Deportes
Un apagón inesperado
“Tendremos que buscar otra manera de jugar, un fútbol más vertical. Kroos es insustituible”. Esa fue la idea que Ancelotti esbozó aún en pretemporada cuando se le preguntaba, en cada rueda de prensa, por cómo afrontaría un nuevo reto con tan poco centro del campo pero tanta dinamita arriba, más aún con la llegada de Mbappé. El técnico no vio tanto problema en ello y pensó que un centro del campo de mucho músculo con Tchouameni, Camavinga y Valverde podría sostener al Madrid para que los de arriba solventaran la papeleta. Y así ha sido durante toda la temporada. Poco juego, mucha pegada… hasta que el Madrid dejó de tener punch. El tridente de ataque, Mbappé, Vinicius y Rodrygo, se ha desconectado en los últimos tiempos, y han terminado por desconectar al propio Madrid.
La desconexión de los tres de arriba, Mbappé, Vinicius y Rodrygo, en los últimos meses, ha tumbado a un Madrid también débil en defensa por hacer sitio a los 4 Fantásticos.
“Tendremos que buscar otra manera de jugar, un fútbol más vertical. Kroos es insustituible”. Esa fue la idea que Ancelotti esbozó aún en pretemporada cuando se le preguntaba, en cada rueda de prensa, por cómo afrontaría un nuevo reto con tan poco centro del campo pero tanta dinamita arriba, más aún con la llegada de Mbappé. El técnico no vio tanto problema en ello y pensó que un centro del campo de mucho músculo con Tchouameni, Camavinga y Valverde podría sostener al Madrid para que los de arriba solventaran la papeleta. Y así ha sido durante toda la temporada. Poco juego, mucha pegada… hasta que el Madrid dejó de tener punch. El tridente de ataque, Mbappé, Vinicius y Rodrygo, se ha desconectado en los últimos tiempos, y han terminado por desconectar al propio Madrid.
En concreto desde el 2 de febrero, cuando el equipo jugó (y perdió) ante el Espanyol. Han pasado dos meses y medio de aquello (y 19 partidos) y, desde entonces, el único que ha mantenido cierta regularidad anotadora ha sido Mbappé. El francés ha marcado 11 goles en siete partidos en ese intervalo de tiempo, sí, pero ha desaparecido a la hora de la verdad (excepto con su triplete al City, el único atisbo del verdadero Mbappé). La estrella bleu no ha visto puerta en los últimos cinco encuentros, se ha marchado inédito en los dos partidos ante el Arsenal (en el segundo fue sustituido con un esguince leve), y fue protagonista de una entrada realmente antideportiva frente al Alavés. Desconocido.
Los brasileños, transparentes.
Pero si Mbappé ha desaparecido en los últimos cinco partidos, Vinicius y Rodrygo llevan missing los dos últimos meses y medio. Sólo cuatro goles en esos 19 partidos de Vinicius, y dos de ellos no sirvieron para nada, pues fueron marcados en las derrotas ante Valencia y Arsenal en la vuelta de la Champions y, atención, sólo uno de Rodrygo, que se ha vuelto definitivamente transparente. El del ex del Santos fue marcado en Champions ante el Atlético.
La desaparición del tridente en el momento decisivo ha bastado para enterrar el plan de Ancelotti de sostener al equipo con músculo y aprovechando la pólvora de arriba. También por la escasa implicación defensiva de esos tres hombres de arriba, que han impedido que el Madrid fuera compacto en los momentos decisivos. Eso en defensa. Pero en ataque el cortocircuito ha terminado en incendio. De los tres, ante el Arsenal sólo disparó a puerta en la ida Mbappé, y en la vuelta, sólo Vinicius. Ninguno de los tres marcó. Y en octavos, sólo Rodrygo lo hizo en la eliminatoria ante el Atlético. Así, la cosa se complica.
El Madrid se ha venido abajo definitivamente coincidiendo con el bajón de sus tres hombres de ataque. Tanto, que de los últimos 19 partidos sólo ha conseguido ganar diez. Por lo demás, han sido seis derrotas y tres empates. Y, más definitivo aún, sólo ha conseguido ganar uno de los últimos cinco partidos: ante el Alavés, el encuentro en el que Mbappé fue expulsado por roja directa. En esos cinco últimos enfrentamientos el tridente sólo ha visto dos goles de Vinicius (los intrascendentes ante Arsenal y Valencia). Y sin tridente, está claro, no hay paraíso.
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