La mejor remontada de Roncero: «Les obligamos a dejar todo hasta el último aliento»

«A mí nadie me lo tiene que contar. Yo estuve esa noche mágica ante el Borussia Mönchengladbach. Nada menos que un 5-1 de Alemania. Un 5-1 que me parecía irremontable. Ahí estaba, con Juanito al mando, con Camacho y con toda la tropa, con Valdano, con todos los jugadores enloquecidos y sobre todo Carlos Alonso Santillana, mi Charlie. Jugador sideral, un delantero centro único.

Empezó Valdano con dos goles el cuarto de hora. Dos pases con el exterior maravillosos de Juanito, 2-0, minuto 17. Qué locura. En el Bernabéu habían 100.000 personas, todos enloquecidos. Curiosamente, no había tantas piernas. Era solamente,  corazón y coraje, pero faltaba fútbol. Y los alemanes aguantaron nada menos que hasta el minuto 75. Hasta que Santiana, de volea, nada más entrar en el área, pegado el palo, puso el tercero. Quedaba un cuarto de hora, pero ya no había casi ni  pulmones ni piernas.

Pero el Bernabéu, me acuerdo, estaba enloquecido. Cada vez que cogía pelota al Madrid, 100.000 personas: ‘Vamos, vamos, vamos’. Les obligamos a dejar todo hasta el último aliento. Y así fue. Minuto 89, balón que saca de banda Camacho, remata Míchel, le rebotan en el pecho al portero alemán y el balón queda dividido cerca del área pequeña, entra Santiana con dos alemanes de dos metros y con todo el esfuerzo de su vida, con un solo riñón, metiendo la pierna y 100.000  almas empujando de las gradas, entró la pelota.

El éxtasis, el delirio, el 4-0, Juanito pegando botes cuando le cambió a Mancio para que saliera Martín Vázquez, todos llorando en la grada, abrazados, enloquecidos. Para mí, la madre de todas  las remontadas que he vivido. Pues eso, yo lo viví en el Bernabéu y ¿por qué no se va a repetir?». 

La mejor remontada de Roncero: «Les obligamos a dejar todo hasta el último aliento»

«A mí nadie me lo tiene que contar. Yo estuve esa noche mágica ante el Borussia Mönchengladbach. Nada menos que un 5-1 de Alemania. Un 5-1 que me parecía irremontable. Ahí estaba, con Juanito al mando, con Camacho y con toda la tropa, con Valdano, con todos los jugadores enloquecidos y sobre todo Carlos Alonso Santillana, mi Charlie. Jugador sideral, un delantero centro único.

Empezó Valdano con dos goles el cuarto de hora. Dos pases con el exterior maravillosos de Juanito, 2-0, minuto 17. Qué locura. En el Bernabéu habían 100.000 personas, todos enloquecidos. Curiosamente, no había tantas piernas. Era solamente,  corazón y coraje, pero faltaba fútbol. Y los alemanes aguantaron nada menos que hasta el minuto 75. Hasta que Santiana, de volea, nada más entrar en el área, pegado el palo, puso el tercero. Quedaba un cuarto de hora, pero ya no había casi ni  pulmones ni piernas.

Pero el Bernabéu, me acuerdo, estaba enloquecido. Cada vez que cogía pelota al Madrid, 100.000 personas: ‘Vamos, vamos, vamos’. Les obligamos a dejar todo hasta el último aliento. Y así fue. Minuto 89, balón que saca de banda Camacho, remata Míchel, le rebotan en el pecho al portero alemán y el balón queda dividido cerca del área pequeña, entra Santiana con dos alemanes de dos metros y con todo el esfuerzo de su vida, con un solo riñón, metiendo la pierna y 100.000  almas empujando de las gradas, entró la pelota.

El éxtasis, el delirio, el 4-0, Juanito pegando botes cuando le cambió a Mancio para que saliera Martín Vázquez, todos llorando en la grada, abrazados, enloquecidos. Para mí, la madre de todas  las remontadas que he vivido. Pues eso, yo lo viví en el Bernabéu y ¿por qué no se va a repetir?».