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La carga invisible de vivir lejos y el amor a distancia

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Pregunta: Buenas noches doctora, vivo fuera del país, pero mi esposa está en República Dominicana. Vivo con una constante presión porque tengo mis responsabilidades aquí, pero también las de allá.

La comunicación con mi esposa está de mal en peor, y cada vez que hablo con ella tratando de explicarle cómo me siento, su respuesta es que ella también la está pasando mal y que “esa es la vida que me tocó”.

Aquí las cosas son muy diferentes a como uno piensa cuando está allá. Tenemos casi 12 años juntos y he sido fiel siempre, pero aquí hay muchas tentaciones y, en verdad, solo quiero a alguien con quien pueda desahogarme y, tal vez, recibir una palabra que me ayude.

Espero que pueda ayudarme, porque en verdad lo necesito. Quiero mantenerme sin “cola que me pisen”.

Respuesta

¡Hola! ¡Tengo tantas preguntas para ti! Pues necesitaría de tu respuesta para poder entender por qué ella está tan reactiva. Por ejemplo: ¿ella estuvo de acuerdo en que viajaras? ¿Qué hace ella aquí?

Tú dirás: “¿Qué tiene que ver eso?”, pero la respuesta es muy importante, pues muchas veces una decisión familiar solo la toma uno de los dos, y esto acarrea mucho enojo, porque quien no pudo opinar se siente poca prioridad.

También me encantaría saber en qué ocupa ella su tiempo, pues quedarse en una casa esperando que sea el otro quien aporte, también es un cultivo de malestar y desánimo.

Creo que lo primero que debes hacer es hablarle de lo mucho que la amas, del deseo genuino que tienes de que pronto estén juntos (esto es muy importante), ya que, si no tienen claro esto, también puede instalarse el desamor al ver que pasa el tiempo y las cosas siguen igual.

No le repitas el sacrificio que estás haciendo, pues creo que ella ya lo sabe. Ahora es cuestión de conectar desde la empatía. Háblale de tus cosas, de tu necesidad de desahogarte, pero también debes permitirle a ella que lo haga contigo. Esto es de doble vía.

Hagan planes. Conversa con ella sin juzgarla, solo escucha, y ella, en su momento, debe escucharte a ti, aunque piensen diferente. No le hables del esfuerzo que haces por no caer en tentación, pues ella aquí debe estar en la misma situación.

Más bien, háblale de lo importante que ha sido para ti mantener la lealtad por lo que sientes por ella.

Es básico asumir que lo que hace que las relaciones funcionen no es pensar igual en todo, sino tener la capacidad de respetar las diferencias sin querer obligar al otro a cambiar su forma de ser.

 

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