Deportes
Los números avalan al ‘parche’ Caparrós

Joaquín Caparrós vuelve a ser la solución de emergencia del Sevilla y sus números en sus dos anteriores aventuras como ‘parche’ en Nervión avalan una decisión que, por otra parte, tiene mucho más de populista que de deportiva. El palco se ha amurallado con la figura del que posiblemente sea el entrenador más querido por una afición que irá predispuesta a animar al equipo contra el Alavés, pero con las cuentas pendientes con la directiva muy presentes.
En sus dos anteriores etapas como solución de emergencia aseguró los puestos europeos que estaban en duda, mientras que ahora debe sellar la permanencia.
Joaquín Caparrós vuelve a ser la solución de emergencia del Sevilla y sus números en sus dos anteriores aventuras como ‘parche’ en Nervión avalan una decisión que, por otra parte, tiene mucho más de populista que de deportiva. El palco se ha amurallado con la figura del que posiblemente sea el entrenador más querido por una afición que irá predispuesta a animar al equipo contra el Alavés, pero con las cuentas pendientes con la directiva muy presentes.
Pero más allá del populismo, Caparrós logró el objetivo de clasificar al equipo para Europa en las dos ocasiones anteriores. Ahora tiene una meta, a priori, mucho menos exigente como es la permanencia, pero también es cierto que tiene a sus órdenes a la que posiblemente sea la peor plantilla del Sevilla que ha manejado desde que entrenó al equipo en Segunda hace 25 años. Y alguno hasta puede albergar ciertas dudas razonables.
En la 17/18 Caparrós cogió al Sevilla que ya había echado a Berizzo y Montella y cuya caída libre no parecía tener fin, haciendo peligrar la participación del equipo en Europa al año siguiente. A falta de cuatro partidos, Caparrós firmó un 10 de 12 puntos ganando a la Real Sociedad, al Real Madrid y al Alavés y empatando con el Betis a domicilio. El siguiente curso pasó a asumir la dirección deportiva para volver a ponerse el chándal a falta de 11 jornadas por la destitución de Machín. Seis triunfos, un empate y cuatro derrotas fue su balance para dejar al equipo metido en una Europa League que ganaría al año siguiente.
Ahora, con 36 puntos y siete partidos por delante, a Caparrós no se le pide más que sellar la permanencia. Para soñar con Europa harían falta unos números como los logrados en su primera interinidad, algo con los que pocos cuentan. Salvo Caparrós.
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