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Supermán Valverde

Y de repente, un cañonazo. Cuando el reloj se quedaba sin arena y la ilusión se difuminaba entre goles anulados (a Vinicius) y penaltis reclamados (a Bellingham). Fede Valverde, en el 93′, en el minuto del madridismo. Una volea con el empeine. De trivela. Una descarga para desfibrilar al equipo blanco. Y a Ancelotti, que abrazó a su chico para todo. Mediocentro, lateral, extremo, artificiero y algún día portero. Para mantener a la Liga latiendo. Para tumbar a un Athletic que resistió hasta que el charrúa cogió el fusil. No acertó a la primera, ni a la segunda. Sí a la séptima (más disparos que nadie). Y al tercero a puerta (también líder). Porque nadie buscó la red con más ahínco. Ni nadie la encontró. Sólo él. No fue un pajarito ni un avión, fue un Halcón.
Su gol tumbó al Athletic y mantiene vivo el latido en Liga del Madrid. Brilló como lateral, decidió como centrocampista. Con nueve goles y ocho asistencias, acecha su mejor temporada.
Y de repente, un cañonazo. Cuando el reloj se quedaba sin arena y la ilusión se difuminaba entre goles anulados (a Vinicius) y penaltis reclamados (a Bellingham). Fede Valverde, en el 93′, en el minuto del madridismo. Una volea con el empeine. De trivela. Una descarga para desfibrilar al equipo blanco. Y a Ancelotti, que abrazó a su chico para todo. Mediocentro, lateral, extremo, artificiero y algún día portero. Para mantener a la Liga latiendo. Para tumbar a un Athletic que resistió hasta que el charrúa cogió el fusil. No acertó a la primera, ni a la segunda. Sí a la séptima (más disparos que nadie). Y al tercero a puerta (también líder). Porque nadie buscó la red con más ahínco. Ni nadie la encontró. Sólo él. No fue un pajarito ni un avión, fue un Halcón.
Un zapatazo natural. En el que se dejó llevar por el momentum y la necesidad. “No pensé mucho, a veces pienso tanto y se me vienen dudas. Esta vez no, disparé. Tiré mucho en este partido y la mayoría fueron bien. Me sentía con confianza, los compañeros me lo piden. Y pudo entrar”, resumió, escueto. Un ejemplo perfecto del ‘se juega como se entrena’. Porque Valverde lo entrena. Mucho. Horas extra para convertir una aptitud en virtud, con actitud. Con sesiones donde sus compañeros ‘sufren’… para luego disfrutar. Sirva Courtois como ejemplo: “Fede tiene un golpeo muy extraño, muy bueno. En el entreno me chuta un balón que parece que va fuera y de repente coge una rosca así y dices… ¿Cómo tiras así? Es muy seca, rápida, potente. Hace de esas fácilmente una o dos a la semana. Hace muchos años que le decimos: ‘chuta, chuta’”. Y contra el Athletic chutó.

Y decidió. Y se fue a por una figura clave en ese desarrollo: Ancelotti. Esa muestra de cariño tras el gol tenía mucho significado. Ya ha llovido desde aquella famosa apuesta. “Le dije que si no marcaba más de 10 goles, rompía mi carnet de entrenador”. Y Carletto no tuvo que hacerlo. Porque en la 2021-22 el por entonces pajarito terminó con 12 tantos el curso, aderezados con siete asistencias. En el actual tiene el registro a tiro. Nueve zarpazos y ocho asistencias. En total, Fede ha participado en 17 goles, por los 19 de la campaña de su explosión. De su reconversión a Halcón. Y por delante, un mínimo de 10 partidos (seis de Liga, final de Copa y tres del Mundial de Clubes). Está a tiempo.
Más que un cañonazo
Aunque su partido, como su temporada, no se define, sólo, a cañonazos. No le importó jugar 84 minutos como carrilero para lucir también en campo contrario. Amén de ser el máximo rematador del partido, también lideró, junto a Modric, en envíos en el último tercio (25), tuvo un 93% de acierto en el pase con 66 completados, puso tres centros, despejó tres balones, ganó los tres duelos aéreos que afrontó y solo Tchouameni (siete) superó sus cinco recuperaciones. El mejor resumen, el de Ancelotti: “Fue la llave”. Por el gol y por todo lo demás. Brilló como lateral, decidió como centrocampista.
¿Y en la Cartuja?
Jugar, jugará. De inicio. Eso es seguro. Lo harán Valverde y diez más. Como siempre. Para muestra, sus 51 partidos (único en superar el medio centenar) y 4.282 minutos (el segundo es Mbappé: 4.023′). La pregunta es el dónde. Porque a Ancelotti le convence como dos. Por su aportación defensiva y sus pulmones para poder incidir en ataque. No fue casualidad la alineación ante el Athletic. Tampoco que Camavinga ejerciera como tres. El cuerpo técnico quería volver a probar como laterales reconvertidos y les gustó el resultado. De manera que para la final de Copa ante el Barça, Valverde como carrilero es más que una opción. Como Supermán, está en todas partes.
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