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Klopp es el tapado
Y de repente, Klopp. Viejo deseo, eterno deseo. Rock & Roll contra el bajón. Y una opción muy posible. Porque las posturas son muy, muy similares. Jürgen dejó los banquillos porque necesitaba parar, pero los despachos no son lo suyo. Y tan sólo ha necesitado cuatro meses para darse cuenta. Desde el 1 de enero es Director Global de Fútbol de Red Bull: una especie de representante de la marca, como un activo para buscar jugadores y estar cerca de las plantillas. En definitiva, un cargo extraño… y en el que no es feliz. Es vox populi. Tal es la situación, que ya está sopesando la posibilidad de volver a entrenar: a corto plazo sólo aceptaría los banquillos de Brasil o el Real Madrid. Bingo. Porque el segundo, llama a la puerta.
Y de repente, Klopp. Viejo deseo, eterno deseo. Rock & Roll contra el bajón. Y una opción muy posible. Porque las posturas son muy, muy similares. Jürgen dejó los banquillos porque necesitaba parar, pero los despachos no son lo suyo. Y tan sólo ha necesitado cuatro meses para darse cuenta. Desde el 1 de enero es Director Global de Fútbol de Red Bull: una especie de representante de la marca, como un activo para buscar jugadores y estar cerca de las plantillas. En definitiva, un cargo extraño… y en el que no es feliz. Es vox populi. Tal es la situación, que ya está sopesando la posibilidad de volver a entrenar: a corto plazo sólo aceptaría los banquillos de Brasil o el Real Madrid. Bingo. Porque el segundo, llama a la puerta.
Klopp se marchó del Liverpool antes de tiempo. Lo dejó, porque necesitaba dejarlo. Una decisión histórica y un bombazo mundial. Tenía contrato hasta 2026, pero a principios de 2024 comunicó que esa sería su última temporada. Tras ocho temporadas y media, bye. “Entiendo que puede ser un shock, pero puedo explicarlo. Amo absolutamente todo en este club, la ciudad, los aficionados… Amo al equipo y al staff, pero me estoy quedando sin energía. Estoy bien, simplemente no me siento con fuerzas para hacer este trabajo una y otra vez. Después de tantos años, merecíais que os dijera la verdad”, anunció en su emotivo vídeo de despedida.
“No sé cómo me sentiré más adelante”
“Si me preguntáis, ¿volverás a trabajar como entrenador? Ahora mismo os diría que no. Pero obviamente… no sé cómo me sentiré más adelante, porque nunca he estado en esta situación. Lo que sí sé es que, definitivamente, jamás dirigiré a un equipo en Inglaterra que no sea el Liverpool”, zanjó. Y Klopp emprendió un nuevo camino. Nunca caminará solo, pero sí dejó de hacerlo en Anfield. Y se marchó, aunque en sus últimos destellos reside el quid de la cuestión. “No sé cómo me sentiré más adelante”. Él mismo asumió que no podía garantizar mucho, porque se lanzaba a un vacío desconocido. A otro hábitat. Y apenas cuatro meses después de entrar en Red Bull, ya sopesa dejarlo.
Brasil o el Real Madrid
Klopp no es feliz en este nuevo rol. Simplemente no es lo suyo. Tal vez podría encajar en otro despacho, en otra institución. Tal vez. Es una incógnita. Pero es evidente que el cargo de Director Global de Fútbol de Red Bull no le hace vivir con alegría. Levantarse con ilusión. No, este no es. Y sopesa dejarlo. Nunca habría problemas de contratos: al firmar, quedó apalabrado que Red Bull siempre le facilitaría una salida en caso de que quisiera volver a los banquillos. Jürgen no ha tomado aún esa decisión. No es algo tajante. Pero desde su entorno ya se confirma que, a corto plazo, estaría dispuesto… en caso de recibir una propuesta de la Selección brasileña o el Real Madrid. Sus debilidades. Jürgen acepta escuchar una propuesta; de momento, espera.
¿Qué va a pasar con Ancelotti?
Que necesita un milagro para seguir en el Real Madrid. Porque decir que lo tiene muy difícil es quedarse corto. Es una cuestión de que desde dentro del club existe el sentimiento de que es el momento de girar el volante. En general. Ahora bien, no está todo decidido: de ganar Liga y Copa, daría un golpe sobre la mesa. Cogería aire hasta el Mundial de Clubes. Y ahí podría certificar la remontada de remontadas. Ancelotti tiene pocas opciones, pero aún tiene opciones. Entre tanto, el club continúa debatiendo cuál sería el nombre apropiado en caso de que saliera. Sin fichar, sin dar más pasos de la cuenta. Pero sin pararse. Y es en esa margarita donde aparece el nombre de Klopp. Todo apunta a que el recambio sería él, o Xabi Alonso.
Déjà vu de 2015
Klopp pudo terminar en el Bernabéu hace justo una década. Y casualidades de la vida, para suplir a Ancelotti. Sólo había pasado un año de la Décima, pero el Real Madrid se quedó en blanco: segundo en Liga, eliminado en semifinales de Champions (Juventus) y en octavos de Copa (Atlético de Madrid). Y eso es sinónimo de despido. Pasó con Pellegrini, Mourinho y hasta con Carletto. Es, precisamente, el runrún de esta temporada. El Madrid abrió un casting de entrenadores, encabezando por una icónica demanda de Florentino: “Debe hablar un perfecto castellano”.
Algo que dio la vuelta al mundo y llegó hasta los oídos del mismísimo Klopp, que protagonizó una reacción histórica en su rueda de prensa de despedida con el Dortmund. Al ser preguntado por el interés del Real Madrid y este requerimiento, esbozó: “¡Una cerveza, por favor!”. Sí, en perfecto castellano. Y rompió a reír, al más puro estilo Jürgen. La cuestión es que su fichaje no terminó cuajando: el escogido fue Rafa Benítez, siendo el resto historia. Klopp, que había entusiasmado por su andadura en el Dortmund, terminó en el banquillo de Anfield, donde vivió ocho temporadas y media. Hasta que lo dejó de manera abrupta. Y por necesidad.
Calma tensa
No hay nada cerrado, ni siquiera avanzado. Pero Klopp es una seria opción para suceder a Ancelotti. Está, formalmente, sobre la mesa. El Real Madrid ya estudia opciones y todo apunta a Xabi Alonso… o él. En caso de que Carletto no siga la temporada que viene, algo que está por ver. Depende de la Liga y la Copa. Sus salvavidas hasta el Mundial de Clubes, donde el tablero se pondría candente. No hay nada decidido, pero sí sobrevuelan alternativas. Posibilidades. Y entre ellas, está la de Klopp. Un viejo deseo, un eterno deseo. Alguien que ya mira de reojo su regreso a los banquillos. Y de frente, en caso de ser Brasil o el Real Madrid. Es el as bajo la manga. La carta que no se ve, pero está en la partida. El tapado.
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