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Una final contaminada

En un giro radical de los acontecimientos, lo que se preveía como un típico día de previa de final de Copa acabó generando un terremoto en el estadio de La Cartuja. Todo había transcurrido con normalidad… hasta las 13:15 horas. A esa hora, los dos colegiados del encuentro, Ricardo de Burgos Bengoetxea (colegiado de campo) y Pablo González Fuertes (árbitro de VAR), daban su conferencia de prensa. Como estableció la RFEF hace ya unos años, los colegiados, también protagonistas del encuentro más bonito del fútbol español, iban a tener su cuota de protagonismo. También, como iba a ser normal, ambos fueron preguntados por los vídeos que viene emitiendo el canal oficial del club blanco señalando los errores de los árbitros en contra de los intereses blancos. En un momento dado, González Fuertes realizó un comentario bastante significativo: “Hay más unión que nunca entre los árbitros, posiblemente por la situación que tenemos a nuestro alrededor. Esa unión la refrendamos con nuestro presidente, Luis Medina, los 180 que componemos la plantilla profesional”, para continuar: “Vamos a empezar a tomar medidas, no vamos a seguir permitiendo lo que está pasando. En pocas fechas lo veréis. Vamos a hacer historia y no vamos a seguir aguantando lo que estamos aguantando. ¿Huelga? En breve tendréis noticias”.
Cronología de algo más de 10 horas en donde el Real Madrid lanzó un órdago en contra de los colegiados que dirigirán la final de Copa.
En un giro radical de los acontecimientos, lo que se preveía como un típico día de previa de final de Copa acabó generando un terremoto en el estadio de La Cartuja. Todo había transcurrido con normalidad… hasta las 13:15 horas. A esa hora, los dos colegiados del encuentro, Ricardo de Burgos Bengoetxea (colegiado de campo) yPablo González Fuertes (árbitro de VAR), daban su conferencia de prensa. Como estableció la RFEF hace ya unos años, los colegiados, también protagonistas del encuentro más bonito del fútbol español, iban a tener su cuota de protagonismo. También, como iba a ser normal, ambos fueron preguntados por los vídeos que viene emitiendo el canal oficial del club blanco señalando los errores de los árbitros en contra de los intereses blancos. En un momento dado, González Fuertes realizó un comentario bastante significativo: “Hay más uniónque nunca entre los árbitros, posiblemente por la situación que tenemos a nuestro alrededor. Esa unión la refrendamos con nuestro presidente, Luis Medina, los 180 que componemos la plantilla profesional”, para continuar: “Vamos a empezar atomar medidas, no vamos a seguir permitiendo lo que está pasando. En pocas fechas lo veréis. Vamos a hacer historia y no vamos a seguir aguantando lo que estamos aguantando. ¿Huelga? En breve tendréis noticias”.
Esas últimas palabras del colegiado asturiano detonaron una erupción sin precedentes en el fútbol español. Una ruptura total de la entidad blanca con la RFEF. ¿El motivo? Dentro del seno del club blanco estas palabras se sintieron como una velada amenaza para la final y provocaron un más que evidente enfado mayúsculo en el Real Madrid que fue in crescendo a lo largo de la tarde. Y el Madrid decidió lanzar un órdago a la RFEF. Un órdago sin cuantificar el daño que podría causar… Resolvió quejarse de manera oficial a la RFEF con un órdago lo suficientemente serio para que la propia Federación moviera ficha y cambiara a ambos colegiados, la finalidad del club blanco. Por ese motivo pidió el cambio de los colegiados, algo que adelantó Josep Pedrerol en ‘Jugones’. La final se iba contaminando, lenta pero de manera efectiva.
La llegada del Madrid a su hotel en la capital hispalense, a eso de las 16:39, mostraba a un serio Carlo Ancelotti, mientras que unas 500 personas jaleaban a los jugadores blancos. Todos ellos, con gesto serio se iban introduciendo en el alojamiento donde permanecerán estos días. A eso de las 18:25, mientras Ronald Araújo y Hansi Flick daban su conferencia de prensa, algunos jugadores blancos (caso de Lunin) se introducían en los autocares que les llevaría hasta La Cartuja, pero todo estalló a eso de las 18:50.
A esa hora, un mensaje vía whatssap del Departamento de Prensa del Real Madrid alteraba la sala de trabajo del estadio de La Cartuja. En el mismo, un mensaje de apenas dos palabras: “Suspendido todo”. De esa manera,el club blanco oficializaba una vez más su ruptura con la RFEF. No hubo acto protocolario de fotos entre los entrenadores y capitanes de ambos equipos con el trofeo, ni conferencias de prensa ni de Carlo Ancelotti, ni de Luka Modric, jugador elegido por el club blanco para dar sus explicaciones. Tampoco hubo entrenamiento del equipo blanco… Un plantón histórico. La cena oficial de la final tampoco contó con la presencia de Florentino Pérez, que ya había anunciado su ausencia. Al mandatario se le espera para la final. Llegará junto con los lesionados Carvajal, Casemiro y Militao.
A partir de ahí, la locura estalló. El Madrid sacó un comunicado explicando su postura, considerando “inadmisibleslas manifestaciones públicas” y denunciando una “clara y manifiesta animadversión y hostilidad de estos árbitros” contra ellos y carga contra el estamento arbitral por este motivo, añadiendo “declaraciones aún más sorprendentes todavía, bajo un tono amenazante, aludiendo a la unidad de los árbitros, para anunciar supuestas medidas o actuaciones que distan mucho de los principios de equidad, objetividad e imparcialidad que deberían imperar a escasas horas de un acontecimiento futbolístico que centra la atención de cientos de millones de personas en todo el mundo”.
El comunicado prosigue y señala que “ante la gravedad de lo sucedido, el Real Madrid espera que los responsables de la RFEF y del estamento arbitral procedan en consecuencia, adoptando las medidas correspondientes en defensa del prestigio de las instituciones que representan”. Es decir, la entidad blanca solicitaba el cambio del grupo arbitral que iba a dirigir la final.
A este acto no tardó en replicar Javier Tebas, presidente de LaLiga (“Esto no es fútbol, es control de poder. No le gusta Tebas porque no le hace lo que él quiere. No le gusta Ceferin porque no hace lo que él quiere. No le gusta Louzán porque no hace lo que él quiere”).
También Rafael Louzán, presidente de la RFEF, que puso un poco de cordura a la explosiva tarde (“Apelo al sentido común y a la responsabilidad. He hablado ya con el Real Madrid. Espero que veamos un gran partido, que es lo importante. Ya he hablado con quien tenía que hablar. Es un tema del CTA. No voy a entrar en ese tema. Tenemos que disfrutar y llevamos muchos días trabajando para esta gran final. Hay miles de aficionados y millones de personas en todo el mundo para ver esta final. Vamos a trabajar para que todo salga bien. El CTA ha designado a un equipo arbitral y eso es lo que hay”, dando a entender que no habría cambio alguno de colegiados, la principal idea de la entidad madridista), y Luis Medina Cantalejo, que pedía tranquilidad a su llegada a la cena oficial: “Llevamos preparando desde hace un par de meses la fiesta del fútbol y, como responsable de los árbitros, quiero hacer una llamada a la calma. Miles de personas se han desplazado de toda España para vivir esta fiesta y vamos a contribuir a que salga un buen partido, en que los árbitros hagan su trabajo”.
El Madrid, a su vez, levantaba el pie del acelerador y emitía un segundo comunicado sobre las 22:00 horas, donde aseguraba que “nunca se había planteado renunciar a jugar la final”.
Aquí esta completo ese segundo comunicado:
“Ante los rumores que han surgido en las últimas horas, el Real Madrid C. F. comunica que nuestro equipo nunca se ha planteado renunciar a jugar la final de mañana. Nuestro club entiende que las desafortunadas e inapropiadas declaraciones de los árbitros designados para este partido, efectuadas 24 horas antes de la final, no pueden manchar un acontecimiento deportivo de trascendencia mundial que verán cientos de millones de personas y por respeto también a todos los aficionados que tienen previsto su desplazamiento a Sevilla, y a todos aquellos que ya están en la capital andaluza. El Real Madrid entiende que deben prevalecer los valores del fútbol, a pesar de la hostilidad y la animadversión que hoy han quedado de manifiesto, una vez más contra nuestro club,por parte de estos árbitros designados para la final”.
Tras casi diez horas de terremoto volcánico en Sevilla, La Cartuja acogerá una nueva edición de la final de la Copa del Rey… en la que todos los protagonistas arrastrarán elementos contaminantes.
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