Bienestar
Así provoca el ejercicio una de las adaptaciones vasculares más positivas que existen

Cuando nos ejercitamos de manera intensa, una de las limitaciones más importantes que tenemos de cara al rendimiento es que nuestro corazón solo puede suministrar entre un tercio y la mitad de la demanda de oxígeno que requieren los músculos a pleno funcionamiento. Esta restricción, aunque parece un obstáculo, nos muestra la increíble capacidad de adaptación de nuestro cuerpo. Para enfrentar este desafío, los vasos sanguíneos en los músculos y órganos que no están siendo activamente utilizados se contraen, mientras que los de los músculos en trabajo se dilatan. Este mecanismo redistribuye el flujo sanguíneo , dirigiendo más oxígeno a las áreas que lo necesitan y aliviando así el esfuerzo que debe soportar el corazón.Estas reacciones vasculares son tan fundamentales para nuestra supervivencia y rendimiento que algunos especialistas, las ha mencionado como algunas de las adaptaciones más críticas que el sistema cardiovascular y el organismo en su conjunto experimentan ante el entrenamiento. Al analizar el rendimiento de los atletas de resistencia durante sus períodos de competición, se observa una correlación notable entre la circulación máxima en los músculos en trabajo y el rendimiento en carrera, con un coeficiente de correlación de r=0.8. Por otro lado, el VO2max , que suele ser un indicador tradicional de la capacidad aeróbica, no llega ni a 0.4 en este contexto. Esto sugiere que la capacidad de los vasos sanguíneos para adaptarse y dilatarse es más determinante que la simple capacidad pulmonar del sujeto.Además, estas reacciones vasculares pueden ser modificadas mediante diferentes tipos de entrenamiento. Por ejemplo, el flujo sanguíneo en las extremidades que están trabajando puede alcanzar su punto máximo en el umbral láctico y luego caer. Sin embargo, el cuerpo humano siempre busca adaptarse a las demandas que se le imponen.El entrenamiento por intervalos, que tan de moda se ha puesto desde hace unos años, puede aumentar la resistencia periférica al flujo sanguíneo, esto significa que cuando los músculos en acción no reciben suficiente sangre, la efectividad del sistema aeróbico disminuye. En estos casos, la contribución del metabolismo aeróbico se ve comprometida, y la producción de ácido láctico a través de la glucólisis comienza a predominar. Esta situación puede ser problemática, sin importar si tu meta es escalar un ocho mil o simplemente perder esos kilos de más que acumulaste en vacaciones.Por el contrario, realizar entrenamientos justo por debajo de la intensidad del umbral anaeróbico —en el que todavía puedes mantener una conversación—puede ser altamente beneficioso. Este enfoque reduce la resistencia al flujo sanguíneo en un 23% y entrena al cuerpo para redirigir más sangre a los músculos que elijas, potenciando así el metabolismo aeróbico. Este tipo de entrenamiento no solo mejora la resistencia, sino que también contribuye a la salud general y a la pérdida de grasa.Simultáneamente, el entrenamiento aeróbico, incluso bajo condiciones de alta resistencia, estimula el crecimiento de capilares en los músculos en acción, lo que a su vez aumenta aún más el flujo sanguíneo. El resultado es un metabolismo aeróbico más eficiente y poderoso, lo que representa una gran ventaja tanto para los atletas de resistencia como para quienes buscan perder peso.Es crucial entender que estas adaptaciones vasculares ocurren exclusivamente en los músculos que están trabajando. Por lo tanto, si eres ciclista, aunque el remo puede mejorar tu capacidad cardiovascular, no necesariamente beneficiará a los músculos específicos utilizados en el remo, por ello, incluso el llamado entrenamiento aeróbico debe ser específico.En resumen, hay varios puntos clave a destacar:1. Construir más vasos sanguíneos y entrenarlos para que se dilaten puede potenciar significativamente tanto tu resistencia como tu capacidad para perder grasa, permitiéndote un mayor rendimiento aeróbico.2. Esto se consigue con trabajo de larga duración por debajo del umbral láctico, ese que permite que puedas mantener una conversación.3. Recuerda que las mejoras vasculares (de las cañerías, si eso nos ayuda a entenderlo) se producen únicamente en los músculos que están en acción.Estas adaptaciones vasculares no solo transforma tu rendimiento físico, sino que también te acerca a tus metas de salud y bienestar. Ponte en manos de profesionales para que sepan regular cantidad e intensidad, si bien es cierto que determinadas adaptaciones requieren de cierto tiempo de trabajo, no siempre más es mejor.
Cuando nos ejercitamos de manera intensa, una de las limitaciones más importantes que tenemos de cara al rendimiento es que nuestro corazón solo puede suministrar entre un tercio y la mitad de la demanda de oxígeno que requieren los músculos a pleno funcionamiento. Esta restricción, aunque parece un obstáculo, nos muestra la increíble capacidad de adaptación de nuestro cuerpo. Para enfrentar este desafío, los vasos sanguíneos en los músculos y órganos que no están siendo activamente utilizados se contraen, mientras que los de los músculos en trabajo se dilatan. Este mecanismo redistribuye el flujo sanguíneo , dirigiendo más oxígeno a las áreas que lo necesitan y aliviando así el esfuerzo que debe soportar el corazón.Estas reacciones vasculares son tan fundamentales para nuestra supervivencia y rendimiento que algunos especialistas, las ha mencionado como algunas de las adaptaciones más críticas que el sistema cardiovascular y el organismo en su conjunto experimentan ante el entrenamiento. Al analizar el rendimiento de los atletas de resistencia durante sus períodos de competición, se observa una correlación notable entre la circulación máxima en los músculos en trabajo y el rendimiento en carrera, con un coeficiente de correlación de r=0.8. Por otro lado, el VO2max , que suele ser un indicador tradicional de la capacidad aeróbica, no llega ni a 0.4 en este contexto. Esto sugiere que la capacidad de los vasos sanguíneos para adaptarse y dilatarse es más determinante que la simple capacidad pulmonar del sujeto.Además, estas reacciones vasculares pueden ser modificadas mediante diferentes tipos de entrenamiento. Por ejemplo, el flujo sanguíneo en las extremidades que están trabajando puede alcanzar su punto máximo en el umbral láctico y luego caer. Sin embargo, el cuerpo humano siempre busca adaptarse a las demandas que se le imponen.El entrenamiento por intervalos, que tan de moda se ha puesto desde hace unos años, puede aumentar la resistencia periférica al flujo sanguíneo, esto significa que cuando los músculos en acción no reciben suficiente sangre, la efectividad del sistema aeróbico disminuye. En estos casos, la contribución del metabolismo aeróbico se ve comprometida, y la producción de ácido láctico a través de la glucólisis comienza a predominar. Esta situación puede ser problemática, sin importar si tu meta es escalar un ocho mil o simplemente perder esos kilos de más que acumulaste en vacaciones.Por el contrario, realizar entrenamientos justo por debajo de la intensidad del umbral anaeróbico —en el que todavía puedes mantener una conversación—puede ser altamente beneficioso. Este enfoque reduce la resistencia al flujo sanguíneo en un 23% y entrena al cuerpo para redirigir más sangre a los músculos que elijas, potenciando así el metabolismo aeróbico. Este tipo de entrenamiento no solo mejora la resistencia, sino que también contribuye a la salud general y a la pérdida de grasa.Simultáneamente, el entrenamiento aeróbico, incluso bajo condiciones de alta resistencia, estimula el crecimiento de capilares en los músculos en acción, lo que a su vez aumenta aún más el flujo sanguíneo. El resultado es un metabolismo aeróbico más eficiente y poderoso, lo que representa una gran ventaja tanto para los atletas de resistencia como para quienes buscan perder peso.Es crucial entender que estas adaptaciones vasculares ocurren exclusivamente en los músculos que están trabajando. Por lo tanto, si eres ciclista, aunque el remo puede mejorar tu capacidad cardiovascular, no necesariamente beneficiará a los músculos específicos utilizados en el remo, por ello, incluso el llamado entrenamiento aeróbico debe ser específico.En resumen, hay varios puntos clave a destacar:1. Construir más vasos sanguíneos y entrenarlos para que se dilaten puede potenciar significativamente tanto tu resistencia como tu capacidad para perder grasa, permitiéndote un mayor rendimiento aeróbico.2. Esto se consigue con trabajo de larga duración por debajo del umbral láctico, ese que permite que puedas mantener una conversación.3. Recuerda que las mejoras vasculares (de las cañerías, si eso nos ayuda a entenderlo) se producen únicamente en los músculos que están en acción.Estas adaptaciones vasculares no solo transforma tu rendimiento físico, sino que también te acerca a tus metas de salud y bienestar. Ponte en manos de profesionales para que sepan regular cantidad e intensidad, si bien es cierto que determinadas adaptaciones requieren de cierto tiempo de trabajo, no siempre más es mejor.