguiente modelo de lenguaje que impulsará a ChatGPT y al resto de sus herramientas de IA. Sin embargo, también está en medio de una cruenta batalla por quedarse por el mejor talento en IA. Meta ya se lo ha demostrado llevándose a varias de sus mentes top. Ahora Google también ha movido ficha llevándose a los fundadores de Windsurf, la empresa en la que OpenAI le había puesto ojo para comprar por unos 3.000 millones de dólares.
La jugada maestra de Google. Este viernes, Windsurf confirmó la jugada con la salida del CEO, Varun Mohan, y del cofundador Douglas Chen, junto con varios investigadores clave de la startup que ha impulsado, junto a Cursor, el ‘vibe coding’. La operación, valorada en 2.400 millones de dólares, incluye una licencia no exclusiva de la tecnología de Windsurf, pero deja fuera cualquier participación en la empresa. Es el clásico “reverse-acquihire” que permite a los gigantes tecnológicos llevarse el talento sin despertar las alarmas regulatorias.
El contexto de la debacle. OpenAI llevaba meses negociando la compra de Windsurf, una startup que había disparado sus ingresos anuales hasta los 100 millones de dólares en abril, multiplicando por 2,5 su facturación en pocos meses. Sin embargo, la operación había generado tensiones internas entre OpenAI y Microsoft, su mayor inversor, ya que OpenAI quería evitar que su socio tuviera acceso a la tecnología de programación de Windsurf.
Este bloqueo en el acuerdo con Microsoft hizo que la compra no siguiera adelante. De esta manera, cuando expiró el período de exclusividad que OpenAI había acordado con Windsurf para negociar su compra este viernes, Google no dudó en entrar con una oferta que OpenAI no pudo igualar.
La hemorragia de talento. Mientras tanto, Meta sigue ejecutando su estrategia de tierra quemada en el mercado laboral de la IA. La empresa de Zuckerberg está ofreciendo paquetes salariales que van desde los 10 hasta los 100 millones de dólares a investigadores estrella, una escalada sin precedentes que ha disparado los sueldos del sector un 50% desde 2022. El objetivo es fichar a 50 expertos para liderar su nuevo laboratorio de superinteligencia, tras los tropiezos de sus modelos Llama y la salida de figuras clave como la directora de investigación Joelle Pineau. La compañía ya se ha llevado a varias mentes top de OpenAI a su laboratorio de superinteligencia, y ha hecho lo mismo con otras tantas compañías, como es el caso del ingeniero estrella de IA en Apple, Zhifeng Chen.
Entre líneas. La pérdida de Windsurf es especialmente dolorosa para OpenAI porque representaba su entrada directa en el mercado de herramientas para desarrolladores, donde GitHub Copilot de Microsoft domina con autoridad. Era una forma de diversificar su negocio más allá de ChatGPT y competir en un nicho que está experimentando un crecimiento explosivo gracias a la tendencia de programar con ayuda de la IA. Google mueve ficha en un terreno cada vez más competitivo, dificultando la estrategia de OpenAI en este segmento.
La presión se intensifica. La situación se vuelve más compleja cuando se analiza el contexto competitivo. Anthropic ha conseguido impulsar significativamente sus ingresos gracias a Claude Code, su herramienta de programación, mientras que startups como Cursor (valorada en 10.000 millones) y Replit siguen ganando terreno. Google ahora también ha entrado de lleno en cuanto a ofrecer herramientas de programación impulsadas por IA, y otras tantas como xAI con Grok también han anunciado querer participar en esta ola con un modelo especializado en código que se espera lanzar en agosto.
Imagen de portada: WallpaperCave y Village Global
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La noticia
A OpenAI le están lloviendo golpes por todos los lados: el último lo firma Google “levántandole” su apuesta por el vibe coding
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Antonio Vallejo
.
OpenAI se encuentra en un momento clave. Por un lado tiene a toda la industria tecnológica pendiente de su próxima gran revolución con GPT-5, su siguiente modelo de lenguaje que impulsará a ChatGPT y al resto de sus herramientas de IA. Sin embargo, también está en medio de una cruenta batalla por quedarse por el mejor talento en IA. Meta ya se lo ha demostrado llevándose a varias de sus mentes top. Ahora Google también ha movido ficha llevándose a los fundadores de Windsurf, la empresa en la que OpenAI le había puesto ojo para comprar por unos 3.000 millones de dólares.
La jugada maestra de Google. Este viernes, Windsurf confirmó la jugada con la salida del CEO, Varun Mohan, y del cofundador Douglas Chen, junto con varios investigadores clave de la startup que ha impulsado, junto a Cursor, el ‘vibe coding’. La operación, valorada en 2.400 millones de dólares, incluye una licencia no exclusiva de la tecnología de Windsurf, pero deja fuera cualquier participación en la empresa. Es el clásico “reverse-acquihire” que permite a los gigantes tecnológicos llevarse el talento sin despertar las alarmas regulatorias.
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Este bloqueo en el acuerdo con Microsoft hizo que la compra no siguiera adelante. De esta manera, cuando expiró el período de exclusividad que OpenAI había acordado con Windsurf para negociar su compra este viernes, Google no dudó en entrar con una oferta que OpenAI no pudo igualar.
La hemorragia de talento. Mientras tanto, Meta sigue ejecutando su estrategia de tierra quemada en el mercado laboral de la IA. La empresa de Zuckerberg está ofreciendo paquetes salariales que van desde los 10 hasta los 100 millones de dólares a investigadores estrella, una escalada sin precedentes que ha disparado los sueldos del sector un 50% desde 2022. El objetivo es fichar a 50 expertos para liderar su nuevo laboratorio de superinteligencia, tras los tropiezos de sus modelos Llama y la salida de figuras clave como la directora de investigación Joelle Pineau. La compañía ya se ha llevado a varias mentes top de OpenAI a su laboratorio de superinteligencia, y ha hecho lo mismo con otras tantas compañías, como es el caso del ingeniero estrella de IA en Apple, Zhifeng Chen.
Entre líneas. La pérdida de Windsurf es especialmente dolorosa para OpenAI porque representaba su entrada directa en el mercado de herramientas para desarrolladores, donde GitHub Copilot de Microsoft domina con autoridad. Era una forma de diversificar su negocio más allá de ChatGPT y competir en un nicho que está experimentando un crecimiento explosivo gracias a la tendencia de programar con ayuda de la IA. Google mueve ficha en un terreno cada vez más competitivo, dificultando la estrategia de OpenAI en este segmento.
La presión se intensifica. La situación se vuelve más compleja cuando se analiza el contexto competitivo. Anthropic ha conseguido impulsar significativamente sus ingresos gracias a Claude Code, su herramienta de programación, mientras que startups como Cursor (valorada en 10.000 millones) y Replit siguen ganando terreno. Google ahora también ha entrado de lleno en cuanto a ofrecer herramientas de programación impulsadas por IA, y otras tantas como xAI con Grok también han anunciado querer participar en esta ola con un modelo especializado en código que se espera lanzar en agosto.
Imagen de portada: WallpaperCave y Village Global
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Antonio Vallejo
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