1×1 del Real Madrid contra el Getafe en Liga: Güler se gana el beso

Asalto al Coliseum entre dos. Entre Güler y Courtois. Entre la varita del turco y los guantes del belga. El tanto llegó con un zapatazo de Arda a pie contrario, con la derecha. Un golazo que festejó con Carletto, que le besó. La bendición del maestro. Fue la punta de iceberg de un partido de campanillas del de Altindag. Aunque goleador, menos delantero. Más constructor. Como interior. Esa posición donde Ancelotti cree que se encuadra su futuro. Pero la victoria se sostuvo gracias al muro que levantó Tibu ante los arreones finales de un Getafe con no tanta cabeza, pero con mucho corazón. Varias paradas que valen una Liga. O, al menos, la mantienen viva.

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 El turco desniveló el duelo con un golazo… y mucho fútbol. Gran actuación de Lucas Vázquez y dos lunares, las lesiones de Alaba y Camavinga. Salvador Courtois.  

Asalto al Coliseum entre dos. Entre Güler y Courtois. Entre la varita del turco y los guantes del belga. El tanto llegó con un zapatazo de Arda a pie contrario, con la derecha. Un golazo que festejó con Carletto, que le besó. La bendición del maestro. Fue la punta de iceberg de un partido de campanillas del de Altindag. Aunque goleador, menos delantero. Más constructor. Como interior. Esa posición donde Ancelotti cree que se encuadra su futuro. Pero la victoria se sostuvo gracias al muro que levantó Tibu ante los arreones finales de un Getafe con no tanta cabeza, pero con mucho corazón. Varias paradas que valen una Liga. O, al menos, la mantienen viva.

Courtois: Sin apenas trabajo… hasta que lo tuvo. Cuando el reloj se quedaba sin arena y el Getafe atacando con más corazón que cabeza, estuvo salvador. Primero, ante Peter Federico a bocajarro. Y en el rechace, rápido para evitar que el Toro diera una embestida al equipo que le formó. E instantes después, de nuevo ante Álvaro Rodríguez. Más difícil todavía, con un vuelo abajo, sobre la bocina. Siempre decisivo. Una parada de Liga.

Lucas Vázquez: Partido de campanillas de Lucas. En campo rival ofreció alternativas y en el propio robustez. Los datos, su mayor valor: cuatro entradas exitosas y nueve duelos ganados (de 12). Fue el líder cuando peor le venían dadas al Madrid. Un paso adelante del lateral antes de Sevilla.

Asencio: Gran partido. Uno más. Y eso que se repuso de un comienzo titubeante, con un error en la primera jugada que pudo costar un disgusto. Pero, a partir de ahí, solvente. Atento al cruce y sin desconcentrarse en el tramo final, cuando el equipo azulón buscó el empate con ímpetu. Con balón estuvo preciso, por encima del 93%.

Alaba (46′): Tuvo media parte hasta que su pierna izquierda dijo basta. Unas molestias que, si había alguna duda, despejan por completo su potencial titularidad en La Cartuja. Hasta el cambio no sufrió. Tampoco le exigieron. Estuvo pulcro con el balón, solo errando dos de sus 39 pases (95% de acierto), pero no fue el tipo de escenario que le compra papeletas para noches de mayor tronío.

Fran García: Cuando parecía que su opción de ser titular en Copa se esfumaba, se le abrió. Con Mendy entre algodones (aún fuera de la convocatoria), se lesionaron Alaba y Camavinga. De cuatro opciones, a una. Fran. La suerte para Ancelotti, que el manchego realizó un encuentro solvente contra el Getafe. Se atrevió más que en otras ocasiones en campo contrario y recordó al ‘tres’ que conquistó Vallecas. Brotes verdes tras un tramo donde había perdido peso.

Valverde: Un partido de más intendencia que lustre. En la primera parte apareció en el área, al comienzo, con una vaselina donde no encontró portería. Y, a partir de ahí, mucho más pivote que interior. Especialmente tras la reubicación de Tchouameni, donde pasó a hacer las veces de ancla. Chico para todo de Carletto, una vez más.

Tchouameni: Indiscutible. Como pivote, como central. En cualquier parte. Y su rendimiento es su llave. Con mucha confianza con balón y solidez en el duelo, llega en su mejor estado de forma desde que está en el Madrid a este tramo final. En el juego aéreo, especialmente al pasar al centro de la zaga en la segunda parte, imperial.

Güler (78′): Una oportunidad para brillar la convirtió el oro. Se merendó el Coliseum en una actuación con aromas a curso pasado. A aquel momento donde, en el tramo final, enamoró con su fútbol y sus goles. Exhibió ambos en Getafe. Como constructor, con libertad, demostrando que su bota tiene mucho último pase y organización. Se entendió de maravilla con Brahim y Vinicius, trianguló, bajó a la base de la jugada para poner los primeros ladrillos del juego y dejó detalles de calidad. Y un reguero de pases que deslizan que en su futuro puede haber un interior. Y no uno cualquiera. Y como finalizador, ídem. Ahí había menos dudas. Con un zapatazo de campanillas descorchó la noche. Desde la frontal… y con la derecha. Tan revitalizador que Ancelotti le bendijo. En el festejo, un beso. Romper la puerta a cañonazos. El mejor método. El método Güler.

Brahim: Le costó encontrar huecos para sacar brillo a su fútbol, aunque en el primer tanto fue clave con un buen control en el origen de la jugada. Amén de acariciarlo él mismo en el mano a mano que sacó Soria, previo al derechazo de Güler. Con algo de tino en las últimas decisiones hubiera podido exprimir la oportunidad al máximo. Como en un disparo donde rozó el tanto, pero Soria lo evitó con un buen vuelo. Aun así, no paró de intentarlo.

Endrick (64′): Lo intentó, se ofreció, pero no encontró el premio. Quizá ofuscado por un marcaje al borde de los límites, desde el inicio, donde se las tuvo tiesas con Duarte. Tuvo la oportunidad de dar dos zarpazos. Con movimientos de 9. En uno, solo ante Soria, le superó aunque Djené sacó el balón bajo palos. Ya en la segunda parte pudo dejar el detalle de la noche, con una vaselina, pero se quedó corto. No pudo estirar su idilio con el gol.

Vinicius (73′): Muy móvil. Muy voluntarioso. Lanzador y ejecutor, a Vini le sentó bien no tener ‘competencia’. Apareció por todo el frente de ataque, en muchas ocasiones en la derecha, en especial en la derecha, y estuvo cómodo. Fino en el desborde, también estuvo activo en la distribución: dejó solo a Endrick con una estupenda pared en la frontal. En lo individual, pecó de exceso de conducción en un caracoleo en el área. Soria evitó su gol, pero Valverde estaba en mejor posición. Eso sí, poco a poco se quita los grilletes mentales. Quizá cerrar la renovación tenga algo que ver…

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Camavinga (46′): Salió en el descanso por un lesionado Alaba y lo hizo como mediocentro…, pero se apagó su opción de ser lateral izquierdo en la final de Copa. Porque en el tramo final del encuentro se echó la mano al aductor derecho y tuvo que abandonar el duelo de manera precipitada. Preocupación, mucha, para Sevilla.

Bellingham (64′): Tuvo más de una hora de descanso y esa es la mejor noticia para un Jude que necesitaba un respiro. Sin apenas incidencia.

Rodrygo (73′): Con poco tiempo de acción, a punto estuvo de forzar un penalti que hubiera sellado el partido. Reservado para la Copa.

Ceballos (78′): Fue protagonista, pero desafortunado. Y lamentable, por el comportamiento de la grada. “¡Ceballos, muérete!”, gritó una parte del Coliseum. Se activó el protocolo contra el odio.

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