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Manuel Pablo: “Disfruté a Djalminha y sufrí a Ronaldinho, eran dos magos”

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Manuel Pablo García Díaz (Bañaderos, Las Palmas, 25/1/1976) llegó al Depor con 22 años y aquí sigue. Segundo jugador con más partidos en la historia del club (482), fue campeón de Liga y Copa, disfrutó las noches de Champions y los sinsabores de dos descensos que acabaron un año después de nuevo en Primera. Después de colgar las botas con 40 años, en 2017 comenzó su carrera en los banquillos y actualmente tiene al Fabril, filial blanquiazul en puestos de playoff a Primera RFEF. 26 años en el Depor que repasa con AS, desde las grandes alegrías, los palos, rivales, compañeros, ilusiones, la lesión de Giovanella, su inseparable Valerón, el interés del Real Madrid…

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 El canario, actual técnico del filial del Deportivo, repasa su carrera con AS. El intento del Real Madrid por ficharlo, su lesión con Giovanella, el título de Liga, Valerón, su futuro en los banquillos…  

Manuel Pablo García Díaz (Bañaderos, Las Palmas, 25/1/1976) llegó al Depor con 22 años y aquí sigue. Segundo jugador con más partidos en la historia del club (482), fue campeón de Liga y Copa, disfrutó las noches de Champions y los sinsabores de dos descensos que acabaron un año después de nuevo en Primera. Después de colgar las botas con 40 años, en 2017 comenzó su carrera en los banquillos y actualmente tiene al Fabril, filial blanquiazul en puestos de playoff a Primera RFEF. 26 años en el Depor que repasa con AS, desde las grandes alegrías, los palos, rivales, compañeros, ilusiones, la lesión de Giovanella, su inseparable Valerón, el interés del Real Madrid…

La temporada parece que marcha bastante bien, tiene al Fabril peleando por el playoff de ascenso.

La valoración es buena, ilusionante. Creemos en lo que hacemos y con ganas de seguir así y meternos en el playoff de ascenso a Primera RFEF. Nos quedan tres jornadas y no podemos confiarnos. Lo nuestro es una ilusión, no un objetivo. El objetivo es otro, intentar que los chavales ayuden arriba y puedan subir al primer equipo.

Esta temporada ha cambiado la política del club con muchos canteranos cedidos y bastantes fichajes de fuera.

Sí, es un año distinto. El club ha apostado por eso al fichar, pero también por la continuidad de los que venían de juveniles. También están las cesiones, que son una forma para que vuelvan más hechos, más curtidos. Hay una apuesta de cantera trayendo jugadores de fuera que pueden aportar al primer equipo.

El año también ha sido agitado para usted. Empezó en el Juvenil A y subió al Fabril para sustituir a un Gilsanz que lo hizo al Deportivo.

Fue un cambio de ideas. De empezar con un grupo y cambiar. Hay un tiempo de transición y creo que lo hemos logrado, tanto el primer equipo como nosotros.

Abanca y Escotet diseñan un futuro de cantera, supongo que eso incluye a los entrenadores.

Creo que se ha notado un cambio en ese sentido. Han tirado de los entrenadores de la casa para ir cubriendo las posiciones que quedaban vacías. Para nosotros es bonito. Igual que costó hacerlo en su día con jugadores, parece que ahora se puede dar con entrenadores. Para mí es un orgullo estar en el Depor, ya sea en el Juvenil o en el equipo que sea. Me sentía contento y valorado sin necesidad de dar este salto.

Manuel Pablo ante Gareth Bale en un partido entre Deportivo y Real Madrid.Lavandeira jr

Su carrera como entrenador se inició en 2017, prisas no tiene.

Ya sabemos lo que pasa con los entrenadores, es siempre difícil mantenerse. Más en el circuito profesional, pero en las canteras también pasa. Cuando empecé no me marqué ningún objetivo. Estuve dos años de segundo en el Fabril, luego en el Juvenil A con el que jugué la Youth League. Fue un reto importante para desarrollar mis ideas, pero sin marcarme objetivos a corto ni a largo plazo.

¿Puede desarrollar su propuesta como técnico o está muy atada a la metodología del club?

Las metodologías van cambiando siempre y tampoco nos marcan un dibujo claro, hay aprovechar a los jugadores. La filosofía es acortar el aprendizaje de los futbolistas y, sobre todo, hacerlo siendo competitivos. Ves jugadores en fútbol profesional con igual talento o incluso menos que los tuyos, pero que han llegado por ser competitivos. Creo que lo estamos consiguiendo en la cantera, ya desde cadetes.

¿Cuáles son sus referentes como entrenador?

Siempre me han gustado los entrenadores que meten mucho ritmo, como Klopp. Pero hay un equipo que me gusta mucho, el Athletic. Ya no sólo por la política de cantera del club, por la forma de competir. Son de mucho ritmo, aunque se equivoquen y pierdan partidos ves un equipo que reconoces. Eso es lo que quiere un entrenador, que su equipo, con una apuesta u otra, sea reconocible. Teniendo claro también que según vaya la clasificación en algunos momentos tienes que cambiar cosas, aunque en la cantera puedes estirar más todo eso.

Usted llegó procedente del Las Palmas al Depor el siglo pasado (1998). ¿Pensaba entonces que acabaría de entrenador?

Al principio no, para nada. Veo a gente que se sorprende cuando un futbolista dice que no ve partidos, pues yo cuando llegué al Depor de joven veía poquísimos. Prefería pasar el tiempo con los amigos o haciendo otras cosas que estar pegado a la tele. Claro que entonces se retransmitían muchos menos partidos. En mi última época de futbolista cambié y veía Primera, Segunda B o lo que fuera. Mi idea cambió y me empezaron a gustar todos los aspectos del fútbol.

Fue un periodo largo, 18 temporadas para ser el segundo jugador con más partidos en la historia del Deportivo.

Cuando llegué al Depor mi objetivo era progresar. Mi primera idea era darme a conocer, venía de Las Palmas que entonces estaba en Segunda y aquí estaba asentado Armando. Después de entrar, fue ser el lateral titular del Depor. Luego, un lateral importante y después la ilusión de la Selección, que es la que tienen todos los niños desde pequeños.

Hablé con Lendoiro cuando me quiso el Madrid, me dijo ‘no’ y al día siguiente me fui tan tranquilo a entrenar”

Manuel Pablo, exjugador del Depor y técnico del filial

Su carrera tuvo un punto negro por la lesión que sufrió con Giovanella, justo en su mejor momento.

Son cosas del fútbol. En el campo, lógicamente, me lo tomé mal. Pero a las pocas horas lo afronté como otro reto. El objetivo entonces fue volver a ser, al menos, el lateral derecho del Depor otra vez. Me costó, tuve muchos picos de forma y fue complicado encontrar la regularidad. Yo era un jugador muy físico y perdí algo de esa velocidad, pero lo suplí ganando cosas tácticamente.

Aquel percance le dejó sin jugar el Centenariazo y el Mundial de 2002 de Corea y Japón.

En el momento de la lesión me acordé, sobre todo, de la Selección. Son cosas que pasan. Sé que estaba siendo el lateral derecho titular de la Selección, pero… Volví a ir tras las eliminatorias de Champions ante Milán y Oporto en 2004, pero no me salió bien el partido y no volvía a ir.

Un poco antes tuvo lugar el intento del Real Madrid de ficharlo por 4.000 millones de pesetas (24 millones de euros).

Yo estaba muy contento en el Depor, la verdad. Pero era una situación muy bonita para el Depor y para mí, podíamos salir beneficiados los dos. Creo que me llegó la oferta porque había hecho las cosas bien, pero no sucedió y bueno… No era cuestión de forzar, yo no soy así. No me quejo de la lesión ni me lamento de eso para nada. Era feliz en A Coruña y sigo siendo feliz en A Coruña.

¿Fue de cara con Lendoiro con la oferta?

Sí, porque creía que podíamos salir beneficiados los dos. El Real Madrid me insistió a ver si podía desenquistar esa situación. Pero la conversación con Lendoiro fue muy simple: ‘presi, es una buena situación para los dos’. Él me contestó que ‘estamos compitiendo con ellos, son rivales directos. Eres muy importante para competir en Liga y Champions y no voy a dar ese paso’. Me marché tan tranquilo y al día siguiente, a entrenar. Fui una conversación muy corta y lo entendí.

Años después le tocó estar en el otro lado de mesa para negociar primas y demás con Lendoiro como capitán.

Sí, y mis contratos (risas…). Normal. Creo que sacamos lo que era justo para cada uno. Siempre existe un tira y afloja, pero nos entendimos porque al final queríamos lo mismo.

Manuel Pablo, dirigiendo un entrenamiento del Fabril, filial del Deportivo.Jesus Sancho (Sanchofoto)

Y ahora, ¿han negociado ya con el club la prima de ascenso del Fabril a Primera RFEF? Le toca otro buen hueso, Juan Carlos Escotet.

(Risas…). Para los chavales hay primas por objetivos. Para el cuerpo técnico sí que tenemos que negociarlas, pero es algo normal. Cuando haces bien las cosas, pues se premia. Casi todos los contratos hoy en día bajan si desciendes, por ejemplo.

El tiempo vuela y dentro de muy poquito se van a cumplir 25 años de la Liga que ganó el Deportivo.

Sí, me lo dijeron el otro día. Son recuerdos tan bonitos que parece todo más cercano, la verdad. Ahora hemos vivido una etapa no tan buen, mala, que hace que esas cosas bonitas te parezcan más cercanas. 25 años… prefiero ni pensarlo. Fue impresionante, sobre todo la fiesta de después. Como la ciudad se unió al equipo, una fiesta de felicidad plena.

¿Cómo recuerda esa temporada 1999-2000? ¿De disfrutar el camino o sufrirlo?

Buff… no sé. La presión, la verdad, nos la metimos nosotros solos por estar ahí. No era nuestro objetivo ni partimos con esa meta. Para mí era el segundo año en el club. En el primero habíamos logrado UEFA después de coquetear con el descenso el año anterior. No era el objetivo, pero cuando te ves toda la temporada primero la presión empieza a pasar factura. Tuvimos mucha en la segunda vuelta. Pero al final era una presión bonita, competías por algo que ni soñabas. Esa es una presión bonita, no la que viví años más tarde por no descender.

En esa época jugaron cinco años seguidos de Champions y se quedaron con la miel en los labios en la semifinal de 2004 con el Oporto. ¿Qué le faltó al equipo?

Pues que éramos un buen equipo, pero tal vez no un gran equipo. Teníamos una buena plantilla, con alguna estrella, pero no muchas. Un buen equipo que tenía que hacer todo muy bien para estar ahí arriba. Las hicimos, pero nos faltó esa calma, acierto, estrellas que te resuelvan un partido… Con el Oporto las expectativas eran muy altas, pero para mí jugamos un buen equipo contra otro buen equipo. 0-0 allí y 0-1 en Riazor de penalti. Competimos bien, pero ellos sacaron más de nuestros errores. Luego fueron campeones.

¿Sacó algo de aquel Oporto que entrenaba Mourinho para su futura etapa de entrenador?

Mourinho no es el perfil de entrenador que me gusta, pero saco la manera de competir que tenía. No sólo es jugar bonito, hay que tener más cosas. Hizo un equipo muy competitivo y muchos de aquellos jugadores que tenían llegaron muy lejos.

Le doy mucho más mérito al ascenso a Primera del Deportivo en 2013 que a ganar LaLiga”

Manuel Pablo, exjugador del Depor y técnico del filial

Hablaba antes de la fiesta tras el ascenso. ¿Había tanta fiesta como se dice en el Deportivo de aquella época?

(Risas…). Sí, para que lo vamos a negar. Había mucha fiesta porque el equipo iba bien, arriba, la afición siempre estaba contenta… Pero siempre con responsabilidad, dentro de lo que cabe. No salíamos dos días antes de un partido, por ejemplo. Sí después de los partidos, pero porque las cosas iban bien; es la realidad. Sabíamos entender que cuando las cosas salían mal había que replegar velas. Los jugadores de hoy tienen que tener más cuidado por los móviles, las redes… Igual te sacan una foto un día que has ganado, que va todo bien, la guardan y sale justo cuando va todo mal.

¿Pensó alguna vez que hubiese sucedido en aquella época si hubiesen existido los móviles con cámara?

Claro, por eso digo que ahora es difícil para los chavales en ese sentido. Todos hemos sido jóvenes. El Depor, que ahora está en una situación tranquila, pueden salir un sábado o domingo después de jugar. Por qué no. Creo que te puedes cuidar y disfrutar.

En aquella época, incluso había veces que salían de noche después de los partidos con el equipo rival.

Sí, porque los rivales también salían, no sólo nosotros (risas…). A veces aprovechábamos nosotros fuera de casa y otras salían ellos en Coruña. Nosotros aquí salíamos porque ganábamos muchas veces, ellos… (risas…). Hoy en día es más difícil porque lo que te comentaba y porque todo se magnifica. Se magnifica mucho y es difícil para los chavales.

¿Cree que ahora los futbolistas se cuidan más?

Sí, sin duda. El fútbol ha cambiado mucho y ahora es más físico. Antes podías llegar en pretemporada un poco pasado de peso o bien de peso pero algo flojo de entrenamientos. Hoy en día, y lo veo todas las pretemporadas, casi todos llegan como atletas. Saben que si no estás tú, viene otro detrás. El fútbol ahora es muy competitivo y físico. Aunque tengas calidad como no estés bien físicamente, te pasa otro por delante. Y si te ganan esa batalla, luego es complicado recuperarla. Sus vacaciones no son las que teníamos nosotros, que te dejabas ir un poco. También porque las pretemporadas antes eran más largas, ahora están más comprimidas por el calendario. Ni tienes tantos días y casi ni puedes disfrutar.

En 18 años en la élite le dio tiempo de enfrentarse a muchos cracks, desde Ronaldo a Messi o Cristiano. ¿Con cuál se queda?

Pues te pongo los dos extremos. Disfruté como nunca jugando con Djalminha y sufrí igual con Ronaldinho. Eran jugadores que disfrutabas sólo viéndolos en el calentamiento. Eran dos magos. Luego unos cuantos más como Ryan Giggs o Munitis, que también me las hizo pasar mal. Pero el más bonito de ver de frente era Ronaldinho.

Manuel Pablo sufrió una fractura de tibia y peroné en septiembre de 2001.LALO VILLAR

Uno de los entrenadores contra los que jugó más veces es Caparrós, que también lo tuvo en el Deportivo. ¿Cómo recuerda aquellas dos temporadas?

Fue un cambio de idea del club después del último año de Jabo Irureta. El club había ido perdiendo jugadores muy importantes como Mauro, Fran o Naybet… insustituibles. El club pensó en un cambio de guardia y Caparrós había sacado muchos jugadores en Sevilla. Nos costó adaptarnos, era otra forma de trabajar. Era un entrenador muy competitivo y que analizaba muy bien a los rivales.

Esa caída fue paulatina y acabó con descenso a Segunda en 2011. Un jugador como usted, campeón de Liga, internacional y acostumbrado a Europa, ¿cómo lo vivió?

No te lo crees, no te haces a la idea. Ibas viendo que no estabas en la parte alta. Con Caparrós aún quedaban también Scaloni o Sergio. Luego vino Lotina y ya quedábamos Valerón y yo, pero nos metimos en Intertoto y nos clasificamos para UEFA. Vuelves a ilusionarte, a pensar que ya estamos ahí otra vez. El año anterior a bajar acabamos la primera vuelta quintos y llegó la grave lesión de Filipe Luis, a partir de ahí el equipo se cayó. Con esa lesión se vio que había un jugador muy importante y acabó en el Atlético de Madrid. Al año siguiente bajamos, pero estando abajo no entrábamos en descenso. Nos vimos en la última jornada y no nos lo creíamos. Fue un duro golpe para todos. La afición se quedó paralizada en en Riazor, no se lo creía. Nosotros igual.

Ascendieron al año siguiente. ¿Se quitó un peso de encima?

Sí, sí. Teníamos a Guardado, Aranzubia, Riki… Un equipazo, aunque costó mucho. Ascendimos a falta de dos jornadas. Pero era un equipo hecho para el ascenso, fue diferente en 2013. A ese ascenso le doy mucho más mérito que a ganar LaLiga. Esa pretemporada en Monforte éramos ocho, pero sabiendo que Aranzubia se iba, Zé Castro igual, Aythami, Ayoze… Realmente estábamos Laure, Juan Domínguez, Bergantiños y yo con chavales de Tercera de la cantera. Ese verano pensaba a ver si no descendemos. A ver si fichamos bien porque somos el Depor y nos metemos en playoff. No teníamos un gran equipo, pero hicimos las cosas bien, estábamos comprometidos y teníamos muy claras las ideas que nos transmitía Fernando Vázquez. Nos costó porque teníamos nuestras limitaciones.

Por si fuera poco, cambiaron de presidente a mitad de LaLiga. Se marchó Lendoiro y llegó Tino Fernández.

Sí, sí. Además, estábamos en Concursal. Los meses después del descenso fueron muy complicados. Me acuerdo que en la primera vuelta nuestros delanteros eran Luis Fernández y Borja Bastón, ninguno había jugado en Segunda. Luego fueron llegando Antonio Núñez, Arizmendi o Marchena. Pero se fueron sumando al proyecto, no empezando.

Nombraba antes a Filipe Luis, que ahora es entrenador. Sergio, Ramis, Scaloni, Víctor… usted. El Depor es una buena fábrica de técnicos.

Súmale a los Claudio, Manjarín, Jaime, Munitis… un montón de ellos más. Pero creo que es algo que sucede en todos los clubes. Al final estás muchos años en el fútbol y si te sigue picando ese gusanillo puedes acabar entrenando.

Sé que ahora lo que se lleva son los números; los míos eran llegar y centrar, llegar y centrar”

Manuel Pablo, exjugador del Depor y técnico del filial

¿A cuál le gustaría enfrentarse cuando entrene en Primera?

(Risas…). Si llego ya estaré tranquilo, satisfecho ya estoy. Disfruto del momento y no sé a dónde me llevará esto, no me marco objetivos. Está claro que siempre quieres progresar, pero somos muchos. Tantos, que las edades varían de 30 a 70. Hay entrenadores a doquier.

Uno de los entrenadores que no está ahora trabajando es Valerón, del que usted fue segundo en el Fabril que ahora entrena. ¿Qué se pierde el fútbol sin el Flaco?

Pierde a una persona compresiva con todo. Con el juego, con los jugadores… Una persona que siempre va a querer lo mejor para sus futbolistas y que a la vez es competitivo. Se pierde a alguien que cree en la cantera. El tiempo que estuvimos justos hicimos debutar a muchos jugadores del Juvenil que fue campeón de España. Es un entrenador que tiene en su cabeza ese proceso de formación.

Cuando se rompió el tándem Valerón-Manuel Pablo fue casi todo shock en A Coruña. En el Depor fueron siempre casi como una pareja de hecho.

(Risas…) Sí, somos una pareja de danza, aunque nuestros caminos se hayan separado. Siempre hemos estado muy unidos en todos los sentidos. En lo futbolístico a nivel de ideas, y todavía más a nivel humano. Aunque ahora estamos lejos, estamos unidos en las ideas y en cómo pensamos.

Usted se retiró con 40 años. ¿Cómo lo recuerda? ¿Lo decidió o le ayudaron a irse desde el club?

Me lo tomo como algo que estaba ahí. A lo mejor lo quería alargar porque estaba contento. Pero no me lo tomo como una decisión que no supiera que podía pasar. Puede que yo no supiera tomarla en un momento dado. Los compañeros te animan, te miman, te ven cómo entrenas el día a día… Es cierto que esa temporada ya no jugaba nada, pero creía que podía ayudar en otras cosas. Tu experiencia, un partido determinado… Me lo tomé como un proceso natural. Me despedí más tarde de la afición y fue igual de bonito. Ver a mis compañeros en el vídeo que me hicieron, a Riazor animándote…

Por dejar de marcar goles no fue (hizo cuatro en su carrera).

(Risas…). Por eso no, a pesar de que tenía un buen golpeo. Fui un lateral al que le gustaba mucho doblar por fuera, es algo que intento inculcar ahora a los chavales. Por eso llegaba poco a zonas de dentro, aunque alguna vez aparecía una oportunidad y golpeaba. Sé que ahora se llevan los números, los míos eran llega y centrar, llegar y centrar. Explotaba mucho mi velocidad.

Termino con una pregunta sobre un debate que está muy vivo en A Coruña, la renovación de Gilsanz.

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Creo que está haciendo un trabajo impresionante. Se lo ha ganado por resultados. No entendería otra cosa, pero no soy yo el que tiene que tomar las decisiones. Es mi opinión, no sé lo que piensan los demás. Es parte de lo que hemos estado hablando, te reconocen por lo que haces, para bien o para mal. Luego te pueden gustar más o menos las ideas, pero con su trabajo él se ha ganado continuar.

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