Baloncesto
Maite Cazorla: “La Euroliga es un sueño que cuesta mucho”
Maite Cazorla (Las Palmas de Gran Canaria, 1997) vivió el pasado domingo 13 uno de los días más felices de su carrera. La base del USK Praga (28 años y 1,78 m) conquistó por primera vez la Euroliga tras vencer en la final del Príncipe Felipe de Zaragoza al CBK Mersin (53-66). Una victoria enorme tras una Final Six complicada por su problema en la rodilla en cuartos ante el Schio, su ausencia en semifinales frente al Fenerbahçe por las molestias y sus minutos limitados contra las turcas. Y también emocional, con muchas lágrimas abrazada a la también española María Conde, lesionada desde el pasado enero por una rotura del Aquiles. “Es una líder”, asegura a AS Cazorla sobre su compañera.
La jugadora española, que ganó con el Praga su primera Euroliga, habla con AS sobre la consecución del título y el verano con la Selección.
Maite Cazorla (Las Palmas de Gran Canaria, 1997) vivió el pasado domingo 13 uno de los días más felices de su carrera. La base del USK Praga (28 años y 1,78 m) conquistó por primera vez la Euroliga tras vencer en la final del Príncipe Felipe de Zaragoza al CBK Mersin (53-66). Una victoria enorme tras una Final Six complicada por su problema en la rodilla en cuartos ante el Schio, su ausencia en semifinales frente al Fenerbahçe por las molestias y sus minutos limitados contra las turcas. Y también emocional, con muchas lágrimas abrazada a la también española María Conde, lesionada desde el pasado enero por una rotura del Aquiles. “Es una líder”, asegura a AS Cazorla sobre su compañera.
¿Qué tal sienta que la llamen campeona de Europa?
Es un sueño (ríe). Ha pasado todo muy rápido. Es emocionante e ilusionante haberlo conseguido.
¿Cómo fue el recibimiento en Praga?
Fuimos a la televisión. La mayoría de las que hablaron fueron las checas. Hubo alguna pregunta en inglés, pero yo me escape, menos mal (ríe). No hemos hecho mucho, la verdad. Cuando ganamos, el equipo lo celebró en la pista y nos fuimos de fiesta, pero al día siguiente teníamos que viajar temprano a Praga. Y, ahora, jugamos las finales de la Liga, así que tampoco daba tiempo a celebrarlo por todo lo alto.
No para el baloncesto…
Exactamente. Cuando logras algo bueno, no te deja celebrarlo como a ti te gustaría; y cuando es algo malo, puedes pasar página rápido. Estamos muy contentas, aunque puede que no lo hayamos celebrado como nos hubiera gustado.
No sé es si todavía le queda alguna lágrima…
¡Madre mía! ¡No! No pude parar de llorar. Todo empezó en semifinales, que no jugué porque me hice daño en la rodilla. Venía tocada y en cuartos noté un pinchazo y… no. Traté de calentar antes de las semifinales contra el Fener (Fenerbahçe), pero tenía mucho dolor. Y ver el encuentro desde fuera, con la impotencia, pero con el partidazo que hizo el equipo… no podía parar de llorar. Encima vi a María Conde que tampoco podía parar de llorar… Y en la final también porque es un sueño que cuesta mucho. No es fácil quedar campeonas de la Euroliga. Es muy complicado, un sueño y he trabajado mucho para llegar hasta aquí. Eran lágrimas de emoción, de haberlo conseguido.
Aterrizan en la Final Six de Zaragoza por el camino largo, con un partido más, el de cuartos. Y los rivales en el horizonte son unos auténticos ogros. Viendo ese escenario, del 1 al 10, ¿Cuánto confiaban en alcanzar la corona?
Un 6-7. Iba con confianza. La idea era vamos a ganar el primer partido, el del miércoles, en el que siempre hay nervios porque si perdíamos, nos íbamos para casa. Daba igual quien tocara después. Llevamos un mes sin jugar Euroliga, solo partidos de nuestra Liga, que no es muy buena. Teníamos la incertidumbre de cómo íbamos a reaccionar. El talento lo tenemos. Nos conocemos. Sabemos que podemos hacerlo, pero hay que hacerlo. Una vez que ganamos el primer partido, llegaba el Fenerbahçe, el favorito, sin nada que perder, nada de presión. Ya habíamos jugado contra ellas durante la temporada y lo teníamos cerquita, eran dos, tres detalles. Estamos en buen camino. Ellas tenían la presión, eran las que deberían ganar, pero a un partido, a 40 minutos, todo puede pasar y el equipo hizo el mejor partido de todo el año. Fue increíble. Una lección.
Y llega la final…
Sabemos que será un duelo difícil, que tenemos que jugar otros 40 minutos, pero vamos con ese plus de confianza de que va a ser nuestro si hacemos las cosas como hay que hacerlas.
Creció del 6 al 10 poco a poco…
Efectivamente. Bueno, no le ponga un 10, ponle un 9 (ríe).
Sufre un problema en la rodilla en el primer cuarto del primer partido ante el Schio italiano. No sé si se le cae un poco el cielo encima.
Un poquillo… Durante ese partido estaba un poco tranquila porque estaba todo controlado. Sabía que no iba a poder ayudar, ni dar descanso, pero todas las jugadoras que salieron, sobre todo en las semifinales y en la final, aportaron. Todo sumó. El hecho de que ni Conde ni yo estuviéramos, puede que hiciera que el grupo diera un paso hacia adelante. Un pasito más todo el mundo para poder ayudar.
Y frente al Fenerbahçe, sin minutos. Se dice que se vive más nervios fuera que dentro de la cancha. ¿Es verdad?
Pufffff… Sin duda. Estaba muerta de nervios. Tenía mucha adrenalina, no paraba de levantarme del banquillo, de animar, de gritar… Se pasa mucho peor, sin duda. Cero dudas.
¿Cuánto tuvo que esforzarse por jugar en la final?
No lo sabía hasta que fui a calentar. Tuve la suerte de tener a mi fisio, de ver a otro fisio que conocía en España, en Zaragoza. Y todo fue, bueno, vamos a ver sensaciones durante el calentamiento. Si puedo ayudar al equipo bien y si veía que era mucho dolor, no. Tenía molestias, no estaba al 100%, pero era algo que me permitía jugar. Que podía aguantar sobre la cancha. Sabía también que la rotación iba a ser corta, de un par de minutos porque no estaba al nivel, ni mi cuerpo estaba preparado para jugar cinco minutos seguidos. Era un poco ayudar. El hecho simplemente de poder estar en pista y disfrutarlo con el equipo porque la otra final de la Euroliga que jugué (con el Perfumerías Avenida en 2021), estuve cinco minutos y me lesioné. No sé qué me pasa con las Final Four, las Final Six que mi cuerpo no las tolera (ríe).
¿Cómo vive jugar tan pocos minutos? Porque ha estado más de 25 minutos de media en cancha durante esta temporada Euroliga. ¿Cómo se adapta? ¿Modifica su rol?
Efectivamente. Lo primero es saber que no estás al 100% y, aun así, confiaba en que fuera suficiente para ayudar al equipo. Hay que ser consciente del nivel al que estás. Tampoco forcé al 100% en todas las acciones porque no sabía si mi rodilla podía aguantarlo. Tenía que equilibrar un poco: un esprint aquí, un poco más de esfuerzo allí… con esa experiencia que poco a poco voy ganando para saber cuándo debo forzar y cuando no.
Imagino que ayuda y relaja saber que el equipo responde sin usted y sin María Conde.
Sí. Te relaja y te da plena confianza saber que el equipo va a darlo todo si tú no estás. Y que, si estás, va a estar muy agradecido.
Ganar la Euroliga siempre es enorme, pero con María Conde lesionada, ¿le daba un punto de más importancia?
Sí. De ahí también las lágrimas. Eran por ella. No es fácil sufrir una lesión larga, estar ahí, en el banquillo sin poder ayudar al equipo. Si que es verdad que María, y se lo dije a ella, es una líder tanto dentro como fuera del campo. Nos iba a ayudar gritando, dando instrucciones del scouting. Tiene una Euroliga en su bolsillo. Me alegré un montón por ella. Creo que ella se lo merecía. Todo el equipo se merecía acabar el año así, con un buen sabor de boca.
¿Cuánta liberación tiene ahora tras perder en 2021 con el Perfumerías?
Ufff… Está Euroliga es el cúmulo de todas las experiencias vividas y del trabajo que me ha llevado hasta aquí. Tengo una Euroliga que no es nada fácil. Y ahora no me voy a conformar aquí. Esperemos que lleguen más.
Natalia Hejkova, su entrenador, se va, con seis euroligas, toda una institución…
¡Qué fuerte! ¡Sí! Sabía que tenía, pero hasta que ella me lo dijo… ¡Seis! ¡Qué pasada! No ha perdido ninguna final. Es una leyenda. Seis con diferentes equipos.
Y ahora el Eurobasket.
Muy ilusionada. Primero, hay que trabajar antes de que llegué el Eurobasket. Es lo que toca, seguir formando un equipo en el que ha habido muchas incorporaciones nuevas en noviembre y en febrero. Seguir conociéndonos un poco más. España va a competir. Siempre lo hace y eso haremos. No va a ser fácil porque nos ha tocado un grupo que no es fácil. Tenemos que ir partido a partido. Pero, lo primero, es el trabajo, la concentración y los torneos que haya. Esperemos dar muchas alegrías.
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