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Si estás harto de las inacabables lluvias de marzo, tenemos una buena noticia: van a bajar el precio del aceite de oliva

Llevamos tres años hablando del aceite sin parar. Y no es para menos, en un abrir y cerrar de ojos, los precios del ‘oro líquido’ se dispararon y pudieron en jaque no solo el sector, sino la gastronomía del país. Por suerte, todo empezaba a volver a la normalidad.
Por ello, esto de encadenar semanas y semanas de lluvias sobre el «mar de olivos» ha despertado las suspicacias de muchos… ¿cómo afecta todo este agua a un árbol acostumbrado a los ambientes secos?
Para esta campaña, el agua no importa demasiado. Como decía en Ideal Antonio Velasco, de Quaryat Dillar, «el grueso de la aceituna está ya cosechado. Todavía no damos la campaña por cerrada pero ya se ha producido la mayoría de aceite, por lo que no habrá muchos cambios».
¿Y para la siguiente? Esa es la gran pregunta. En los últimos días, hemos hablado que las lluvias han llegado an un mal momento para la fresa (que está en plena recogida y una exposición excesiva a la humedad puede acabar infectándola de moho) o a los cítricos (cuya flor parece relativamente sensible a la humedad). ¿En qué situación va a quedar el olivo?
Evidentemente, el agua excesiva afecta a casi todas las especies vegetales de nuestro entorno climático: en el caso del olivo, un árbol especialmente acostumbrado a zonas secas, los embalsamientos de agua productos por un mal diseño (o gestión) de las fincas puede acabar con ellos directamente.
Una buena noticia. Sin llegar a esos extremos, el olivar tiene también sus propias enfermedades fúngicas (como el repilo y la anthracnosis) que proliferan con las lluvias abundantes. Pero, en general, la pluviosidad es muy beneficiosa para el olivo «para que el árbol extraiga más nutrientes de forma homogénea», explicaba en El Correo Teresa Pérez.
Es verdad que lo que dice gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español es verdad, sobre todo, a finales de verano y otoño cuando las olivas están engordando. Pero no deja de ser cierto que también en las semanas previas a la floración, en primavera, es interesante que llueva con alegría.
¿Por qué es importante todo esto? Porque eso tiene consecuencias buenas para la campaña del año que viene. Si viajáramos a abril de 2024, podríamos ver cómo el Consejo Sectorial de Aceite de Oliva de Cooperativas Agro-Alimentarias de España interpretó las lluvias de aquel marzo como el primer indicio de un cambio de tendencia, una «magnífica» noticia.
En realidad, aún queda todo por hacer (los momentos claves de todo esto son la floración y el engorde), pero lluvias como las de estas semanas son un elemento clave para asegurar una próxima campaña excelente. Es, por decirlo de alguna manera, una condición necesaria, pero no suficiente.
¿Qué pasará el año que viene? Como solemos decir, esta es la pregutna que se hace todo el mundo en el sector. No en vano, hemos aprendido durante los últimos años que bastan dos semanas de calor por encima de lo normal para que toda una campaña de aceituna desaparezca y el sector camine hacia la el abismo del desabastecimiento.
Sin embargo, 2025 se ha convertido en una invitación a ser optimistas. Sea como sea, lo notaremos en los precios de 2026.
Imagen | emp&isd
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La noticia
Si estás harto de las inacabables lluvias de marzo, tenemos una buena noticia: van a bajar el precio del aceite de oliva
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Jiménez
.
Llevamos tres años hablando del aceite sin parar. Y no es para menos, en un abrir y cerrar de ojos, los precios del ‘oro líquido’ se dispararon y pudieron en jaque no solo el sector, sino la gastronomía del país. Por suerte, todo empezaba a volver a la normalidad.
Por ello, esto de encadenar semanas y semanas de lluvias sobre el «mar de olivos» ha despertado las suspicacias de muchos… ¿cómo afecta todo este agua a un árbol acostumbrado a los ambientes secos?
Para esta campaña, el agua no importa demasiado. Como decía en Ideal Antonio Velasco, de Quaryat Dillar, «el grueso de la aceituna está ya cosechado. Todavía no damos la campaña por cerrada pero ya se ha producido la mayoría de aceite, por lo que no habrá muchos cambios».
¿Y para la siguiente? Esa es la gran pregunta. En los últimos días, hemos hablado que las lluvias han llegado an un mal momento para la fresa (que está en plena recogida y una exposición excesiva a la humedad puede acabar infectándola de moho) o a los cítricos (cuya flor parece relativamente sensible a la humedad). ¿En qué situación va a quedar el olivo?
Evidentemente, el agua excesiva afecta a casi todas las especies vegetales de nuestro entorno climático: en el caso del olivo, un árbol especialmente acostumbrado a zonas secas, los embalsamientos de agua productos por un mal diseño (o gestión) de las fincas puede acabar con ellos directamente.
En Xataka
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Una buena noticia. Sin llegar a esos extremos, el olivar tiene también sus propias enfermedades fúngicas (como el repilo y la anthracnosis) que proliferan con las lluvias abundantes. Pero, en general, la pluviosidad es muy beneficiosa para el olivo «para que el árbol extraiga más nutrientes de forma homogénea», explicaba en El Correo Teresa Pérez.
Es verdad que lo que dice gerente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español es verdad, sobre todo, a finales de verano y otoño cuando las olivas están engordando. Pero no deja de ser cierto que también en las semanas previas a la floración, en primavera, es interesante que llueva con alegría.
¿Por qué es importante todo esto? Porque eso tiene consecuencias buenas para la campaña del año que viene. Si viajáramos a abril de 2024, podríamos ver cómo el Consejo Sectorial de Aceite de Oliva de Cooperativas Agro-Alimentarias de España interpretó las lluvias de aquel marzo como el primer indicio de un cambio de tendencia, una «magnífica» noticia.
En realidad, aún queda todo por hacer (los momentos claves de todo esto son la floración y el engorde), pero lluvias como las de estas semanas son un elemento clave para asegurar una próxima campaña excelente. Es, por decirlo de alguna manera, una condición necesaria, pero no suficiente.
¿Qué pasará el año que viene? Como solemos decir, esta es la pregutna que se hace todo el mundo en el sector. No en vano, hemos aprendido durante los últimos años que bastan dos semanas de calor por encima de lo normal para que toda una campaña de aceituna desaparezca y el sector camine hacia la el abismo del desabastecimiento.
Sin embargo, 2025 se ha convertido en una invitación a ser optimistas. Sea como sea, lo notaremos en los precios de 2026.
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Javier Jiménez
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